Batakis, las becas Chevening y la oportunidad de ver el mundo en un país
La noche con incertidumbre en que se anunció que Silvina Batakis era la nueva ministra de Economía los medios contaron su trayectoria. Al dato, sabido por los que siguen la política, de que había sido ministra en la provincia de Buenos Aires y que era funcionaria del Ministerio del Interior se sumó un información poco conocida: su maestría en economía ambiental en la Universidad de York, en el Reino Unido.
Batakis, como Martín Lousteau, Gustavo Béliz, Laura Alonso y una larga lista de profesionales relevantes, tuvo la oportunidad de hacer una experiencia de formación académica y de vida en el Reino Unido al ganar la beca Chevening, una iniciativa del gobierno británico para acercar al país a profesionales de todo el mundo y colaborar con la formación de profesionales que luego de un año en el exterior se comprometen a regresar a su país para trabajar en sus áreas de trabajo, que van desde las ciencias duras al Derecho, la ciencia política, la comunicación y otras áreas de impacto concreto en la Sociedad.
La beca cubre los pasajes, costo de la universidad, seguro médico y un estipendio mensual que permite vivir de manera austera pero posible, aún en ciudades con costo de vida alto como Londres. Además, Chevening organiza viajes y actividades culturales y sociales para los becarios durante ese año.
La beca empezó a funcionar en el país en 1991, cuando Argentina y el Reino Unido reanudaron relaciones después de la Guerra de Malvinas. Si bien las becas están financiadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, en ese momento la selección de becarios se realizaba entre el British Council y la fundación Antorchas, que en otros programas promovía la formación de artistas jóvenes. Actualmente, el programa de selección se maneja en forma exclusiva por la Embajada del Reino Unido en Buenos Aires.
Durante el verano entrevisté a 50 personas que hicieron la beca Chevening. La principal sensación que me queda de la experiencia es que conversé con personas realizadas en lo profesional, que tienen un presente lleno de proyectos y actividades relevantes en sus áreas, personas que aprendieron a lo largo de su carrera a enfrentar desafíos y superarlos. La beca viene con la felicidad de hacer mucho, durante un año, en una experiencia que cambia la vida.
Por eso la beca es, para los que hicieron la experiencia, un recuerdo querido, nítido a través de los años. Permanece la sensación de aventura de haber llegado a un lugar nuevo lleno de cosas que fueron vividas por primera vez, como la experiencia de conocer un país donde están representadas la mayoría de las culturas del mundo, donde es fácil sentir que uno pertenece, en aulas llenas de estudiantes de todos lados.
“Chevening hizo que yo crea que mi vida no tiene techo”, me dijo Andrea Miranda, que estudió en Queen Mary University, en Londres, en el año 2017 y 2018. Muchos de los entrevistados me dijeron que la beca fue un año único en sus vidas, un antes y un después. “La beca fue el año más espectacular de mi vida. Significó un crecimiento interno de magnitudes inesperadas, me fui siendo una persona y volví siendo otra distinta, con una cabeza mucho más abierta”. me dijo Mariana Fernández Escobar, que estudió en University College London en el año 2016 y 2017.
Chevening trae maneras nuevas de ver las cosas. “La beca es un cambio de 180 grados de apertura mental.” me dijo Laura Alonso, que estudió en el año 2000 y 2001 en la London School of Economics and Political Science. Los entrevistados asocian la beca con crecimiento. “La beca es como el juego Mario Bros, en el que encuentra una estrella y crece un montón, te pasa un poco eso. Es un año en el que crecés para arriba, para los costados y te ensanchás.” me dijo Paula Coto, que estudió en el año 2018 y 2019 en la universidad de Strathclyde.
Todos los años, en el mes de agosto, se abre la convocatoria en Argentina para nuevos becarios. El proceso de selección es exigente y una experiencia enriquecedora en sí misma. “Postularse fue como hacer una maratón. Es un proceso largo que requiere mucho tiempo y también mucho compromiso anímico, me dijo María de los Ángeles Lasa, que estudió en los años 2018 y 2019 en la universidad de Oxford.
El proceso de selección de la beca es muy competitivo. El primer paso es presentarse aunque parezca lejana. “A veces me da la sensación de que hay gente que no se presenta porque cree que no se la van a dar o que el esfuerzo es muy grande y no se animan. A mí me consta que hay que animarse.” me dijo Natalia Pecoraro, que estudió en 2015 y 2016 en la Universidad de Leeds.
La beca representa la oportunidad de exponerse a una manera diferente de estudiar. “Lo que me pareció muy estimulante y me sirvió mucho fue el clima de debate. Aprendí a no estar tan apegado a mis ideas, que era una cosa que traía de la Argentina. Lo viví como una época de mucha excitación intelectual, en una ciudad como Londres” me dijo Iván Budassi, que estudió en 1996 y 1997 en la London School of Economics and Political Science.
La beca Chevening, sobre todo, es la posibilidad de conocer otra cultura por la vía de ser parte. “Pensaba en cómo me recibirían, si habría rechazo al extranjero, pero me recibieron muy bien y nunca me sentí sapo de otro pozo”, me dijo Rodrigo Cabrera, becario 2016 y 2017, que estudió en la universidad de Westminster.
LV
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