En primera persona
“Nos llevaron a la prisión flotante para migrantes de Reino Unido y nos aterra volver allí”
En estos meses y semanas se escribió mucho sobre el Bibby Stockholm, el buque donde el Ministerio del Interior británico está tratando de alojar a más de 500 solicitantes de asilo, entre los que nos encontramos nosotros. Pero nosotros ya estuvimos en el Bibby Stockholm. Permítannos compartir con ustedes cómo fue esa experiencia y cuál es nuestra opinión sobre el sistema de asilo.
Este es el mensaje que nos gustaría trasladar a la gente: estamos hartos de que nos traten así. No podemos soportar estas condiciones. Todos nosotros estamos siendo víctimas del juego en el que participan los políticos.
Las 39 personas que estuvimos en el barco veníamos de diferentes países. Habíamos escapado de la tortura, de la persecución y del encarcelamiento. Obligados a abandonar nuestro hogar, nuestro trabajo y a nuestra familia, creíamos que en el Reino Unido encontraríamos seguridad.
Nos preocupamos cuando dijeron que nos trasladarían a el Bibby Stockholm. Entre otros motivos, porque nos habían advertido de su peligro. Pero somos personas que acatan las leyes y respetamos la decisión de las autoridades. Aunque ninguno de nosotros era un delincuente, las estrictas normas de seguridad a bordo de la barcaza imponían unos límites que nos hacían sentir muy lejos de una vida normal.
Nos asustamos mucho cuando algunos de nosotros empezamos a caer enfermos. Una persona incluso trató de quitarse la vida. No teníamos ninguna información y sentíamos que éramos los últimos en enterarnos de lo que ocurría.
Nos sacaron de la barcaza cuando se detectó un brote de legionela y ahora vivimos en un viejo hotel abandonado. Seguimos bajo mucha presión, sin saber qué va a pasar con nosotros. Nos sentimos muy mal.
Aquí en el Reino Unido son muchos los solicitantes de asilo. Enviar a 500 de esos solicitantes a vivir en un barco no es la medida más lógica pero tiene una utilidad: el Gobierno nos está poniendo en contra de la opinión pública, enviando el mensaje de que el dinero de los contribuyentes se malgasta en solicitantes de asilo. Nos están echando la culpa de todo a nosotros.
¿Por qué es así?
Nos gustaría aclarar las cosas para que la opinión pública tenga información de cómo es esta vida y de los problemas de verdad. Estamos en un hotel aislado, con una comida mediocre y sin derechos básicos. No tenemos permiso para trabajar ni la posibilidad de tomar nuestras propias decisiones. Tenemos que esperar mucho antes de que se decida sobre nuestros casos, en ocasiones hasta tres o cuatro años, ¿por qué es así el proceso?
Todo esto es un espectáculo político. Dicen que quieren bajar los costes del sistema de asilo pero este barco, y la forma en que nos han tratado, tienen que haber costado una fortuna. En este momento, en el que somos 39 solicitantes de asilo en este albergue, 20 empleados se ocupan de 39 personas. Antes de que nos trasladaran a el Bibby Stockholm, vivíamos en un hotel en el que solo había unos 10 empleados para ocuparse de 300 solicitantes de asilo, ¿cómo pueden decir que lo hacen para reducir los costes?
Los ciudadanos deben exigir al Gobierno británico un plan claro sobre la forma de tratar a los solicitantes de asilo; y el Gobierno debería publicar ese plan, con el detalle de su coste.
Esta experiencia pasa factura. Todos estamos teniendo dificultades psicológicas y nos sentimos constantemente agobiados. Algunos estamos casados y a todos nos preocupan nuestras familias y lo lejos que estamos de ellas. Algunos tenemos problemas de salud graves y muchos estamos medicados.
Creemos que la situación está empeorando. El Ministerio del Interior ha dicho que, si no regresamos al Bibby Stockholm, dejarán de darnos ayudas. Si no volvemos al barco, dicen que nos quedaremos en la calle por nuestra propia voluntad. Así que no tenemos elección. Según el personal de seguridad, es posible que nos devuelvan al buque en un plazo de siete o 10 días.
Es como ser el cebo en una trampa. Nos sentimos como si nos persiguiera el Ministerio del Interior, cuando lo único que pedimos es un sistema que nos trate con justicia. Una entrevista rápida, un futuro estable y ser escuchados. Por favor, sea usted nuestra voz.
*Los escritores son dos solicitantes de asilo retenidos en el Bibby Estocolmo que prefieren no publicar su nombre.
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