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Opinión - Economías

Salario real: pasado reciente y perspectivas

Hay una caída de la participación de los trabajadores en el total del producto
27 de octubre de 2022 07:21 h

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Los últimos datos relevados por el INDEC dan cuenta de una de las principales tensiones que atraviesa la economía argentina actualmente: la caída de los ingresos reales de parte de su población. La semana previa, la Cuenta Generación del Ingreso (CGI) mostró una nueva caída de la participación de los trabajadores en el total del producto, lo que se relaciona con la dinámica de los salarios reales en el último tiempo.

La economía argentina se encuentra recuperándose de la doble crisis macrista-pandémica que sufrió entre 2018 y 2020. Aunque la actividad económica ya opera a niveles de febrero de 2018 y el empleo registrado privado muestra un crecimiento significativo; el poder adquisitivo de los salarios no ha podido recuperarse e inclusive cayó durante el actual mandato del Frente de Todos. 

Los últimos datos relevados muestran que el salario real del conjunto de los trabajadores cayó un 3,8% desde diciembre de 2019 hasta julio de 2022. Y si bien este dato debe interpretarse en el marco de una economía que debió atravesar la pandemia de COVID-19 y la herencia macroeconómica del gobierno de Mauricio Macri, es interesante analizarlo para encontrar heterogeneidades en su interior.

El poder adquisitivo del salario de los trabajadores presenta una caída constante desde el comienzo de la crisis macrista, desde donde descendió un 17,3% hasta el final de su mandato. Si bien el Frente de Todos trajo consigo la promesa de incrementar el poder adquisitivo de los salarios, estos tampoco han logrado recuperarse en los casi tres años que lleva al mando. Con diferencias, entre diciembre de 2019 y julio de 2022, todos los sectores han reducido su poder de compra, principalmente el sector privado no registrado (-14,3%) y el sector público (-2,8%), mientras que el privado se encuentra apenas por debajo (-0,4%). 

Está caída se explica por el deterioro del salario en el 2020 (-2,3%) y el 2022 (-3,1% hasta julio), ya que en 2021 los salarios reales crecieron (+1,7%). En el presente año, la caída de los salarios reales acumula un 3,1%, con reducciones del 2% en el sector privado, 0,8% en el sector público y 9,9% en el sector no registrado. 

Si analizamos la evolución del salario real por sector de actividad, podemos observar que en el periodo analizado únicamente tres de ellos lograron ganarle a la inflación y así incrementar su poder adquisitivo: transporte y almacenamiento (+6,6%), industria (+2,6%) y comercio (+0,7%). 

La dinámica reciente puede explicarse teniendo en cuenta el salto que tuvo la inflación desde diciembre de 2021, el impacto de la guerra rusa-ucraniana desde marzo de 2022 y el ruido político del gobierno nacional durante los meses de junio-julio. Estos factores generaron un salto en el régimen inflacionario que trajo mayores dificultades para que los salarios mantengan su poder adquisitivo. La estrategia actual de la gestión económica de priorizar el orden macroeconómico para reducir la inflación podría resultar una herramienta eficaz para ayudar a los sectores no registrados, los cuales tienen las mayores dificultades para actualizar sus ingresos. A diferencia de estos, los asalariados formales tienden a tener mayores niveles de sindicalización, lo que puede permitirles mayores niveles de indexación de sus remuneraciones.

Sin embargo, también es posible pensar otras políticas públicas según el sector de empleo. Para los no registrados, las políticas de ingresos pueden ayudar a sostener el poder adquisitivo de los salarios, pero también se requiere una actualización del salario mínimo (que para septiembre presentó un aumento interanual del 64,6% vs una inflación interanual proyectada en más del 80%), utilizado de manera indirecta para fijar referencias. En cambio, para los segmentos registrados puede resultar conveniente realizar aumentos de suma fija en vez de continuar la indexación de los salarios. Esto podría ayudar a disminuir la inercia inflacionaria y a la vez sostener un nivel de ingresos reales constantes. 

Otra herramienta posible, que entendemos el Gobierno aplicó con éxito, es la de aplicar una política de fomento industrial. Como se observa en el último gráfico, el sector de la industria es uno cuyos salarios vencieron al crecimiento de los precios. De todas formas, la segmentación en la política pública orientada a mejorar el ingreso de los trabajadores parece ser el camino indicado para que el Gobierno pueda cumplir con uno de sus mandatos electorales.

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