Contracturas musculares involuntarias y frecuentes, ¿qué podemos hacer?
Alrededor de nuestro cuerpo tenemos más de 600 músculos que bombean la sangre. Son los motores del movimiento y también nos ayudan a digerir los alimentos, nos permiten caminar, hablar, correr, etc. A todos nos ha pasado alguna vez que un músculo concreto ha empezado a dar señales de espasmo muscular y que, sin quererlo y de forma brusca, empieza a contraerse.
¿Qué son las contracturas musculares?
Las contracturas musculares pueden afectar a cualquier músculo, en cualquier zona del cuerpo (contracturas estomacales, en las vías respiratorias, etc.), aunque las más conocidas y las que trataremos aquí son las contracturas del sistema musculoesquelético. Los que mueven nuestras articulaciones y trabajan con nuestros huesos para darnos poder y fuerza.
La sensación de un calambre muscular no es muy agradable e, incluso, puede llegar a ser bastante molesto. Dolor local, con una tensión muscular que aumenta de manera brusca, sensibilidad y el músculo firme, que al palpar nos parece duro, son algunos de los signos que aparecen con las contracturas musculares.
Afortunadamente, no son permanentes y, aunque suelen durar desde unos pocos segundos hasta unos minutos, en ocasiones el músculo puede continuar dolorido durante un tiempo.
Por qué aparecen las contracturas musculares
Aunque no se sabe con exactitud por qué aparecen las contracturas, sí se asocian a varias causas. Entre las más habituales están:
- Fatiga muscular: el ejercicio intenso puede hacer que ciertos músculos se sobrecarguen o se fatiguen. Este tipo de calambre suele ser muy localizado, es decir, se produce en aquellos músculos que se han estado ejercitando. Los sufren sobre todo los deportistas por una falta de entrenamiento.
- Deshidratación: cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, se deshidrata. Esto provoca contracturas porque se altera el equilibrio de electrolitos en las células, se interrumpe la transmisión de señales eléctricas entre los nervios y nuestros músculos. Esta causa suele ser mucho más común que la fatiga muscular.
- Desequilibrio electrolítico: por déficit de determinados minerales como potasio, calcio, magnesio, cloro o sodio. Los electrolitos son necesarios para una correcta función muscular; la carencia, tanto en la sangre como en el músculo, puede provocar una contracción muscular interrumpida y descontrolada.
- Ciertos medicamentos: algunos medicamentos como las estatinas, que ayudan a reducir los niveles de colesterol, pueden favorecer la aparición de contracturas, así como determinados diuréticos o antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina.
- Mantener una posición durante un tiempo prolongado: cuando dormimos, por ejemplo, solemos dejar el músculo en una posición de contracción durante mucho rato y es entonces cuando se fatiga. Las contracturas nocturnas suelen despertarnos y causar una gran molestia. Son bastante comunes.
- Problemas de circulación: la mala circulación dificulta el retorno venoso y pueden afectar sobre todo a mujeres embarazadas, personas con varices y que llevan un estilo de vida sedentario.
Los lugares más comunes donde aparecen las contracturas suelen ser los músculos gastrecnemio y sóleo (se encuentran en la parte posterior de la pierna), los cuádriceps (en la parte delantera del muslo) y los isquiotibiales (en la parte posterior). Esto no significa que no aparezcan contracturas en otras zonas como los pies, las manos, los brazos y el abdomen.
Aunque todo el mundo puede sufrir un calambre muscular hay personas que, por su condición, tienen factores de riesgo que las predisponen a sufrir más contracturas, como personas mayores, deportistas, mujeres embarazadas y personas con obesidad o sobrepeso.
Cómo se pueden tratar las contracturas musculares
Sea cual fuere la causa, cuando aparece un calambre y queremos aliviar la molestia una de las formas de conseguirlo es con un estiramiento del músculo afectado y un masaje suave en la zona. La aplicación de calor local también puede ayudar a relajar los músculos tensos y la de hielo puede suavizar el dolor muscular.
Si el calambre aparece en los cuádriceps puede ayudar intentar sostener el pie hacia atrás, con las rodillas juntas.
Cómo prevenir la aparición de contracturas musculares
En la mayoría de los casos las contracturas no requieren atención médica. Sí hay varias maneras sencillas de prevenirlas:
- Estirar y calentar antes y después de empezar a hacer ejercicio: el estiramiento da mayor flexibilidad a los músculos, lo que ayuda no solo a evitar contracturas sino también lesiones.
- Consumir alimentos ricos en potasio como banana, tomate, papa, brócoli, melón o naranja y llevar una dieta variada.
- Mantener una hidratación adecuada: esto significa beber líquidos no solo durante la actividad física sino también a lo largo de todo el día. Las pautas y las cantidades varían para cada persona, aunque el objetivo es evitar una pérdida excesiva, que no debe superar el 2% del peso corporal (esto es importante en el caso de deportistas).
- Descansar: en ocasiones sometemos al cuerpo a un estrés excesivo y él nos pide parar; las contracturas musculares aparecen a menudo por una excesiva exigencia muscular. Si los dejamos descansar un poco reduciremos el riesgo de sufrir contracturas.
M.Ch.
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