Ciencia
Experimentos con chimpancés y abejorros cuestionan que la transmisión cultural sea exclusiva de los humanos
Los chimpancés y los abejorros pueden aprender una nueva habilidad al observar a otros, lo que se conoce como aprendizaje social, según los resultados de dos trabajos publicados este miércoles en las revistas Nature Human Behavior y Nature. Los hallazgos, obtenidos a partir de una serie de sofisticados experimentos, sugieren que la transmisión cultural acumulativa, que se cree exclusiva de los humanos, podría ser compartida por especies tan diferentes entre sí como un insecto y un primate.
En el trabajo con los chimpancés, el equipo de Edwin van Leeuwen trató de poner a prueba una conocida hipótesis que explica algunos comportamientos culturales observados hasta ahora entre estos primates. Esta explicación alternativa —conocida como ‘zona de soluciones latentes’ (ZLS, por sus siglas en inglés)— defiende que prácticas como cascar nueces se explican porque hay individuos que periódicamente “reinventan” estas estrategias dentro del grupo. Es decir, no es que unos aprendan de otros, sino que la solución está ahí, al alcance de sus intelectos, y terminan llegando a ella.
Para comprobarlo, Van Leeuwen y sus colegas llevaron a cabo un experimento con 66 chimpancés que viven en santuarios en Zambia, alojados en dos grupos separados. A los chimpancés se les entregó un rompecabezas mecánico, similar a una máquina de vending, que requería tres pasos para abrirse y ofrecer una recompensa de comida. El animal tenía que tomar una bola de madera, sacar un cajón del dispositivo, introducir la bola y cerrarlo para obtener unas nueces que salían por otro agujero de la máquina.
Lo que comprobaron en primer lugar los investigadores fue que los chimpancés no eran capaces de llegar a la solución por su cuenta. Después de tres meses de exposición al dispositivo, ninguno de ellos había desarrollado las habilidades necesarias para abrirlo y conseguir las nueces. A continuación, los autores entrenaron a un chimpancé de cada grupo para abrir el cajón y completar la prueba y, tras devolverlo con los suyos, observaron si los otros chimpancés desarrollaban esta habilidad en un plazo de tres meses. Al final del proceso, 14 de los 66 chimpancés repartidos en los dos grupos desarrollaron la capacidad de abrir el cajón y todos habían visto a otro chimpancé abrirlo al menos 9 veces a una distancia de hasta 1,5 metros.
“Lo que vemos es que los chimpancés parecen ser capaces de aprender de otros miembros del grupo algunas cosas que no pueden inventar por su cuenta”, resume Van Leeuwen. “Esto significa que pueden aprender socialmente comportamientos complejos”. Este resultado lleva a los autores a concluir que las habilidades necesarias para completar la tarea se pueden transferir entre individuos, aunque se necesita más investigación para describir mejor la habilidad de estos animales. “En conjunto —escriben— presentamos evidencia de la hipótesis de que el aprendizaje social en chimpancés es necesario y suficiente para adquirir una habilidad nueva y compleja después de la innovación inicial”.
Al principio, es uno el que empieza y todos copian de él, pero llega un momento en que otros copian de otros y se establece una cadena
“Al principio, es uno el que empieza y todos copian de él, pero llega un momento en que otros copian de otros y se establece una cadena”, explica el español Josep Call, investigador de la Universidad de St. Andrews y autor principal del artículo. “Es importante, porque, una vez que uno ya lo sabía hacer, los otros lo copiaron, lo que es una evidencia clara de aprendizaje social de una conducta”.
El aspecto más relevante del estudio, subraya Call, no es tanto la transmisión de la cultura, que ya fue probada en otros animales, sino lo que nos dice sobre lo que se conoce como “cultura acumulativa”, ya que una de sus propiedades es que debe ser algo que no se pueda inventar de forma espontánea. Y lo que vieron es que estrategias que no están latentes se pueden enseñar entre individuos de otras especies, lo cual es una novedad. El propósito de su equipo es trabajar ahora con comunidades de chimpancés en libertad que tengan una práctica que puedan transmitir de unos a otros, como sacar termitas con una ramita, y probar si esta se puede aprender de la nada o a partir de animales previamente entrenados, como hicieron en este trabajo.
‘Profesores’ abejorros
En un segundo artículo publicado este miércoles en la revista Nature, el equipo de Alice Bridges y Lars Chittka diseñó una caja de rompecabezas para investigar si los abejorros eran capaces de aprender comportamientos más complejos de otros miembros de la colonia. Este sistema constaba de dos pasos en los que las abejas primero debían mover un obstáculo para permitir que se abriera una tapa giratoria, revelando una recompensa de agua con azúcar.
Como pasaba con los chimpancés, las abejas no entrenadas no lograron resolver el rompecabezas de forma independiente mediante prueba y error. En este caso, los autores necesitaron alrededor de dos días para entrenar a las abejas demostradoras para completar la tarea, lo que a menudo requería una recompensa al primer paso. Sin embargo, las abejas no entrenadas aprendieron a abrir la caja en dos fases gracias a estos profesores sin necesidad de una recompensa después del primer paso. Los hallazgos, concluyen los autores, prueban que los abejorros son capaces de realizar aprendizaje social y posiblemente transmisión cultural.
Comprender la cultura humana
En un artículo de análisis publicado en Nature, el investigador de la Universidad de Exeter Alex Thornton considera que, al examinar dos especies notablemente diferentes, los dos artículos arrojan serias dudas sobre la supuesta excepcionalidad humana de la transmisión cultural. “Sin embargo, en lugar de hablarnos sobre la cultura acumulativa en abejorros y chimpancés, una fortaleza de estos estudios podría ser lo que revelan sobre los humanos”, escribe.
“Estudiando a un mono, una rata o un abejorro uno puede comprender mejor a los humanos”, reconoce Josep Call. “Personalmente, no me extraña nada que los abejorros sean capaces de aprender de forma social, hay muchos estudios que prueban la existencia de transmisión cultural”. “En la naturaleza hay algunas muestras de comportamientos complejos que se transmiten entre chimpancés, como atrapar termitas o abrir frutos con piedras, quizá demasiado complejos para que lo descubran por su cuenta, por lo que nuestra sugerencia es que quizá lo hayan transmitido a través de generaciones mediante la cultura, pero es difícil probarlo en la naturaleza y por eso hicimos el experimento”, explica Van Leeuwen.
Si los chimpancés y los abejorros pueden aprender de otros, es poco probable que esta capacidad sea una explicación de la cultura acumulativa distintiva de la humanidad
En opinión de Miquel Llorente, director del Máster en Primatología en la Universidad de Girona, este tipo de estudios no solo arrojan luz sobre la capacidad de otras especies para adquirir habilidades complejas, sino que también ofrece importantes implicaciones para nuestra comprensión de la cultura humana y el comportamiento animal en general. “Este hallazgo refuerza la idea de que el aprendizaje social no es exclusivo de los humanos y plantea preguntas fascinantes sobre las similitudes y diferencias en los mecanismos psicológicos de aprendizaje entre las especies”, explica en declaraciones a SMC España.
“Si los chimpancés y los abejorros pueden aprender de otros lo que no se puede aprender solo, entonces es poco probable que esta capacidad sea una explicación de la cultura acumulativa distintiva de la humanidad”, añade Thornton en su análisis.
“Estos resultados son muy importantes de cara a entender cómo funcionan las culturas de otras especies”, afirma Antonio José Osuna Mascaró, doctor en Biología y especialista en comportamiento animal. En su opinión, es importante destacar que la hipótesis de la zona latente (ZLS) no es incompatible con que existan culturas en otras especies, aunque estas no sean culturas acumulativas, pues podrían existir por medio de la imitación de baja fidelidad.
“Ahora sabemos que el aprendizaje de alta fidelidad (el know how) está dentro de las posibilidades de estas otras especies sin necesidad de que nosotros les enseñemos a hacerlo”, señala Osuna. “Estos resultados apuntan a que si los animales aprenden la imitación de alta fidelidad es porque hacerlo estaba dentro de sus posibilidades, y quizás el entrenamiento para el know-how solo haga más fácil lo que son perfectamente capaces de hacer de forma natural, lo que no dejaría de ser algo irónico teniendo en cuenta que ZLS se refiere a las habilidades latentes”.
AMR/CRM
0