Lanata y el escorpión
La muerte de Jorge Lanata puso en circulación esa vieja entrevista (en el programa Día D) que le hace a Charly García y en la que esté lo insulta: “Yo pienso que sos un pelotudo”, le dice.
Lo interesante es situar toda la secuencia, antes de llegar a este pasaje al acto agresivo, del que Charly logra salir cuando agrega “pelotudo… pero bien”.
La serie empieza con una conversación sobre arte y política, hasta que Lanata dice: “El arte está por arriba de la política... suponiendo que hagas arte”.
Charly queda herido por esa suposición y responde irónicamente: “¿Sabés qué es el arte? Es cagarte de frío”, apoyándose en el deslizamiento significante con “helarte”.
Sin embargo, Charly ya está adentro del juego de Lanata, porque no puede dejar de preguntarle: “¿A vos te parece que yo soy artista?”. En este punto, Lanata lo tiene servido en bandeja y clava los dientes: “Yo creo que hiciste grandes cosas, que después te empezaste a copiar a vos y creo que te das cuenta”.
A esto Charly no puede responder más que con agresión. Se lo nota turbado y la entrevista continúa en un clima de incomodidad difícil de transitar.
Un viejo colega decía que una buena interpretación tiene que pegar al lado, no en el centro. Lanata dispara al punto rojo. ¿Por qué hizo algo así? Creo que porque pudo, no es algo a lo que darle vueltas.
De lo que no tengo dudas es de que esa fue una interpretación –en el sentido analítico del término– salvaje. En toda la entrevista se lo ve a Lanata jugar a ser psicoanalista y querer llegar a lo más íntimo de su interlocutor.
El problema de su táctica es quiso hacerlo a través de una confesión. Y encima con Charly, cuyas respuestas –aunque sea un genio– muestran una estructura psíquica precaria: defensa irónica y agresión.
Tal vez el problema está en que Lanata parece haber pensado que a lo íntimo del otro se accede a través de su indefensión.
Por otro lado, ¿de dónde proviene lo que Lanata le dice a Charly? Seguramente, como toda interpretación demasiado contundente, del fantasma que revela su propia posición.
No obstante, eso no le quita efecto interpretativo. Que Lanata está dispuesto a llegar hasta el final se corrobora en que, después de que Charly le diga “pelotudo bien”, en lugar de afectarse, pregunta qué significa eso –como un analista principiante que invitar a asociar con un “¿qué se le ocurre con eso?”.
Charly busca a atacar y dice que es uno que sale en la tele, pero ya ni su agresión funciona. Hay risas alrededor, pero Lanata permanece imperturbable.
En su parodia de psicoanalista, Lanata muestra cuán angustiante puede ser un analista desafectado.
Charly intenta salir de la red y agrega: “Si mirás a los demás [artistas]…”, pero Lanata lo corta en seco y aprieta: “¿En función de los demás? Vos sos muchísimo mejor”.
En la primera parte de la respuesta, revela que está ahí para escuchar. Luego afloja y concede, no sin un dejo de sarcasmo, que Charly en su desesperación no nota y del que se agarra como de un salvavidas: “Ah, bueno, entonces debo ser un artista como Mercedes Sosa. Entonces... 1 a 0″.
Cuando ya había perdido todo, a Charly no le quedó más que el recurso a la rivalidad del niño que quiere ganar. “Además, soy un artista muy bueno”, agrega.
Ahora bien, con un paso que es el del escorpión que ya sabe de su muerte, Charly concluye: “Y nunca me traicioné”. En este punto logra una estocada magistral, porque solo así consigue que Lanata deje su lugar de analista prêt-à-porter para ser un sujeto dividido: “Este pelotudo tampoco”, dice.
¿Por qué Lanata realiza una aclaración innecesaria o, al menos, una que podría haber no hecho? Si no reaccionó cuando Charly le dijo “pelotudo”, ¿por qué ahora sí? ¿Cómo es que se relaciona la acusación de (auto)traición con la interpretación de copiarse a sí mismo?
Lanata interpretó a Charly, pero este le devolvió su propio mensaje invertido. Entonces Charly sonríe y vuelve a estar en sí mismo.
Muy pocas veces en la televisión encontramos una secuencia en la que puede verse que el analista no es quien actúa su posición, sino un efecto de la palabra cuando la lucidez de la conversación trasciende lo personal.
LL/MF
0