El niño gurú de las criptomonedas, acorralado por sus excolaboradores
El niño gurú de las criptomonedas ha vuelto a casa de sus padres este viernes. La justicia estadounidense ha permitido a Sam Bankman-Fried, fundador de la quebrada plataforma cripto FTX, permanecer confinado en la residencia de sus progenitores en Silicon Valley hasta el comienzo del juicio contra él. El tribunal le impuso este jueves una fianza de 250 millones de dólares, que han pagado sus padres. Su vuelta al hogar familiar es el último capítulo de una saga que ha convertido a este joven de 30 años, hasta hace poco mayor multimillonario de las criptomonedas y gran referencia del movimiento, en su mayor villano.
La quiebra de FTX se ha llevado por delante ya a dos plataformas más pequeñas y dejado en el aire a varias más que habían sucumbido al “criptoinvierno” que asola el sector desde hace un año. El terremoto provocado por su bancarrota ha hecho tambalearse incluso a las más grandes, como Coinbase y Binance. Esta última se vio obligada incluso a congelar las retiradas de depósitos de una de sus criptomonedas propias, volviendo a disparar las dudas de todo el sector. De momento, los gigantes cripto aguantan en pie, expectantes ante el juicio contra su antiguo competidor que se desarrollará en Nueva York. Tras años de colaboraciones y elogios mutuos, le han dado la espalda y esperan una condena que les distancie de su figura.
Bankman-Fried pasó las semanas previas a su detención intentando limpiar su imagen en los medios de comunicación. Su mensaje es similar al que difundió en las redes sociales tras el colapso de su compañía, cuando admitió que la había “cagado”. El niño gurú del movimiento cripto defiende que fue “demasiado descuidado” y cometió fallos en la gestión, pero que no defraudó a sus clientes. Asegura que no es un criminal. Como estrategia o de forma natural, lo cierto es que Bankman-Fried siempre ha cultivado una imagen descuidada, con su característico pelo despeinado, las bermudas y la sudadera como look habitual y llegando a presentarse con los cordones excéntricamente anudados ante el Congreso de EEUU.
Su tesis está, hasta cierto punto, respaldada por el caos que encontró el liquidador de FTX cuando tomó las riendas de la plataforma. “Nunca en mi carrera he visto un fallo tan completo de los controles corporativos y semejante falta de información financiera fiable como ha ocurrido aquí”, declaró John Ray, un gestor especialista en conducir bancarrotas de grandes compañías, como la de la energética Enron.
La declaración será, durante mucho tiempo, la sombra de las empresas del sector cripto. Según los informes de Ray, FTX no tenía libros de cuentas, ni un registro de las cuentas corrientes que manejaba, ni un listado concreto de las personas que tenían acceso a ellas.
Pero Ray también halló una serie de sospechosas transferencias y préstamos entre las diferentes empresas del grupo FTX y las cuentas de Bankman-Fried. Él manifiesta que no se quedó con el dinero de los clientes, sino que todo formaba parte del mismo descontrol. El fiscal federal que lleva su caso no compra su discurso y ha afirmado que “perpetró un fraude de proporciones épicas” durante la primera comparecencia del criptomagnate ante el tribunal este jueves. Le imputa ocho delitos, entre ellos fraude electrónico, conspiración, malversación y lavado de dinero. También le acusa de violar las leyes de financiación de partidos políticos tras sus repetidas y millonarias donaciones a candidatos e iniciativas demócratas.
Perpetró un fraude de proporciones épicas
En la comparecencia del fundador de FTX, el fiscal federal reveló algunas de sus cartas para el juicio. Las más importantes serán dos de los lugartenientes de Bankman-Fried en la plataforma, que este mismo jueves han sido condenados por fraude. Ambos han aceptado declararse culpables con la promesa de una rebaja de sus penas si colaboran en el caso contra su exjefe.
Una es Caroline Ellison, de 28 años, ex directora ejecutiva de Alameda Research. Esta empresa era el brazo inversor del grupo y el propio Bankman-Fried ha manifestado que le prestó 10.000 millones de dólares que los clientes habían usado para comprar criptomonedas en la bolsa de FTX, sin el permiso de estos. Cuando los inversores quisieron recuperar su dinero, encontraron que este había ido a Alameda, quien lo había perdido.
El otro excolaborador es Gary Wang, de 29 años, cofundador de FTX. Ambos se consideran claves para desentrañar el entramado empresarial de Bankman-Fried y la red internacional de inversiones cruzadas que lo terminó llevando al desastre.
El fiscal federal ha revelado al tribunal que tiene más testigos del círculo más próximo del antiguo niño gurú de las criptomonedas dispuestos a declarar. También cuenta con una docena de exempleados de FTX además de Ellison y Wang. “Es un caso muy sólido”, asegura.
Ejemplarizante
Contra las perspectivas de defensa de Bankman-Fried también está el hecho de que se trata del primer gran caso de fraude contra un alto empresario del sector cripto. El dinero de, aproximadamente, un millón de inversores quedó atrapado en FTX tras su sorpresiva quiebra en noviembre. El juicio ha capturado una enorme atención mediática en todo el mundo y esto recaerá también sobre la acusación.
“Todos los fiscales de EEUU se definen públicamente por algunos de los casos más importantes que llevan. Esto estará siempre relacionado con el actual fiscal federal”, ha explicado a la Agencia Reuters el antecesor del actual fiscal federal de Manhattan, el distrito que lleva el caso.
Los términos de la fianza dan una primera orientación de cuál va a ser la posición del fiscal. Los 250 millones de dólares que han depositado Joseph Bankman y Barbara Fried, ambos destacados profesores de la Facultad de Derecho de la prestigiosa Universidad de Stanford (California), son solo una parte de las condiciones. Al fundador de FTX también se la ha colocado un dispositivo GPS en el tobillo y tiene restringido cualquier movimiento fuera de la casa de sus padres o hacer transferencias superiores a mil dólares excepto para pagar a sus abogados. También se le obliga a someterse a un tratamiento contra su drogodependencia y otro de salud mental.
Unas condiciones “altamente restrictivas”, ha reconocido el propio fiscal, que ha revelado que habría denegado la fianza al criptomagnate sino fuera por la buena disposición de este a ser extraditado desde Bahamas a EEUU. Esto ha acortado un proceso que podría haber llevado semanas o meses y ha permitido que el juicio comience rápidamente.
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