Decían huir de la inseguridad del Conurbano bonaerense: están acusados de espiar para Rusia y esperan sentencia
Maria Mayer y Ludwig Gisch se instalaron en 2017 en la ciudad de Liubliana, capital de Eslovenia, con sus dos hijos pequeños. Caían bien, la gente decía que eran personas amigables, pero nunca cargosas ni confianzudas; se preocubaban por el prójimo sin nunca entrometerse en la privacidad de vecinos y conocidos.
Mayer curaba una galería de arte virtual; Gisch estaba al frente de una start-up informática. Ante las personas que conocían mejor, se presentaban como refugiados de la inseguridad y la violencia homicida del Gran Buenos Aires. El temor por el destino de sus vidas y su propiedad en Argenina los había empujado a migrar a Europa. La pacífica y montañosa Eslovenia ofrecía un refrescante cambio de ritmo.
Al entrevistar a más de una decena de personas que tenía trato con la pareja, o que conocía a Maria o a Ludwig por separado, dos calificativos volvían una y otra vez. Decían que era una pareja que era “normal” y que era “agradable”. Los vecinos insistían en que los habitantes del número 35 formaban una familia común y corriente, muchas veces oían a los niños que jugaban en el jardín y se gritaban en castellano.
A nadie dejó de resultarle chocante cuando, a principios de diciembre, se supo que la pareja de Mayer y Gisch había sido objeto de una de las operaciones policiales y de inteligencia más secretas y mejor coordinadas de la historia reciente de Eslovenia.
Agentes especiales allanaron la residencia de la pareja, detuvieron a uno y a otra, y llevaron a sus dos hijos a un centro de asistencia social. La policía allanó también una oficina profesional, propiedad de la pareja. Entre los hallazgos, según una fuente al tanto de la investigación, había una cantidad “enorme” de dinero en efectivo. Tantos billetes que se tardaron horas en contarlo.
A finales de enero, los medios eslovenos publicaron la noticia de las detenciones, vinculando a la pareja con la inteligencia rusa. Fuentes de Liubliana declararon esta semana a The Guardian que “Maria y Ludwig” eran en realidad espías rusos de élite conocidos como “ilegales”. Las detenciones se produjeron después de que un servicio de inteligencia extranjero le 'soplara' la información a Eslovenia.
El jueves, la canciller eslovena Tanja Fajon corroboró estas afirmaciones. Declaró en conferencia de prensa que la nacionalidad de la pareja era rusa, no argentina. “Los sospechosos son miembros de un servicio de inteligencia extranjero, utilizaron documentos de identidad extranjeros obtenidos ilegalmente para vivir y trabajar en Eslovenia con identidades falsas y recabar información en secreto”, declaró Drago Menegalija, portavoz de la Policía.
El jueves, la canciller eslovena Tanja Fajon corroboró en conferencia de prensa que la nacionalidad de la pareja era rusa, no argentina. Está acusada de espionaje ilegal.
A diferencia de los agentes de inteligencia rusos “legales”, que se disfrazan de diplomáticos en las Embajadas de Mocú en todas las capitales del mundo, los agentes ilegales operan sin vínculos visibles con el Estado ruso. Reciben entrenamiento durante años para hacerse pasar por extranjeros. Después, son enviados en misiones al exterior para sus tareas de inteligencia. Muchos tienen hijos, a quienes crían y educan bajo la identidad nacional adoptada; no tienen idea de que sus padres son rusos.
Muchos funcionarios eslovenos se negaron a hacer comentarios, alegando lo delicado del asunto. Sin embargo, dos fuentes con conocimiento detallado del caso afirmaron que Mayer y Gisch trabajaban para el Servicio de Inteligencia Exterior ruso SVR. Si son efectivamente “ilegales” del SVR, será el primer caso en hacerse público desde 2010, cuando el FBI detuvo a un grupo de diez personas en EEUU tras recibir la información que proporcionó un agente infiltrado en la inteligencia rusa.
Una fuente con conocimiento de las maniobras tras bambalinas dijo que en conversaciones informales tras las detenciones, Moscú había aceptado rápidamente que se trataba de agentes de inteligencia. Al punto que mientras se prepara un juicio en Eslovenia, Moscú y los países occidentales están negociando por la puerta de atrás para intercambiarlos por una o varias personas actualmente encarceladas en Rusia, afirmó la fuente.
Mientras avanza el juicio en Eslovenia, en privado, fuera de la vista del público, el Kremlin y Occidente estarían negociando el canje de la pareja detenida en Liubliana por una o varias personas actualmente encarceladas en Rusia.
Con un entorno de contrainteligencia más débil que el de muchos países europeos, pero situada dentro de la zona Schengen de libre circulación comunitaria, Eslovenia era una base perfecta para que la pareja pudiera viajar por la mayor parte de la Unión Europea (UE) sin controles fronterizos. “La mayor parte de su actividad no se desarrollaba en Eslovenia”, afirmó una fuente.
Desde la invasión de Ucrania, los países occidentales han expulsado a cientos de espías “legales”, que trabajaban desde Embajadas rusas de toda Europa bajo cobertura diplomática. Esto parece haber obligado a Moscú a depender más de los “ilegales”, así como de otras redes informales. Es difícil asegurar qué tipo de actividades podría haber estado llevando a cabo para el SVR la pareja afincada en Eslovenia, pero en sus pautas de trabajo y de viaje hay algunas pistas.
La magnitud del monto de dinero en efectivo hallado durante el registro de la oficina podría indicar que las funciones de la pareja consistían en pagar a agentes o informantes informales rusos. Moscú a veces recurre a ilegales para este tipo de faenas, porque los agentes de inteligencia legales que trabajan en las Embajadas podrían ser objeto de vigilancia regular y arriesgarse así a revelar sus fuentes.
Las páginas de las redes sociales de Mayer muestran que viajaba con frecuencia para promocionar la Galería 5'14, su portal de arte en línea. No está claro si contactaba con círculos artísticos o si simplemente utilizaba su profesión legítima como excusa para viajar y realizar otros trabajos. Visitó la Feria de Arte de Zagreb al menos dos veces y también viajó a Gran Bretaña en varias ocasiones, donde expuso obra en una galería dentro de un centro comercial de Edimburgo.
“Fue muy amable. Me puso en su galería web y también expuso mi obra en Edimburgo. Esto fue muy importante para mí, porque rara vez tengo la oportunidad de hacerme ver en el extranjero”, dijo un fotógrafo afincado en la ciudad eslovena de Maribor. Otros artistas describieron su encuentro con Mayer en Zagreb el pasado noviembre. “Fue ocasión de charlas distendidas y de pasarla bien, haciendo cosas divertidas, para matar el tiempo”, recordó un artista croata que había asistido e intercambiado datos de contacto con Maria.
Ludwig Gisch utilizaba un pasaporte argentino que decía que había nacido en Namibia en 1984, según una copia obtenida por The Guardian. Dirigía DSM&IT, una empresa que ofrecía software para organizar las bandejas personales de entrada de correo electrónico, bloqueando virus, malware y spam.
La presencia de la empresa en Internet no es especialmente notoria. Su perfil de Twitter sólo tiene tres seguidores, uno de los cuales es Gisch y otro la cuenta de la galería de su mujer. Un amigo de la pareja que se descargó la versión de prueba del programa dijo que dudaba que alguien pagara por un servicio así. “No me impresionó mucho. Estaba cinco años por detrás de la tecnología actual en Europa o incluso de cualquier cosa fabricada en Rusia”, dijo este amigo.
Al igual que su esposa, Gisch aprovechaba su trabajo para viajar. Sus perfiles en las redes sociales sugieren que asistió a CloudFest 2022. Esta reunión en Baden-Württemberg (Alemania) se describe a sí misma como el “evento de infraestructura de Internet número 1 del mundo”, y dice que atrae a miles de ejecutivos de alto nivel de empresas privadas del rubro de la seguridad en línea. Una oportunidad notable para establecer contactos.
Antigua ilegal del SVR, Elena Vavilova dijo en una entrevista en 2019 que el “ilegal” ideal es alguien de aspecto promedio, que no llama la atención y que no busca la aprobación externa. La pareja de Eslovenia parece haber encajado perfectamente en este molde. “Ella era un ratón gris”, dijo un artista esloveno que conoció a Mayer y a sus hijos en varias ocasiones. “No creo que pueda haber sido una espía”.
En casa, la pareja hablaba castellano. Con la mayoría de sus contactos sociales hablaban en inglés. Alegaban que las constelaciones consonánticas del esloveno les resultaban demasiado complicadas de dominar. Es posible que pensaran que un acento ruso se notaría más en otra lengua eslava.
En su antigua casa de Črnuče, un tranquilo suburbio de Liubliana, aún colgaba una corona de Navidad en la puerta principal, incluso cuando la magnolia del jardín estaba a punto de florecer. Una vecina contó que muchas veces veía a los dos niños jugando en el jardín y recordó que la pareja recibía visitas a menudo. “Hablo bien español y podía decir que ella no tenía acento en español. Eran gente normal y agradable, es imposible que fueran espías. Creo que todo es una invención de los medios de comunicación”, dijo esta vecina.
Hay indicios de que la pareja podría formar parte de una red ilegal más amplia del SVR. Poco después de las detenciones en Liubliana, una mujer 'griega' y un 'brasileño' abandonaron rápidamente Atenas y Río de Janeiro, respectivamente. Las autoridades griegas creen que los miembros de esta pareja también eran ilegales del SVR, según informan los medios de comunicación griegos. Podrían haber huido por temor a que la pareja detenida en Eslovenia pudiera descubrir su tapadera.
Maria Tsalla, que se hacía pasar por una repatriada griega pero supuestamente era una ilegal del SVR llamada Irina, era propietaria de una lencería en Atenas y dirigía un blog de fotografía en el que publicaba reportajes fotográficos de varios viajes, describiéndose a sí misma como “una artista apasionada e inquieta”. Salió de Grecia el 5 de enero, diciéndoles a sus amigos que se iba de vacaciones y a comprar hilo para su tienda. A finales de mes, envió un mensaje a una empleada de la tienda diciéndole que le había pasado “algo importante” en la vida y que no volvería. “Me dijo que podía hacerme cargo de su empresa si quería. Si no, la cerraría. Me dijo que estaba en Kirguistán”, cuenta la empleada.
Las autoridades holandesas y noruegas también han detenido en los últimos meses a ilegales que se cree que trabajan para la inteligencia militar GRU, mientras que un guardia de seguridad de la Embajada británica en Berlín fue condenado a 13 años de prisión el mes pasado por pasar información a los rusos. A finales del año pasado, un empleado de la Agencia de Inteligencia alemana BND fue detenido como sospechoso de facilitar información clasificada a Moscú.
La amplitud de las operaciones de espionaje de Moscú la convierte en una amenaza única, afirma Janez Stušek, que fue director de la Agencia de inteligencia eslovena Sova hasta junio del año pasado. “Creo que a los chinos les interesan sobre todo las cuestiones económicas, pero para los rusos el interés también es político, buscan información sobre la UE y la OTAN”, afirmó. Los esfuerzos de contrainteligencia para capturar ilegales se han intensificado recientemente, dijo Stušek: “Los ilegales siempre han estado en la agenda, pero por supuesto tras la invasión a Ucrania el nivel de atención sobre este tema ha subido”.
El jueves, la canciller eslovena Fajon dijo que las autoridades habían prolongado el periodo inicial de detención de la pareja arrestada. Añadió que iba a convocar al embajador de Rusia en Eslovenia para tratar el caso.
Bajo custodia, la pareja ha hablado poco. “Se lo han tomado estoicamente. Es obvio que son profesionales. Pero no están hablando”, dijo una fuente. Las negociaciones sobre un intercambio se están llevando a cabo a alto nivel. Y en otro lado. “Eslovenia, aquí, es sólo un peón más”, fue su conclusión.
Investigación adicional por Marja Novak, Pjotr Sauer y Lorenzo Tondo
Traducción de Santiago Armando
AGB
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