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Opinión

Axis mundi o la conjura de los gatos

Una postal de la noche del último balotaje.

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Gresca final por destino fatal o sino nacional acontece entre Barones de Bien y Barones del Conurbano, todos, por supuesto, en general, varones, a su vez barones cuando en sus posesiones, propiedades y balcones.

La facción de Bien posee dos flancos derechos, comandados por gato mafioso el añejo y por gato mimoso el supuesto novedoso, en estrecha colaboración y coso con hermana primera dama: Karina, la princesita🎶.

Como confesar no pueden los motivos que los mueven, ambos gatos se quieren comandados por inescrutables fuerzas de Más Allá. Claro está, para quien mirar sepa, que época pide épica y afanosa religiosidad. Lo mismo da si de la vieja rancia-siniestro-patriarcal o de la nueva pseudo-científica-financiero-global, devota del capital y el crecimiento permanente: la idea final es en todos los casos igual. Delirio con mesías y divulgador o supuesta libertad total mientras sea individual, comande firulais espichado o tarado pro mercado, no pienses más, sentate a un lao: lo importante es que el control remoto ande e instrucción se mande desde “el Cielo”.

Así, è vero, la fina astucia de gato mafioso se profesa con celeridad devota de impúber iluminada, doncella como la de Orléans, su hija.

La Santa o Doncella: Papurru, tenés que apoyarlo al neurasténico. Quiero un cambio.

Gato mafioso: Si votaría, lo haría por él. Pero lo más probable es que no estoy en esa fecha, el bridge me lo demanda.

Agotada la oferta de santas auxiliares de calidad, gato mimoso elige segunda marca y se erige operador de Fenecido Can, Clonan, que le envía instrucciones desde Más Allá, decodificadas por hermana, primera dama: chan.

Clonan (voz de James Earl Jones): “Aquello que no te mata te fortalece.”

Hermana, primera dama (sonrisa de gato de Cheshire): Nietzsche o Kelly Clarkson, o sea: prácticamente lo mismo. Tenés que enfrentarlo al mafioso, corazón, robarle el electorado. Mostrar que están del mismo lado y que vos sos el más ario. O sea, ¿no? De noche todos los gatos son pardos pero el más peluca sos vos.

Mimoso (llora y ríe): ¿Eso dice mi hjito de cuatro patas?

Como la bola es muy de ocupar espacio y porque el proscenio de la política nacional es finito, las mujeres que revistan mezcladas entre los anos de Bien aparentan apenas figurantas, piezas marginales, orbitales, respecto de estos dos centros de poder o cetros animales, centrales, en esta fracción de liberales en guerra total con los anos del Conurbano. Todas alambres inanes, rubias pagantes o naturales, con aspiracionales de vedette, es decir: de gatos.

Mera simulancia. Con pathos se esconde realidad material al ojo desnudo. Repta, subyace, de todo hace para pasar inadvertida, para no ser comprendida por quienes su vida con dificultad transida llevan adelante. Y la estructura invisible que se oculta exulta: concha.

No es incoherencia: en este momento histórico de reflujo y reacción, apariencia se independiza de esencia. Lo que aspecta radical es en realidad conserva y lo que se presenta como revolución pide por rigurosa restauración. De mundo ido, hace tiempo extinguido. Contradictoria y simultánea, pero sobre todo veloz, realidad es hoz que siega corduras y atenta contra cualquier lógica, dejando tendal de infelices desastradas noqueadas por la falta de ilación, la ausencia de consecutio temporum que presenta la noción de actualidad en la nación.

Así, al interior de la ficción de Bien, a pesar de apariencias en contrario, quienes evidencian potencial contestatario de contar con lo necesario para operar caos voluntario de destinos no son al fin La Doncella, La Princesita🎶 y La Virgen (de Fátima) –compañera rentada del mimoso (eso que llaman amor es trabajo pago)–. Trieja de Astrólogas desparejas, es verdad, pocas veces perplejas, digitadoras de sociedades secretas y realidades concretas que secretan con cada uno de los movimientos de esta oscura conjura. Y sin embargo: no agotan la variedad de Aquí tienes el texto con las partes que me parecen importantes en negrita:

carnaval de lo real que es la facción del Bien. Porque hay también Deliria Limón, maquilladora de papadas e influencer de profesión, gustadora del cosplay, sobre todo defensora del varón –atacado sin ton ni son por horribles feminazis sin razón–, gladiadora de los derechos de padres abandónicos y alabañiles tiroteadores, desenmascaradora de pinchadoras seriales de forros y otras desgracias mayores de la humanidad. Está también Una Filosofía Muy Interesante (alias La Vaca Ve Leche Y Llora), enemiga declarada del piquete cuando performado por desharrapadas choriplaneras. Si sojeros en tractores, todo bien, de mil amores. Y está también La Cruel, negadora de la historia y la memoria, la verdad y la justicia, vengadora de genocidas, criminales juzgados, abundantemente probados en su sevicia de desaparecer personas, robar bebés, saquear y matar con gran pericia y experticia. Cierra este entrañable comité de notables La Fierecilla Bancaria para quien todos los chinos son el mismo chino (evidente), es lo mismo ser homosensual que estar lleno de piojos (obviedad) y si sos jubilada, hacé patria: pegate un tiro (¿hay que decirlo?).

Porque lealtad y confianza no abundan o cuestan caras –y acá, de lo que se trata, es de sacarla barata al aumentar capital de las propias de manera exponencial–, La Santa unge comunicador a padre y señor (o señor padre), que opera desde reposera en balcón-terraza cualquiera que sea. Ella, divina Doncella, conecta con Cielo y baja instrucciones a velocidad fibra óptica que luego gato mafioso opera, con capacidades panópticas, en la Tierra sin demoras. La consanguinidad garantiza que todo quede en famiglia, como en Sicilia.

La Princesita🎶, por su parte, también llamada El Jefe (o kan), filiada del devoto de Fenecido Can, con poderes de armado, organización, clarividencia y comando de Estado, evidencia más pronto que tarde eterna carencia –casi demencia– de hermano querido, zombi, como dormido, ido con el monotema del individualismo y el anarcocapitalismo, monotonía en el contenido y banalidad en la forma, no como ella, que con arte y dedicación, paciente ornamentación, encarna rutilante demostración de que, cuando ovarios, es lo mismo hacer tortas que conducir una Nación: antes de ser de Estado consejera, La Princesita🎶 era, en efecto, emprendedora repostera.

Además de secretaria general totipotencial, La Princesita🎶 o kan es la encargada de recibir e interpretar mensajes enviados desde Más Allá por Fenecido Can, Clonan.

La kan (cara de atención flotante): Dejá de retuitear pelotudeces y respondele a Fátima, que te anda buscando.

Mimoso (llora y ríe): ¿Eso dice mi hijito de cuatro patas?

La kan: ¿Es esa la pregunta que me querés hacer?

(Mimoso emocionado llora y ríe con abundancia de pestañeo y movimientos faciales de multívoca decodificación).

Como rueda de auxilio en este cuidadoso armado toma relevancia de pronto tanque de guerra con acoplado, compañera del devoto de Fenecido Can y buscador de exvotos para El jefe o kan, la reina del cancán: La Virgen (de Fátima). Si La Princesita🎶 es hermana, La Virgen es todo menos monja.

A poco de irrumpir en el proscenio de la política nacional, gracias a que el Cielo sabe dar a quien tiene dientes, a ambas serpientes agarra Juliana Awarda, campeona de componer mujer exánime en vida, en permanente espera, señora de señor en reposera, gato mafioso, y las coachea para que un poco como ella sean, hechicera de maridos con lapicera. Así pasan de cachivaches a cachavachas, algo que maravilla a la taquilla que aplaude de pie la papilla y tan difícil transformación como la conversión de baches en bachas.

Pasando ripio en limpio, entonces, tenemos: una Santa (o Doncella), una Princesa🎶 plebeya (El Jefe o kan), una Virgen (sindicada de trabajadora sexual), una Hechicera (jardinera), una villana cruel, una fruta dragón, una estanciera banquera, una ex montonera con debilidad por el quiasmo gongorino. Todas, en trabada colusión con dos gatos aminemigos, como decir: cartón lleno para seguir y decidir los destinos de la fratria o, perdón, de la patria.

Menos variopinto y optimista se ofrece campo antagonista, el de los Barones del Conurbano. Han encargado el armado a patriarcado y más que potente maza han obtenido mesa: más para estar y bancar, acompañar, que para golpear. En ella se recuestan y reclinan los varones que La Fusilada Que Vive tiene en estima. Tan clarividente y capaz –incluso más– que La Princesita🎶, La Fusilada Que Vive avisa y anuncia, aclara y denuncia desde redes, desde universidades, desde entrevistas en canales y también desde otros lugares. Si a La kan no se le conoce la voz es porque, sobre todo, escucha (el rol de la analista), sibilina; su hábitat natural es el tras bambalina. La Fusilada, en cambio, aparenta logorreica y verborrágica al punto de que la judicializan con la esperanza de correrla de la liza, solo para ver acontecer su renacer: ella alisa su bandera y la iza sin prisa, sin brisa, mientras con pícara sonrisa acelerador pisa y en pizarrón de tiza da clases de economía para tu tía.

Meses antes de la votación que define los destinos del país, La Fusilada Que Vive anuncia elección de tercios, cosa que a la postre se verifica. Como de hecho está proscrita por jueces amigos del poder oscuro –es decir, del Canguro–, apuesta (por segunda vez) por candidato de unidad, un barón del Conurbano, para enfrentar la psicótica variedad que es gato mimoso cuando no está medicado.

A pesar de sus buenas intenciones, fracasan todas las acciones del par de cojones que se hace cargo de la papa caliente al interior de esta entente que es el partido de la gente “normal”: gato mimoso en proa de noventoso resto de circo calamitoso –Menemato y otros suburbios– gana las elecciones por imponente 55% a 45%. Fracaso grosso que requiere reevaluación de referentes y conducción para las fuerzas del barón derrotado, cuyo bastión se mantiene, no obstante, en el Conurbano. La Fusilada acata, pero no otorga: ni tantito así.

Asunción presidencial se performa según cipaya proforma venida del extranjero, consistente en pajero o divergente tras atril con logo falopero de jugar a presidente con, a su diestra, obediente oxigenada, trajeada de blanco pues su pura –solo con él, su hermano, exuda– y tras ellas, anfiteatro de bellas de Occidente, todas sedentes, todas varonas.

Líder (rostro patilludo embotado por el esfuerzo del grito pelado): ¡Va a haber recesión! ¡Va a haber inflación! ¡Va a haber estanflación! ¡Va a haber sufrimiento! ¡Motosierra y licuadora!

En la plaza, multitud módica palmea y corea: “¡Más-más-más!”. Repartidoras de aplicaciones y pensionadas, chetas y desclasadas, aunadas en un único, común, sentir de esperanza: que se jubile a la Fusilada, es decir, que se la fusile (bien, esta vez).

Gato mimoso: ¡Las hacés, las pagás!

Pequeña multitud (orgasmo): ¡Po-li-cía! ¡Po-li-cía!

Gato mimoso: ¡El recorte será brutal y será para siempre!

Petite mort (lágrimas de éxtasis): ¡Mo-to-sierra! ¡Mo-to-sierra!

Gato mimoso: ¡Mierda carajo caca pedo culo pis!

Publiquito: ¡Li-ber-tad! ¡Li-ber-tad!

Neurasténico en trance escénico: ¡Viva la liverdad abajo!

Concluye la cadena nacional.

AO/JJD

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