El círculo rojo en el Foro Llao Llao, entre la interna opositora, el faltazo del Gobierno y el blue a $421
Cuando comenzó el Foro Llao Llao, el lunes en Bariloche, el dólar blue cotizaba en las cuevas de la city porteña $400. Ayer saltó 18 pesos y este mediodía de miércoles pisaba los $421, mientras se bajaba el telón del cónclave de los más ricos del país en el exclusivo hotel de la Patagonia. “Ya se acaba la fiesta”, se escuchó –suspicazmente– cerca de los organizadores.
Cuando comenzó el foro –además– Antonio Aracre todavía era jefe de asesores de Alberto Fernández. Ayer terminó eyectado del cargo luego de rumores cruzados. El Presidente se bajó a último momento del “Davos vernáculo”, una vez que desde el foro lo confirmaron a la prensa e incluso dieron pruebas de que se había hecho la conexión técnica para verlo de manera virtual en su despacho de Casa Rosada.
En estos tiempos de incertidumbre generalizada y posmodernidad líquida, la Argentina parece escurrirse entre los dedos en solo cuestión de horas. La inflación de marzo fue la más alta desde abril de 2002 y la pobreza trepó en el segundo semestre del año pasado al 39,2%: 18,6 millones de personas no viven dignamente. ¿Qué grado de influencia –o de responsabilidad– tienen en esa escena los que habitan el círculo rojo, tanto empresarios como políticos?
Mientras Fernández se bajaba del foro –“nunca se subió”, se escuchó en Gobierno– Horacio Rodríguez Larreta apenas había terminado en el Llao Llao un desayuno de alto nivel: así como Patricia Bullrich y Javier Milei tuvieron sus bilaterales, el alcalde estuvo también a solas con el dueño de casa, Eduardo Elsztain –propietario del gigante desarrollador inmobiliario Grupo IRSA–, y Marcos Galperin –Mercado Libre, la persona más acaudalada de la Argentina–, entre los restantes miembros del grupo “de los 11” que está detrás del evento.
Larreta fue el precandidato que se movió por los pasillos del hotel con la mayor comitiva de todas, pese a que fue un estricto pedido de la organización que apenas estén acompañados por no más de tres personas. Junto a su pareja, estuvo con Julia Pomares –jefa de asesoras de la Ciudad–, Emmanuel Ferrario –presidente de la Legislatura porteña–, pero también con tres voceros y un fotógrafo. El particular sello marketinero del jefe de gobierno lo trasladó a la cena del martes: criticó las “bravuconadas” de Patricia Bullrich y Javier Milei, admitió que su discurso “puede parecer aburrido”, y se mostró desafiante ante los empresarios: “Háganme preguntas picantes”, exigió.
Esta mañana se movió por los mismos andariveles del centro, profundizando su mirada “desarrollista”, con la que evitar pisar el palito. “Más tarde o más temprano vamos a atacar de raíz la inflación, pero dentro de un plan integral”, le dijo a elDiarioAr y otros medios en una rueda de prensa. Se lo notó disfónico y visiblemente resfriado. “Estoy hecho pelota”, comentó, y eso que todavía le restan cuatro meses para las PASO. Si por ahora no gana la contienda discursiva, en su entorno están confiados para las urnas: señalan que una encuesta de Management & Fit los ubica “diez puntos arriba” de la ex ministra de Seguridad.
Sin caras del Gobierno
Sin caras oficialistas –Eduardo “Wado” de Pedro también rechazó el convite y Sergio Massa comentó que no fue invitado– los precandidatos de Juntos por el Cambios no pudieron salir de la interna, que sumó el capítulo de María Eugenia Vidal pidiendo a sus correligionarios amarillos bajarse para barajar y dar de nuevo. El debate se reveló aquí innecesario y contradictorio: la ex gobernadora dijo ante los medios que por ahora sigue en la carrera presidencial y que avala las PASO. Recién definirá qué hacer a fin de mes. A veces los dirigentes se parecen más a un perro queriendo morderse la cola.
Una fuente que estuvo de oyente en todas las exposiciones de los precandidatos aseguró que Vidal ganó el “aplausómetro” de los empresarios. Tal vez porque se la vio distendida, alejada de la polarización mediática que dominan Larreta y Bullrich, hablándoles sentada desde una banqueta alta, con las piernas cruzadas.
El equipo de la ex ministra dejó trascender que los magnates hicieron una votación sobre el desempeño de los presidenciales y que la ganadora fue –sorpresivamente– la propia Bullrich. “50 a 25 por ciento”, fue el veredicto de las urnas, según el vocero, que admitió que su fuente fue un empresario. Los votos fueron secretos, o por lo menos se mantuvieron así, tal como manda la Regla de Chatham House que adoptó el foro en todas sus jornadas: se puede decir qué se habló, pero no quiénes hablaron.
El metaverso de los políticos coincidió en el Llao Llao con el de los empresarios. Este año de elecciones se propusieron “pensando el mañana, hoy”, según rezó el slogan del evento en el lujoso hotel. Cuesta creer de qué manera impacta la inflación en los bolsones populares del país cuando se está rodeado del paradisíaco paisaje que componen los cerros López y Tronador, y los lagos Moreno y Nahuel Huapi, al pie de la cordillera de los Andes.
“Le vas a hablar al 50 por ciento del PBI argentino”, le comentó un armador de Bullrich antes de su exposición. Además de Elsztain y Galperin, el foro lo impulsa otras firmas de peso e influencia en la economía diaria, como Roberto Murchison (Grupo Murchison), Martín Migoya y Guibert Englebienne (Globant), Federico Braun (La Anónima), Verónica Andreani (Andreani), Agustín Otero Monsegur (San Miguel), Andy Freire (SoftBank), Carolina Castro (Industrias Guidi) y Carlos Miguens (San Miguel).
La habitación más económica del hotel cuesta aproximadamente lo mismo que el Salario Mínimo Vital y Móvil, que este mes llegó a $80.342. En Booking la suite de lujo Lago Moreno se puede reservar por $1.072.215, más $225.165 de impuestos y cargos. Tiene vista al lago y 63 metros cuadrados, el doble que un monoambiente promedio en Capital Federal. La alfombra que se pisa en el pasillo principal mide unos cien metros. Si se camina por allí hacia la derecha se puede ingresar a la Biblioteca Patagonia Histórica. En el ingreso al cuarto hay una vitrina con vinos de etiqueta de la casa: el blend cuesta $10.800. Más adelante se puede contemplar el escudo original del Llao Llao, hotel que se inauguró en 1938 y fue construído en “estilo canadiense” con troncos de ciprés a la vista y techo de tejuelas de alerce.
Pero lejos del encandilante lujo que respiraron durante las últimas 72 horas los empresarios y los precandidatos opositores, su lugar de encuentro revela también otra mirada de la Argentina desigual que irá a las urnas este año. En un espacio pequeño de esa misma ala del hotel, casi escondido, se exhibe con marco y vidrio una serie de mapas históricos del sur del sur del país. Es una réplica del Colton's Patagonia de 1869. Las islas Malvinas, allí, están identificadas como “Falkland Islands”.
MC
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