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GORDO TV

Sólo una rosca más

Jonatan Viale y Diego Sehinkman en la pantalla de TN.

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Luces de neón led y un saxo festivo, de una sensualidad infrecuente en la señal de noticias. Diego Sehinkman lleva adelante el programa con moderado entusiasmo, sin incurrir en actos ostensiblemente delictivos ni en escenas muy grotescas de auto humillación. Desacartonado, como un yerno amable y bien educado, el conductor comparte la indignación anárquica de su público pero no sus modales: salvo en escasos momentos, los suyos no son brutales ni extemporáneos, sino calculados y razonables. A medida que avanza el programa, el sentido del saxo queda claro: su sonido, que fluye sin obstrucciones, expresa libertad porque no está asfixiado por el Estado.

En Solo una vuelta más, el sentido común establece que los males del país se deben a la intromisión estatal en la libertad de las empresas. De estilo más reflexivo que Johny Viale, con quien comparte el pase al final del programa, Sehinkman comienza su editorial con la historia del monumento a la coima en el edificio del Ministerio de Obras Públicas, construido en 1933. El conductor destaca que la corrupción, el pedido de sobornos, son constitutivos de la Argentina incluso desde antes de que existiera el peronismo. Como si fuera una conclusión lógica, promociona una investigación de Clarín sobre la actual gestión de la empresa pública Yacimientos Carboníferos Río Turbio, en Santa Cruz.

—Ahí se extrae carbón —informa—. Bueno, muy poquito ya. Prácticamente es una agencia de empleo. ¿Cuál es la novedad? Que esta agencia de empleo, que da largamente pérdida, estaba a punto de hacer un gol. La mina había encontrado un candidato. Esta mina complicada, que hace rato no nos da alegría, que vive lejos, tenía un candidato que le ofrecía flores. ¿Y sabés qué hicieron? Lo echaron, lo asustaron.

Zócalo: Una mina “turbia”.

La explicación es árida, amenizada por juegos de palabras que no destacan por su ingenio ni su originalidad. El conductor informa que una empresa israelí ofreció comprarle toneladas de carbón a Yacimientos Río Turbio y la venta se cayó porque aparecieron intermediarios que pedían sobornos. 

—El que pidió la coima juega al fútbol con el interventor de la empresa puesto por este gobierno —denuncia Sehinkman, alterado por primera vez desde que comenzó el programa—. El Gobierno va a tener que dar una explicación.

Placa: “En 2023, la empresa estatal perdió U$S140 millones”. 

Después del editorial, Sehinkman recibe a los periodistas Jesica Bossi y Pablo De León. Para hablar sobre la situación en el Congreso, están en estudios los diputados Silvana Giudici y Oscar Zago.

—El gobierno necesita juntar un tercio de los votos en la Cámara de Diputados —dice Bossi—. Ya está pedida la sesión para este miércoles. Patricia Bullrich avisó que el dispositivo de seguridad va a ser muy importante porque hay una convocatoria de gremios del kirchnerismo. 

Pablo De León asegura que el gobierno está rosqueando votos con diputados radicales.

—Con dos tercios la oposición te pone en jaque los presupuestos, las leyes y el juicio político —advierte Sehinkman—. Para mí, imposible.

Se hace un breve e inquietante silencio, como si todos se hubieran asomado al mismo precipicio. Solícitos, Giudici y Zago dan señales de que están dispuestos a colaborar para combatir al populismo. Giudici, sin embargo, defiende la Ley de Acceso a la Información pública, que considera un activo de la gestión de Mauricio Macri. 

—Los tres periodistas en esta mesa estamos de acuerdo en que está muy mal lo que hizo el gobierno —subraya De León.

Giudici asegura que, en reunión con Karina Milei, el oficialismo se mostró dispuesto a convocar a reuniones para revisar cuestiones técnicas del decreto presidencial que restringe a la Ley. 

Sehinkman es escéptico:

—¿No es como decía el General: “si querés que algo no suceda, armá una comisión”?

—No es una comisión —interviene Zago—. Es una mesa de negociación política.

Más adelante, los periodistas realizan una entrevista al economista libertario Gustavo Lázzari, que no se comporta como un demente. Desde la honesta indignación de un empresario de camisa arremangada, el hijo de Lita de Lázzari informa sobre las tasas que cobran municipios del conurbano. 

—Con el cuento de que el envase contamina, cobran un impuesto al envase. Los envases salvaron a la humanidad —explica, filosófico—. ¿Cómo haríamos sin envases? 

El panel asiente, impresionado por la claridad de sus conceptos. Sehinkman añade que las tasas municipales no sólo perjudican a los consumidores, sino también a los empresarios, que deben enfrentar la merma de clientes que parten a otros distritos en busca de precios más competitivos.

—Hay una modalidad que se llama kiosco ventana. Los munipas asoman la cabeza adentro y dicen: “son 15 metros cuadrados, me tenés que pagar 20 lucas” —se indigna Lázzari.

El economista concluye que hay que seguir el consejo de su madre:

—Los consumidores tenemos que caminar —enfatiza—. Como ciudadanos, tenemos que judicializar estas barbaridades. Alberdi decía: “quien no se mete en asuntos públicos, paga su pereza con su fortuna”.

Más tarde, Ariel Tarico imita a Alejandro Fantino:

—Qué ganas de salir con Lacha a cortar las cabezas de los déspotas —dice.

Las risas del panel son poco entusiastas. En algún momento, queda claro que todos opinan esencialmente lo mismo que la caricatura realizada por Tarico y sólo ríen de sus formas. Una perplejidad incómoda los invade antes de que finalice el segmento de humor.

Después de la tanda, Bossi informa que, por decisión de Victoria Villarruel, los empleados del Senado deberán acceder a su lugar de trabajo con sus huellas digitales.

Zócalo: Alerta Ñoquis

—¿3.500 tipos trabajan en el Senado? —se sorprende Sehinkman.

—El Congreso tiene más de 15.000 empleados —asegura Bossi.

Después comentan un video donde la vicepresidenta narra, desde Misiones, un mito guaraní sobre el origen de la Garganta del Diablo. Queda flotando en el estudio la sensación de que, si todo lo demás fracasa, hay una sucesión viable.

Miércoles a la noche en TN

—Está circulando la imagen de una nena de diez años a la que tiraron gas pimienta en los ojos —dice Johny Viale durante el pase—. Yo te voy a contar la verdad de lo que pasó ahí. Los kirchneristas y la izquierda dicen que fue la policía. 

—A ver —dice Sehinkman.

Viale muestra un video donde alguien parece ser gaseado por una persona vestida de naranja. La imagen es difusa, pero la conclusión es categórica:

—Hubo infiltrados al revés —detalla Nicolás Wiñazki—. Organismos de Derechos Humanos se vistieron como si fueran operarios o médicos del Same. —baja la voz, con inexplicable pudor—. Eran la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires.

—Muy grave —enfatiza Viale.

Una hora más tarde

El clima es distendido. Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano se muestran satisfechos de que el gobierno haya entablado una negociación con algunos radicales en el Congreso. 

—Hay que hacer política —repiten durante el pase con Viale.

Milei: “Hoy 87 héroes les pusieron un freno a los degenerados fiscales”.

Bonelli sonríe con ironía. “Esto ya lo vi muchas veces”, piensa. Tanto él como su compañero señalan que Milei hizo bandera de su intransigencia y ahora negoció con la casta. 

—Con los radicales peluca, como les dicen ahora —ríe Viale.

Clip con imágenes de la represión en el Congreso:

—Inmediatamente después de conocida la votación ocurrió… eh… desmanes afuera —asegura Bonelli—. Los jubilados están mal. Los haberes jubilatorios han caído un 26% en lo que va del año. Los jubilados son los grandes socios de Milei en este tema del superávit fiscal.

—El ajuste en este país siempre pasa por los jubilados —se explaya Alfano, didáctico.

Luego vuelven al tema de la noche. Ante un escéptico interrogatorio, el diputado radical Mariano Campero desmiente haber negociado con el oficialismo. Tenso, asegura que él manifestó su voluntad de apoyar el veto presidencial por convicción propia, antes de recibir la invitación de Milei a la Casa Rosada. Sus explicaciones, aunque abundantes, no convencen a nadie.

SR/MT

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