Calor extremo: qué posibilidades hay de sufrir cortes de luz masivos en el verano
A la futura canciller, Diana Mondino, le gusta hablar de todo y se mete en terrenos que exceden su rol en las relaciones exteriores. Lo demostró el pasado jueves en la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina (UIA) cuando advirtió a los empresarios que debían comprarse generadores eléctricos propios para sobrellevar cortes de luz el próximo verano. Tres días antes, uno de los dueños de Edenor, José Luis Manzano, reconoció el riesgo de apagones si se cumple la amenaza de que la crisis climática, que Javier Milei por ahora niega, traiga un infierno de calor en la temporada estival: “Con Edenor, disponemos de una red buena para unos 42 grados de temperatura. Pero el calentamiento está y si tenemos un fin de año de 45 grados, vamos a sufrir. La red, sin adecuarse al presente, no sólo no es inteligente: es boba”. El problema es que Edesur ha invertido menos que Edenor.
Un consultor en energía que prefiere el anonimato considera una imprudencia la declaración de Mondino. “Si hay un pico de calor, hay que ver si el sistema aguanta. Además la ola de calor puede traer incendios, como el que quemó una torre de alta tensión en marzo pasado y provocó un apagón en medio país. Pero hay una buena noticia: por las crecidas de los ríos, las centrales eléctricas, que son las que generan más económicamente, están con agua. La generación en general está bien. Hay un problema sí con la demora en la reversión del gasoducto que trae gas de Bolivia y necesita traerlo desde Vaca Muerta porque las centrales térmicas del Noroeste necesitan gas porque apenas pueden funcionar con combustibles líquidos. Necesitamos que haya mucha coordinación en la nueva Secretaría de Energía”, se refiere a la dependencia que conducirá Eduardo Rodríguez Chirillo, un abogado experto en privatizaciones que fue consultor energético del gobierno de Carlos Menem en la desregulación eléctrica que planeó Carlos Bastos y después se fue vivir dos décadas en España, de donde ahora regresa.
Jorge Lapeña, exsecretario de Energía en el gobierno de Raúl Alfonsín y actual presidente del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, también lamenta que sea Mondino quien hable del asunto y espera que Rodríguez Chirillo exponga su plan. De todos modos, advierte que la Argentina padece desde hace dos décadas, es decir desde el kirchnerismo e incluso el gobierno de Mauricio Macri, falta de inversión suficiente en generación, transporte y distribución eléctricas, por lo que la amenaza del apagón es real. “Milei va a tener que hacer un discurso energético menos errático. En el primer debate presidencial mostró su real pensamiento, negó el cambio climático. Por tanto, si no cree que es el hombre el que lo provoca, entonces no cree en la necesidad de transición energética. (Joe) Biden lo saludó y dijo que espera trabajar en conjunto sobre cambio climático. Es necesario un mensaje de que vamos cumplir los compromisos del Acuerdo de París (de lucha contra el calentamiento global). Si Milei porque no quiere cumplir ese compromiso, me parece que la Argentina va a tener problemas con impacto económico. Si se asume como negacionista, no habrá energías renovables ni protegerá los bosques. Si no lo niega, deberá mostrar un plan de energía solar, eólica, nuclear, de hidrógeno verde.”
“Milei dijo que quiere privatizar YPF y me preocupa porque es la columna vertebral del sistema energético argentino, abastece el 60% del combustible líquido, es casi un monopolio, si la privatiza debe ponerle encima a (la Comisión Nacional de) Defensa de la Competencia, o dividirla”, opina Lapeña. “Debería encargar una auditoria sobre el juicio de (Nueva York Loretta) Preska (por el que el Estado debe pagar US$16.000 millones por la nacionalización del 51% de YPF en 2012), sobre los errores de (Axel) Kicillof (entonces viceministro de Economía, encargado de la reestatización) por quedarse con una empresa que valía US$5.000 millones. Pero no deberíamos vender el 51% porque YPF tiene mucho para hacer en cumplimiento de los objetivos estratégicos de la Argentina, es una empresa con ganancias, con un objetivo especial. La empresa no debe ser más vista como coto de caza para dar sueldos a militantes K. Con su nuevo presidente, Horacio Marín, puede haber conflicto de interés porque viene de Tecpetrol (la petrolera del grupo Techint), pero es un ingeniero reputado”, concluye el presidente del Mosconi. Hay quienes se preguntan quién querrán comprar una YPF sobre la que también pende una demanda en EE UU por ahora infructuosa por la nacionalización.
“Si Rodríguez Chirillo quiere volver a la política de los 90, sería objetable porque en ese periodo se paralizaron las exploraciones petroleras, la construcción de centrales hidroeléctricas, en muchos aspectos fue ir para atrás respecto de lo hecho entre los años 60 y 80”, advierte Lapeña. “Ni hablar de lo que hicimos en el siglo XXI. De los 90 tampoco digo tirar todo por la borda. No soy optimista en energía porque leí los programas de gobierno de las tres fuerzas y tenían una liviandad de alumno de cuarto grado.”
Lapeña anticipa aumentos de tarifas. “Si la inflación es 150%, hay que esperar aumentos del 150%. El congelamiento solo puede andar en sistemas sin inflación. Lo que hay que ver es si los aumentos son graduales o de shock, pero hay que corregir las tarifas.”
El vicepresidente del Mosconi, Gabriel Rabinovich, empieza negando que vaya a participar del equipo de Rodríguez Chirillo, como se especuló. Luego advierte: “Como todos los veranos, puede haber problemas de cortes localizados y habrá que atenderlos pero no veo amenaza de apagones”. Rabinovich escuchó este año a Rodríguez Chirillo exponiendo ante el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI), en la comisión de energía que dirige Raúl Parisi -otro que sonó para el nuevo equipo pero tampoco se sumará-. Allí, el futuro secretario abogó por subir las tarifas y por las energías renovables, influido por sus 20 años de experiencia como consultor en España. Sostuvo que buscará solucionar los déficits energéticos con un sector privado que haga todo lo que pueda. Planteó volver a la desregulación de los años 90. Aún se desconoce su equipo, su capacidad para liderar una crisis como la actual, sus planes para atender cortes en verano o la reversión del gasoducto del Norte.
“Puede haber cortes por dos razones: por falta de generación o por fallas en la red de distribución”, alerta Emilio Apud, exsecretario de Energía en el gobierno de Fernando de la Rúa y exdirector de YPF en la era Mauricio Macri. “Pero este verano la generación no traería mayores problemas porque se hicieron algunas recuperaciones de máquinas porque casi el 20% del parque estaba fuera de servicio. Además, habrá buena hidraulicidad. En cambio, en la distribución sigue invirtiéndose por debajo de lo que se aconseja. Así que las redes están más endebles que el año pasado y es probable que haya más cortes, sobre todo en hogares, comercios y pymes donde haya fallas. Con las grandes empresas se puede llegar a planificar. Pero hay que rezar para que no haga mucho calor, pero será inevitables los cortes, no por culpa de las empresas porque las tarifas y los subsidios son insuficientes y se desinvierte sistemáticamente”, advierte Apud, otro de los nombres que sonaba para el equipo de Rodríguez Chirillo, pero tampoco recibió ofertas. Trabajó como asesor de la campaña de Patricia Bullrich.
El plan energético de Rodríguez Chirillo se parece al que había trazado Apud. Sólo se diferencian, por ejemplo, en que el futuro secretario quiere sostener por un tiempo Enarsa y no desarmarla de inmediato. En una primera etapa, esta empresa estatal se haría cargo de responsabilidades que adoptó la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista (Cammesa), de capital público y privado, que durante el kirchnerismo se ocupó de importar combustible para las centrales eléctricas, de gestionar deudas de eléctricas provinciales o de canalizar subsidios. Sólo después se privatizaría Enarsa. Tampoco se vendería de inmediato YPF. Tanto el plan de Rodríguez Chirillo como el de Apud buscan orientar a la petrolera estatal hacia la exportación, volver a desregular el mercado de combustibles, electricidad y gas como en los 90, quitar toda intervención estatal, incentivar la inversión privada en transporte de alta tensión para permitir nuevos proyectos en energías renovables y elevar las tarifas, quizá no con un shock, por el impacto en el poder adquisitivo de las clases media y baja, pero sí a lo largo de tres o seis meses, según fuentes al tanto del programa del futuro secretario.
AR/JJD
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