En medio de la crisis financiera, Fernández habló con Lula, recién llegado de su gira europea
Lula da Silva, recién llegado de su gira por Lisboa y Madrid, mantuvo un zoom con Alberto Fernández desde el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial. Ambos vestían camisas claras, pero con una diferencia: el argentino llevaba corbata y se encontraba en su despacho de la Casa Rosada. Al diálogo, que duró tres cuartos de hora, le sobró sustancia. El presidente brasileño subrayó: “De vuelta a Brasil, llamé a mi amigo, el presidente de Argentina. Hablamos de Unasur, de las relaciones fraternales en nuestro continente y en la profundización del comercio entre nuestros países”.
El gobernante brasileño, que aterrizó en Brasilia por la madrugada, tiene aún la música europea en sus oídos. Tanto a los portugueses como a los españoles, les pidió que aceleraran las inversiones productivas en su país; y todo indica, por la notoria presencia empresarial en reuniones, que su prédica tuvo alta repercusión. También reivindicó el Mercosur, al señalar que deben acelerarse los pasos para concretar el acuerdo con la Unión Europea, que se firmó en 2019.
En Buenos Aires, Fernández y su gobierno están desesperados por frenar lo que, visto desde afuera, parece un campaña desestabilizadora manejada a través del precio del “dólar blue”. La escalada de la divisa norteamericana fue tema de estos dos últimos días en los medios periodísticos brasileños, que incluso reflejaron el fenómeno de escasez que ya comienza a aparecer y que afecta no sólo al consumidor sino sectores productivos claves. Fernández puso énfasis en el comercio bilateral, especialmente en el Sistema de Pagos en Moneda Local que ya funciona; pero tal como indicó a esta periodista el embajador argentino Daniel Scioli: si bien “ya está en vigencia, al acuerdo deberíamos ampliarlo y darle nuevo formato”. Es la vía que le resta al gobierno argentino para garantizar importaciones esenciales.
El jefe de Estado brasileño está permanentemente informado sobre los padecimientos de su colega y del pueblo argentino. Basta recordar que en su primer día en Shanghai, dónde estuvo desde el 13 de enero, Lula criticó ácidamente al Fondo Monetario Internacional, al señalar que con sus políticas de austeridad “están asfixiando a la Argentina”. El brasileño mencionó ante Alberto una de sus aspiraciones de corto plazo: la apuesta de Brasil a recuperar el rol de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). El bloque había sufrido un abandono los últimos años por cuenta de ex presidentes que no comulgaban con la iniciativa. De acuerdo con la Casa Rosada, Alberto coincidió con su colega brasileño en revitalizar el grupo.
Desde luego, las giras de Lula da Silva tuvieron, y tienen, como contexto, la posibilidad de ofrecer un mercado regional ampliado, capaz de atraer las inversiones que busca. Un ejemplo es el interés manifiesto por el brasileño respecto a acelerar los tiempos del tratado Unión Europea-Mercosur. Tiene relación con lo que dijo el propio mandatario en Europa: “Queremos reindustrializar Brasil”. Para eso se reunió especialmente con las élites empresariales españolas y portuguesas, en Porto y en Madrid; y las convocó a invertir en territorio brasileño. Ocurre que el mercado sudamericano es muy atractivo para Europa; pero también puede ser “competitivo en exceso” en relación a las exportaciones agrícolas. No debe extrañar entonces que el Parlamento Europeo haya aprobado recientemente el llamado “Pacto Verde” que pretende regular el comercio, según intereses propios, en temas relacionados con energía, uso del suelo, deforestación y emisiones de carbono. Para los argentinos, esto podría perjudicar la exportación del biodiesel hacia la UE.
Alberto habló de dar impulso a los acuerdos de cooperación que se firmaron el 23 de enero pasado en la Casa Rosada. Contiene varios capítulos de interés bilateral; pero hay una urgencia: el área financiera.
CC
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