El FMI aprueba con elogios la revisión del acuerdo con el Gobierno, pero pide flexibilidad cambiaria
El Fondo Monetario Internacional (FMI), que siempre ha hecho del ajuste su receta, no puede más que celebrar el plan económico de Javier Milei. Por eso, su staff técnico, encabezado por Luis Cubeddu, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental, y Ashvin Ahuja, jefe de la misión para Argentina, anunció este lunes que aprueba la octava revisión del acuerdo firmado por el anterior gobierno, con sobrecumplimiento de las metas de contracción fiscal y monetaria y de acumulación de reservas del primer trimestre del año, pero insistió en advertir sobre la “calidad” del apretón y pidió flexilidad cambiaria, después de cuatro meses en que el dólar oficial subió sólo 2% mensual, mucho menos que la inflación, lo que encarece los productos y servicios argentinos medidos en divisas y los torna menos competitivos.
Con la venia del staff, ahora la revisión deberá ser aprobada por el directorio del FMI, donde están representados los países miembro, y después vendrá un desembolso de US$800 millones para saldar el megapréstamo que el organismo le dio al gobierno de Mauricio Macri en 2018. Luis Caputo, ahora ministro de Economía, era el de Finanzas en aquellos tiempos.
“Sobre la base de unos resultados mejores de lo esperado –todos los criterios de desempeño se sobrecumplieron– se alcanzaron entendimientos sobre políticas para seguir reduciendo la inflación, reconstituir las reservas internacionales, apoyar la recuperación y mantener el programa firmemente encauzado”, anunció el FMI en el encabezamiento de un comunicado. Después alertó: “Es necesario que continúen realizándose esfuerzos para mejorar la calidad y la equidad de la consolidación fiscal, afinar los marcos de política monetaria y cambiaria, así como atender los cuellos de botella para el crecimiento”.
Al igual que el consenso de los economistas locales, los del FMI advierten que resulta poco sostenible tanto el ajuste fiscal postergando pagos, por ejemplo, a las eléctricas o suspendiendo desde obras públicas hasta reparto de medicamentos a pacientes graves, como el cepo, el atraso cambiario y el hundimiento de la economía para reducir la inflación.
Es necesario que continúen realizándose esfuerzos para mejorar la calidad y la equidad de la consolidación fiscal, afinar los marcos de política monetaria y cambiaria, así como atender los cuellos de botella para el crecimiento", dice el comunicado del FMI.
“A pesar de heredar una situación económica y social altamente compleja, la firme implementación del plan de estabilización de las autoridades, basado en una sólida ancla fiscal, la ausencia de financiamiento monetario y la corrección de precios relativos”, se refirieron así el venezolano Cubeddu y el tailandés Ahuja a la devaluación de diciembre y al aumento ahora frenado de tarifas de energía, para después continuar: “Ha permitido avanzar más rápido de lo previsto en el restablecimiento de la estabilidad macroeconómica y reencauzar firmemente el programa. Entre los resultados más notables cabe citar el primer superávit fiscal trimestral en 16 años, la rápida caída de la inflación, el cambio de tendencia de las reservas internacionales y una fuerte reducción del riesgo soberano”. La inflación mensual fue del 25% en diciembre, 20% en enero, 13% en febrero, 11% en marzo –por debajo del 12% con que se despidió la gestión de Alberto Fernández en noviembre–, el Gobierno espera un 8% en abril y un 4% en mayo, con lo que sería el menor nivel en dos años.
“Paralelamente, y en un contexto de una contracción de la actividad económica que empezó a fines de 2023, las autoridades han realizado esfuerzos significativos para ampliar la asistencia social a madres y niños vulnerables, así como proteger el poder adquisitivo de las pensiones”, celebró el FMI que se aumenten la asignación universal por hijo, la Tarjeta Alimentar y el plan de los mil primeros días de vida, así como la reforma por decreto para que las jubilaciones aumenten cada mes por inflación.
Claro que el cambio previsional no compensó la pérdida inicial del gobierno de Milei y por eso ahora los diputados peronistas y de la oposición dialoguista impulsan un proyecto de ley al respecto. Tampoco se menciona el ajuste a los comedores populares, que reciben cada vez más gente pero deben arreglárselas con recursos de los propios vecinos o envíos de las provincias o municipios. “Se sigue avanzando en la ampliación del apoyo político y social a estos esfuerzos y en la lucha contra intereses arraigados”, apuntó el Fondo a la aprobación del proyecto de ley Bases y el paquete fiscal en la Cámara de Diputados. Los “intereses arraigados” se refieren seguramente a sectores empresariales y sindicales que se ven perjudicados por los cambios regulatorios e impositivos. Ya lo dijo el mentor de la ley Bases, el asesor sin cargo Federico Sturzenegger: “Hay que empobrecer a los grupos de interés para ganarles”. Claro que ha habido marchas atrás con desregulaciones como con las prepagas, con el ritmo de alza de tarifas o con la equidad tributaria en el sector tabacalero.
Bajo el título de “entendimientos claves”, el FMI señaló cuatro:
- “Política fiscal. El objetivo de alcanzar el equilibrio fiscal global sin financiación neta del banco central permanece inalterado. El programa seguirá enfocado en mejorar la calidad y la equidad de la consolidación fiscal, incluyendo a través de reformas que mejoren la eficiencia y progresividad del sistema tributario, reduzcan los subsidios y refuercen tanto los controles del gasto como la rendición de cuentas. Al mismo tiempo se seguirá reforzando la asistencia social según sea necesario.” Es decir, la pausa en los tarifazos deberá desactivarse tarde o temprano, con el consiguiente impacto en el proceso de desinflación. No está claro a qué se refiere con “progresividad del sistema tributario”, teniendo en cuenta que el paquete fiscal aumenta el monotributo a las categorías más bajas y elimina el monotributo social, al tiempo que disminuye la carga del impuesto a la riqueza, también llamado a los bienes personales, y habilitado un generoso blanqueo de capitales.
- “Política monetaria y cambiaria. La prioridad sigue siendo afianzar el proceso de desinflación y fortalecimiento de las reservas internacionales y el balance del banco central. En la transición hacia un nuevo régimen monetario (que involucra la competencia de monedas), la política monetaria evolucionará para seguir anclando las expectativas de inflación y la política cambiaria se hará más flexible, al tiempo que se seguirán reduciendo las restricciones y controles cambiarios a medida que las condiciones lo permitan.” O sea, se ratifica la idea de Milei de “competencia de monedas”, no una dolarización con eliminación del peso, sino una convivencia, similar a la vigente en Perú o Uruguay. Además, se pide flexibilidad a un esquema donde el dólar oficial sólo sube 2% mensual y donde rige el cepo. Se admiten que los controles se irán eliminando de a poco, cuando se pueda. Ya no se habla de quitarlo de una vez a mediados de año. Es que para ello se necesitan por lo menos US$10.000 millones y el FMI no está dispuesto a ponerlos. Habrá que incentivar la liquidación de la cosecha de soja y maíz con un mejor tipo de cambio o conseguir préstamos e inversiones del sector privado.
- “Política estructural. Se espera que las reformas microeconómicas en curso y cuidadosamente secuenciadas servirán para apuntalar la recuperación económica, así como para atender los obstáculos a la productividad, la inversión privada y el empleo formal.” Se refiere a la ley Bases, con sus liberalizaciones, su controvertido Régimen de Incentivo de las Grandes Inversiones (RIGI) y su flexibilización laboral.
- “Modalidades del programa. Los objetivos y la condicionalidad del programa se han actualizado para reflejar los mejores desarrollos recientes y el nuevo panorama económico. También se están obteniendo garantías de financiación de los acreedores oficiales”, se apunta a posibles resguardos que puedan dar bancos multilaterales o países.
“El personal técnico del FMI agradece a las autoridades argentinas, encabezadas por el ministro Luis Caputo y el presidente del Banco Central Santiago Bausili, por su continuo compromiso constructivo, así como su firme voluntad de restablecer la estabilidad económica y sentar las bases de una economía más fuerte y sostenible, que impulse al empleo y la inversión privada para el beneficio de todos los argentinos”, finaliza el comunicado del FMI. Atrás quedó la pelea del Fondo con Caputo cuando en 2018 pidió su cabeza como presidente del Banco Central por rifar parte del préstamo en defender inútilmente las reservas.
AR/MG
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