Silobolsa, dólar o plazo fijo: el campo liquidará hasta agosto y después “vemos”
En el campo dudan qué hacer con los porotos de soja de la cosecha gruesa que están levantando. Y eso es clave para que el gobierno de Javier Milei junte parte de los dólares que necesita para levantar el cepo cambio, uno de los objetivos en su horizonte. A diferencia del pasado reciente, cuando la brecha cambiaria se acercaba al 200% y los productores evitaban liquidar a la cotización oficial, ahora no es tan conveniente quedarse con los granos sin vender. Por eso algunos apuestan a liquidarlos y volcar los pesos obtenidos al dólar blue –al que ven “barato”, apenas 20% más arriba que el oficial– o al plazo fijo, que por ahora rinde más que la moneda norteamericana. Sin embargo, la caída de las cotizaciones internacionales de los cultivos desilusiona las ansias de divisas del Banco Central, que encabeza Santiago Bausili.
Matías Lestani, ingeniero agrónomo, productor agropecuario en General Rodríguez y exsecretario de Agricultura, pronostica que los productores liquidarán en general como lo hacen todos los años: es decir, primero venden el grano para pagar sus obligaciones y después los van soltando en la medida que necesitan pagar cuentas a lo largo del año. “Si bien hay una leve baja en el precio de glifosato y otros fertilizantes por una rebaja arancelaria que dispuso el Gobierno, el resto de los insumos tiene alto valor en dólares. Esto hace que punto de quiebre del grano es más elevado y necesitas más granos para cubrir costos, no podés retener”.
“Hoy tenés la percepción de que dólar esta barato, pero el salto de escalón no va a venir a mediano plazo –sigue Lestani–. Por eso, para algunos es mejor el vender el grano y comprar dólar barato. Al finalizar la cosecha de soja y maíz comienza la siembra trigo y lo primero que hacés es pisar (pagar) los alquileres. Por eso hay un pico de liquidez hasta agosto. Después baja la liquidación hacia fin de año. Por eso, en el primer semestre no se va a poder guardar tanto grano”.
“Pensá que es la primera campaña buena después de la sequía del año pasado. Muchos productores están con deudas. Y del otro lado está el Gobierno que debe bajar la inflación y tiene que planchar todo por cuatro meses. No le importa la competitividad, su prioridad es bajar inflación, que la gente sienta la recuperación en el poder de compra. Lo complicado es que, aunque se liquide más cantidad de granos, puede que la recaudación tributaria sea menor porque la caída del precio de los granos”, analiza Lestani.
La soja se depreció 18% en un año y el maíz, 29%. Pero la Bolsa de de Comercio de Rosario prevé que este año se cosechen 100 millones de toneladas de ambos cultivos, contra, 56 millones en 2023. Lo que cae en este contexto es la inversión en maquina agrícola.
En Cañuelas, el productor Alfonso Bustillo cuenta que “a los valores actuales” tratará “de vender lo necesario para cubrir costos operativos y cumplir contratos de futuro ya realizados”. “El maíz lo transformaremos en carne y el saldo de soja esperaremos a ver si reacciona el mercado o mejora el tipo de cambio. Hoy tenemos valores muy bajos de productos con costos operativos muy altos en dólares”, lamenta Bustillo, dispuesto a esperar para liquidar.
En cambio, en San Antonio de Areco, Matías Sturla está por la labor de vender los granos: “Hay que pagar cuentas y dar una mano”. ¿Al Gobierno hay que ayudar? “Correcto”, responde Sturla, que comparte con sus colegas del campo su apoyo a Milei. Claro que el Presidente liberalizó mercados, quitó restricciones a la exportación de carne vacuna, pero ofrece un tipo de cambio bajo, con costos en alza, les mantuvo las retenciones y hasta quiso subirlas en la versión original de la ley Bases a fines de 2023. “Por ahora no hay un balance positivo del Gobierno, pero Milei, esté loco, nos guste o no, es lo único que nos mantiene a flote. Así que si tenemos una mano, se le dará una mano”, concluye Sturla.
“Los cereales han bajado mucho desde hace un año a esta parte, los costos se han incrementado, pero los productores venimos con deudas a saldar, admite Tomás Layus en los campos que rodean Rosario. ”Aquellos que tengan espalda van a retener la soja en espera de mejores precios. Por lo pronto no creo que haya una devaluación“, pronostica Layus.
En Zárate, Esteban Barbi cuenta que primero pagará “todas las deudas que dejó esta seca histórica”. “Después, nosotros tratamos de quedarnos con el cereal. Pero no todos los productores pensamos lo mismo”, aclara Barbi. Coincide con él en Suipacha su colega Eduardo Lawler ratifica que ahora venderá “de acuerdo con las necesidades, que son muchas”. “Porque venimos de un año sin cosecha. Pero el productor, con un solo ingreso al año, debe llegar hasta el año siguiente y muchas salidas son a valor grano. Por eso hace las ventas escalonadas”, prevé Lawler. En sus mismos pagos, Sergio Lettieri insiste con la misma prédica de sus pares: “El productor vende de acuerdo con la necesidad. No vende por vender. Ahora estoy vendiendo para pagar las deudas del año pasado y si me sobra algo, lo voy administrando”.
En Rufino, provincia de Santa Fe, Aimar Dimo concuerda en parte, pero advierte que hoy el plazo fijo puede convertirse en mejor negocio: “En nuestro caso, liquidamos a lo largo del año agrícola por compromisos financieros del propio negocio. Pero hoy con un crawling peg (suba gradual del dólar respecto del peso) del 2% mensual y una tasa de interés (del plazo fijo) en pesos del 4,5 o 5%, no vemos sentido en retener y rollear (refinanciar) deuda. Se puede liquidar y colocar los pesos en tasa, anticipar pagos de alquileres y servicios o comprar de insumos”. Por el contrario, en el deparamento Anta, provincia de Salta, Joaquín Elizalde no duda en que liquidará la cosecha pero no porque le sobre: “Porque necesitamos pagar algunos costos. La cosecha en Salta no va a ser buena”. Se diferencia de la pampa húmeda.
AR/DTC
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