Ante empresarios, Guzmán se aferra al programa pactado con el FMI y espera cumplir con las metas del segundo trimestre
El ministro de Economía, Martín Guzmán, almorzó este jueves ante los poderosos empresarios del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) en el hotel Alvear. Sin la presencia de ciertos medios independientes, excluidos de la convocatoria de prensa con el argumento de la falta de espacio, nadie le preguntó el jefe del Palacio de Hacienda por las críticas que le llueven de boca de dirigentes cercanos a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En cambio, sólo hubo cuatro preguntas, sobre la elevada inflación, la suba de tasas de interés y el equilibrio entre crecimiento de la economía y de las reservas, y Guzmán respondió que se aferrará al programa económico que acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y eso que la baja acumulación de reservas en abril y el reinicio de la maquinita de imprimir billetes a fines de ese mes han puesto en duda el cumplimiento de las metas del pacto en el segundo trimestre del año.
Fue el ministro el que dejó algunos mensajes para la interna: “Crecimos en 2021, estamos creciendo en 2022, y podemos seguir creciendo en 2023. Para que eso ocurra es muy importante tener cierta seriedad, racionalidad, programación, entendiendo las distintas restricciones que enfrenta el país”. También admitió: “Le cuesta mucho a la Argentina actuar de forma programática y es necesario que eso cambie”.
“Respetando el programa”
Cuando le preguntaron por el remedio a la inflación, Guzmán, que ya venía de juntarse con empresarios en el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) y el Foro Llao Llao, contestó que había que “seguir respetando el programa”, aunque aclaró: “Por supuesto, hay que tener capacidad de responder a las contingencias que el mundo nos presenta”. Y puso como ejemplo el bono de refuerzo de ingresos y el adelantamiento de las paritarias ante la mayor inflación por la guerra de Ucrania. Por parte del CICyP lo escuchaban Eduardo Escasany, por la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba); Mario Grinman, de la Cámara de Comercio; Gustavo Weiss, de la Cámara de la Construcción; Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; Marcos Pereda, de la Sociedad Rural; Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y del CICyP; Martín Cabrales y Alfredo Guzmán.
Después de que el Gobierno cumpliera con las tres metas del acuerdo con el FMI en el primer trimestre del año (reducción del déficit fiscal y de su financiamiento monetario, y acumulación de reservas), se encendieron las luces de alarma en abril porque se acumularon sólo US$ 162 millones de activos en el Banco Central. Pero en los primeros cuatro días hábiles de mayo, desde este lunes a hoy, se juntaron 430 millones. En el segundo trimestre, la autoridad monetaria debe sumar unos 2.000 millones más para cumplir con el objetivo. Si la Argentina no alcanza cualquiera de las metas, el Fondo podría dejar de desembolsar los fondos necesarios para repagar el préstamo récord que dejó el gobierno de Mauricio Macri, pero también existe la posibilidad de pedir un “waiver” (exención).
En el equipo económico opinan que el conflicto bélico de Ucrania y su impacto inflacionario mundial han afectado la acumulación de reservas en abril y en el plano local han retrasado la liquidación de exportaciones y han anticipado importaciones de energía, pero esperan que en mayo y junio estas dos variables se acomoden y se alcance la meta. En cambio, reconocen que será más desafiante cumplirla en el tercer y el cuarto trimestre, cuando ya haya pasado la cosecha gruesa (la de maíz y soja). En la medida en que la economía crece, se demandan más importaciones, incluidas las de insumos y energía para producir. Un empresario le preguntó a Guzmán qué privilegiará: si el crecimiento económico o la acumulación de reservas, y él respondió que dará prioridad a ambas variables para que la expansión sea sustentable.
“Para que la política de precios e ingresos funcionen tiene que haber reservas y un programa económico”, admitió Guzmán ante empresarios. Con política de precios e ingresos se refiere a los acuerdos de precios y a su objetivo de recuperar el poder de compra de los sueldos.
Asistencia al Tesoro
La otra variable que empezó a sembrar dudas es la asistencia del Banco Central al Tesoro para financiar su déficit. Ante la dificultad para colocar deuda en el mercado interno en abril, el último día hábil de ese mes el presidente del Central, Miguel Pesce, le giró $ 80.000 millones a Guzmán. En lo que va del año suman 202.000 millones, más que los 190.000 millones girados en el mismo periodo de 2021, aunque en términos reales son menos porque en el medio ha habido una inflación del 55% interanual hasta marzo.
En el equipo económico reconocen que en abril se complicó la emisión de deuda doméstica porque había muchos vencimientos, pero de ahora hasta septiembre próximo ya no habrá tantos. Por eso, esperan que se cumpla con la meta de finalizar junio con menos de $ 438.000 millones de financiamiento monetario del déficit fiscal.
“Todavía tienen margen de seguir pidiendo plata”, observan en un banco extranjero. Aún el Tesoro puede pedirle 236.000 millones más al Central. “El tema es si no logran conseguir plata nueva con los bonos, lo que pasó en abril... No les va a quedar otra que emitir. Me imagino que en respuesta a eso, van a tener que ofrecer bonos más atractivos, en tasa, o de corto plazo con CER”, se refieren al índice similar a la inflación. “El déficit fiscal primario (antes del pago de deuda) máximo del segundo trimestre, teniendo en cuenta el exceso del primer trimestre, es 373.800 millones de pesos. Suponete que lo cumplan, no lo pueden financiar todo con dinero porque hoy ya solo pueden emitir 236.000 millones. Es decir, tienen que emitir bonos”, concluyen.
Juan Pablo Albornoz, economista de la consultora Ecolatina, también quita dramatismo a la emisión monetaria de abril: “En abril de 2021, el Central le giró adelantos transitorios, emisión, al Tesoro por 55.000 millones de pesos, mientras que en el de 2022 fue de 80.000 millones. Aunque nominalmente pueda impactar la diferencia, en términos reales la emisión es sustancialmente menor; implica un aumento nominal del 45% contra una inflación que rozaría el 57% en el mismo período. A su vez, en el acumulado de los primeros cuatro meses del año el Central emitió 190.000 millones en 2021 versus 202.000 millones actualmente. Ya la cifra deja en evidencia que la emisión en términos reales es mucho menor. Incluso, con relación a la meta de emisión acordada con el Fondo, es de 439.000 millones, por lo que todavía tiene bastante margen el Tesoro para recurrir a la asistencia del Central. El adelanto transitorio que tuvo lugar el 29 de abril es entendible por dos motivos. En primer lugar, la Secretaría de Finanzas no logró levantar en el mercado todo el financiamiento que buscaba. En segundo lugar, cayó fuerte la recaudación por derechos (retenciones) de exportación, por adelanto de registros de exportación en meses previos y conflictos gremiales en abril. Esta merma en ingresos tributarios y un rolleo (refinanciación) de deuda que quedó por debajo de lo que buscaba Finanzas necesariamente implican que el Tesoro tenga que acudir al Central para financiarse”.
La otra meta, la de reducción del déficit fiscal, se alcanzó en el primer trimestre con contabilidad creativa, pero aceptada por el Fondo. Sin embargo, puede que el organismo la objete de ahora en más. En el segundo trimestre está en duda el cumplimiento del objetivo por el crecimiento de los subsidios energéticos. En marzo las tarifas de luz y gas subieron sólo 20% y la semana próxima recién se celebrarán las audiencias públicas para un segundo aumento en junio, que rondará otro 20% para la clase media y un 200% para el 10% más rico de la población.
Sobre el cumplimiento de los objetivos en el primer trimestre y la evolución en el segundo están conversando en forma virtual desde esta semana los funcionarios técnicos de Economía y el FMI. Por ahora, no hay planes de que viaje una misión del organismo. De todos modos, la revisión del acuerdo, prevista para mayo, ya había comenzado en la visita de Guzmán a Washington en abril en la reunión de primavera boreal del Fondo.
AR
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