Las jubilaciones y pensiones, en la mira de Javier Milei y Patricia Bullrich
Una de las principales discusiones económicas planteadas por los candidatos a presidente está relacionada con la reducción –hasta su eliminación— del déficit fiscal, lo cual representa la diferencia entre los gastos y los ingresos que realiza el Estado. Si el Estado gasta más de lo que recauda, tiene déficit fiscal mientras que, a la inversa, el resultado se traduce en un superávit fiscal.
En la plataforma de gobierno de La Libertad Avanza, cuyo candidato es Javier Milei, se plantea la necesidad de reducir, aproximadamente, 14 puntos del PBI –en términos de gastos del Estado— con el objetivo de alcanzar un superávit fiscal primario —antes del pago de intereses—. En este sentido, una de las propuestas plantea cambios drásticos en el sistema previsional, haciendo especial énfasis en el sistema de seguridad social nacional –mecanismos de asistencia estatal directos o indirectos–.
“En cuanto a la segunda generación se propone una reforma previsional para recortar el gasto del Estado en jubilaciones y pensiones de los ítems que más empujan el déficit fiscal alentando un sistema de capitalización privado, junto a un programa de retiros voluntarios de empleados públicos y achicamiento del Estado”, dice una de las propuestas de la plataforma del candidato libertario.
A su vez, y si bien no está dentro de su plataforma electoral, el actual diputado se ha manifestado en contra de la moratoria previsional ya que, según expresó, “no sólo es inmoral que regalen jubilaciones a quienes no aportaron nunca sino que profundiza el déficit estructural del país, condenando a las generaciones futuras a la pobreza”.
Por otro lado, el líder del espacio que resultó victorioso en las PASO del pasado 13 de agosto, ha repetido, en reiteradas ocasiones, la necesidad de declarar el Estado de quiebra y emergencia del sistema previsional en su conjunto. Esto tendría como resultado una serie de retrocesos en términos de beneficios adquiridos por parte de los jubilados.
En primer lugar, implicaría una salida del régimen actual de movilidad con el objetivo de minimizar las indexaciones automáticas de los haberes, lo cual podría generar situaciones de deterioro en el poder de compra ya que la actualización actual se encuentra por debajo de los incrementos precios de la canasta básica del jubilado.
Otro de los puntos que está en el centro de la tormenta es la eliminación de la pensión por fallecimiento o viudez. Al día de hoy, dicha pensión puede ser solicitada por el o la cónyuge –presentando la partida de casamiento actualizada—.
Por otro lado, se eliminarían los regímenes de excepción que permiten jubilarse con anticipación y menor cantidad de aportes. Dentro de estas jubilaciones están las de privilegio, pero también se encuentran aquellas que se otorgaron a trabajadores que se han desempeñado cumpliendo funciones insalubres, como trabajadores de subte, mineros, etcétera.
Sin embargo, el espacio de Javier Milei no es el único que propone una reforma austera del sistema previsional y de seguridad social. En su libro “Desenredar la Argentina”, Luciano Laspina —quién hasta el anuncio de Carlos Melconian como potencial ministro era el economista de cabecera de Patricia Bullrich— también pone en duda el sistema de “pensiones por fallecimiento”.
En este aspecto, el economista y diputado nacional por Juntos por el Cambio expresó que “en los orígenes de los sistemas de pensiones, el matrimonio era generalizado y duraba para toda la vida, en tanto la división de tareas entre el hombre y la mujer durante la vida laboral se dividía con el hombre participando en el mercado de trabajo y la mujer típicamente dedicada a las tareas del hogar (…) Con los años el modelo de familia ha cambiado y continuará cambiando. Cada día son menos las familias que siguen el modelo tradicional. Actualmente, conviven una mayor participación de la mujer en el mercado laboral y una menor prevalencia y duración de los matrimonios, como así también uniones civiles y de familias no heterosexuales o monoparentales”.
Laspina concluye que, dadas las modificaciones conyugales a las cuales está expuesta la sociedad –típicamente por el cambio de época— el concepto de pensión por viudez no cumple la misma función que cuando fue sancionado. No solo esto, sino que también la sanción de las moratorias previsionales de 2004, 2014 y 2023, muchas mujeres que no cumplían con la cantidad mínima de años de aporte, accedieron a una jubilación sin “una revisión de las reglas de pensionamiento”. En este punto, el economista se pregunta “¿Por qué deberían los jubilados solteros o separados pagar por las pensiones de fallecimiento? (…) ¿Se deberían ajustar a la baja los haberes en caso de separaciones?”.
El libro sentencia que Argentina es uno de los países que más gasta en este concepto, como porcentaje del producto y que debería “converger” a las reglas del sistema de pensiones derivadas que aplican la mayoría de los países. Con lo cual, al igual que en el caso de La Libertad Avanza, se plantea una reducción o eliminación del sistema de pensiones por viudez.
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