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Crónica

Emilio Pérsico y un viaje al corazón del Evita: “Cristina no debería hacer esas pelotudeces de criticarnos”

Emilio Pérsico habla a los militantes

Alejandro Seselovsky

10 de julio de 2022 00:04 h

1

Ahí va el Santo Padre, jefe espiritual de los 1.300 millones de católicos que hay en el mundo, en busca de una palangana. Estaba por derramar el agua del bautismo en la frente de Néstor Pérsico cuando algo lo detuvo. 

-¿Néstor, se llama? -quiso corroborar Su Santidad.

Le dijeron que sí y entonces interrumpió la ceremonia. Dijo, el Obispo de Roma, que ese nombre marcaría el destino militante de la criatura. Que llamándose como ya se llamaba su sino sería el de cambiar las cosas. Que por lo tanto no le parecía bien bautizarlo sobre el mármol suntuoso de una pila vaticana, con esos angelitos tallados sobre la opulencia inmaculada del blanco papal. Le preguntó a una monja asistente si no tenían una, allí en la capilla de la Casa Santa Marta. La monja dijo que no y el Papa dijo: ya vuelvo. Fue hasta su habitación y reapareció unos minutos después. Traía en las manos una flagrante palangana de plástico, no es ofensivo llamarla ordinaria porque es un objeto que pertenece al mundo de las acciones ordinarias de las personas. ¿Qué suele hacer la gente con una palangana? Enjuagarse las patas. Matar los juanetes. Néstor Pérsico, décimo hijo de Emlio Pérsico, recibió entonces el sagrado sacramento del perdón, quedó limpio del pecado original y entró, sobre el esplendor sencillo de una palangana de plástico, en la iglesia de Cristo. Era el año 2013 de nuestro Señor.

Ahora es el año 2022 y la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, ha puesto el ojo de su imperecedero rifle discursivo sobre las organizaciones sociales y su reparto de planes, eso que otro Néstor, Perlongher, llamó “la orgía distributiva del Justicialismo”. Y en el ojo de las organizaciones sociales está el Movimiento Evita. Y en el ojo del ojo del Evita está Emilio Pérsico, su secretario general.

Ponele que vivís en Saavedra. Para llegar a la casa de Pérsico vas a tener que combinar el 28 en General Paz, ramal Puente La Noria, con el 96 que sale de Liniers hacia la estación Rafael Castillo. Cuando pasás el edificio en descomposición del viejo Skylab Disco te vas preparando. Te bajás en Cristianía y Juan Manuel de Rosas. Vas a quedar a diez cuadras. Las caminás. Vas a ver perros felices con huesos en la boca. Virgencitas en las esquinas encerradas en sus jaulines de hierro. Locales que venden detergente en bidón. Si te toca un sol frío, lindo para patear, te va a resultar difícil no ir tarareando esa que dice allá en los ranchos cerca de la ruta tres.

-Disculpe señora, ¿esta es la casa de Emilio Pérsico?

No, la casa pequeña con pastito adelante no era. Era -es- esta otra que dobla la esquina, una fortaleza amurallada de apariencia inviolable, un búnker que jetonea seguridad pensado, diseñado y construido en los ochenta para albergar el regreso de Mario Firmenich. Pérsico se la compró a uno de la hinchada de Brown.

-¿Tenía que ser una palangana, Emilio?

-Fue una idea Francisco, no mía. Y no voy a contradecir al Papa.

En la trama histórica de su vida, Emilio Pérsico tiene una galleta formidable de padres a contrapierna. Angel Arturo Pérsico, su papá, fue un nacionalista ultra católico que suscribió con fervor a la derecha peronista y celebró que Perón, el gran padre simbólico, echara a los imberbes de la Plaza. Imberbe: sustantivo masculino, que carece de barba. Usado también en sentido figurado como: pendejo. Pérsico se fue a los 16 años de su casa. Hoy, es dueño de una barba que a esta altura ya es discurso: encontrarse con él es encontrarse primero con una exaltación capilar. El padre tiene dos libros dedicados a probar la existencia de Dios. Los prologó el arzobispo de La Plata Héctor Aguer. No debe haber en la iglesia argentina un contrapunto más claro, una colisión más evidente, un crash político de sacerdotes vivos más manifiesto que el que hay entre Aguer y Bergolglio, hoy Francisco, el Papa que le bautizó a Pérsico Emilio el hijo número diez que tuvo, Pérsico Néstor. ¿Cómo se inscriben -y se escriben, en el tracto de una vida, estos barquinazos de padres, hijos y filiaciones? Kafka y su Carta Al Padre. Barthelme y El Padre Muerto. La Biblia de principio a fin. Hay una historia de la literatura que es la historia de escribir al Padre.

Acto 1: Pérsico

-¿Quién es el padre del Movimiento Evita?

-El Evita nace por una discusión con Néstor. Un día me llama, muy ofuscado, él estaba en Casa de Gobierno, y me dice ¿dónde estás? ¡Venite para acá ya! Estaba preocupado porque llevaba tres cuartos de su gobierno, estaba terminando su mandato… y me dice: pero Emilio, así no vamos a ningún lado ¿Qué estamos haciendo? ¿Dónde está la organización para cambiar todo esto? 

-¿Qué posición tenías en ese momento?

-Yo estaba en el MTD Evita, que es la estructura anterior al Evita actual. Y Néstor me dice: con el MTD no alcanza, ¿No entendés que no alcanza? Con lo social, con todo esto que hacés, estoy de acuerdo, todo bárbaro, pero tenés que pegar un salto hacia lo político. Te voy a dar una lista, me dijo. Y agarró un papelito de esos cuadraditos, de colores, y me pone: fulanito, de San Juan. Éste, en Entre Ríos. Éste, en… y hacía memoria ¿viste? Y golpeaba la mesa. Eran todos políticos. Néstor tuvo la idea de mezclarlos con lo social que veníamos haciendo nosotros y con eso armó la base de lo que somos hoy.

-O sea, el padre es Néstor Kirchner.

-Siempre fuimos autónomos, porque él siempre me respetó mucho, pero está claro que nos condujo. Ahora, Néstor no te daba órdenes, te convencía. Vos entrabas a su despacho con tu idea y salías militando la de él.

Un adolescente que rompe con su padre peronista va y se hace peronista. Así de ancho es esto. A partir de los 17, Pérsico tuvo que aprender a esconderse. Los grupos le cayeron en casa de sus padres. El joven Emilio se había armado una pieza junto a las vías del tren que iba a Gambier, para el lado de Romero. Supo que tenía que irse de La Plata cuando se enteró que le habían gatillado a su padre una pistola descargada en la cabeza. Tuvo un hijo. Se fue a Córdoba. Se hizo metalúrgico. Tuvo un hijo. Se fue a Europa. Suecia. España. Volvió. Tuvo un hijo. Se quedó tres meses. Arrancaron los ochenta. Tuvo un hijo. Se volvió a ir. Estuvo nueve meses afuera. Volvió. Tuvo un hijo.  

En los noventa armó, con Jorge Reyna y Patricia Bullrich, el Peronismo Que Resiste. No sacó los pies del plato como Chacho, pero tampoco tuvo nunca mucho plato.

-Yo nunca fui un peronista orgánico. Recién Néstor fue el que me afilió.

-¿De qué estaba hecho ese peronismo que resistía?

-Una vuelta vino un barco inglés y los uruguayos le dieron amarre. Estaban faltando a un acuerdo regional. Entonces nos movilizamos, Patricia Bullrich consiguió el dinero para financiar un colectivo y nos fuimos a tomar el barco a Montevideo, en acuerdo con el sindicato de amarras de allá, que nos abrieron las puertas. Por supuesto a los compañeros los cagaron a patadas y los echaron a la mierda, no pasó de un forcejeo en la escalera.

-Era todavía la Pato Monto. Decime, ¿no le reconocés nada a Menem?

-Bueno, ahora sí. En ese momento era imposible verlo conciliarse con el almirante Rojas, pero hoy lo puedo ver distinto. Fue un conservador popular, él vio un mundo que se venía y que nosotros no vimos venir.

-¿Cuál?

-El del capitalismo actual. Yo empecé a comprender ese mundo nuevo con la desocupación. Con la muerte de la huelga como herramienta. Le metías huelga a una fábrica, rajaban a todos y hacían la misma producción con menos gente. Por eso nació el piquete, porque la huelga dejó de ser una herramienta y hubo que buscar una nueva. 

Tuvo una fructífera sociedad política con Norma Plá y Héctor Ricardo el gallego García, dueño de CrónicaTV. Le armaban una choriceada a Domingo Cavallo en la puerta de la casa y García les compraba los chorizos. 

-¿Cuántos necesitan? 

-Dos ganchos, Gallego. 

-Listooo. 

García mandaba los choris, y atrás los móviles. Pérsico y Plá humeaban la parrillita precaria en Libertador y Ortíz de Ocampo y salían en vivo. Win-win.

-¿Cuántos son en el Evita?

-Miles.

-¿Miles cuánto?

-No, no sé. Miles. Da miedo.

-¿A quién?

-Y… nadie se termina de parar sobre nosotros. Nadie nos termina de conducir ¿Por qué perdemos elecciones? Porque no se paran sobre los sujetos sociales.

-Emilio, ganaron cuatro elecciones presidenciales de las últimas cinco.

-Sí, pero perdimos la más importante, la del 2015.

-¿Y la alternancia?

-No creo en eso. Néstor decía: necesitamos gobernar 20 años. Y es la verdad.

-A la mierda la alternancia…

-No es a la mierda la alternancia, es que tenemos que construir un proyecto de mayoría nacional, pero para eso vos tenés que hacer lo que hacía Néstor, lo que hacía Perón: incorporar cosas que están afuera, hacerlas entrar. La juventud, por ejemplo. Nosotros no nacimos peronistas, nacimos revolucionarios. Y Perón nos incorporó con una actualización política y doctrinaria. Nos habló. Y con eso yo me hice peronista. ¿Y hoy la militancia dónde está? La militancia desinteresada, la que tiene amor a la patria, la que quiere cambiar las cosas, está en los movimientos sociales. Meterse en los barrios, no es lindo. Es feo. Y la militancia en esos lugares, no es linda, no es romántica. Es fea. Esta militancia, vos la tenés que incorporar y darle protagonismo en el proceso político. Todavía no llegó quien vea esto. Perón, un día antes del 17 de octubre, le escribe una carta a Evita renunciando a todo: le dice vámonos a la mierda, esto no sirve para nada. Y los trabajadores ¿qué le dicen?: flaco, vos sos el hombre. Conducí, dejate de hinchar las pelotas. Y Perón se paró sobre ese pueblo y lo condujo. Bueno, hoy no hay eso. Nosotros les llenamos las plazas y nadie se para sobre nosotros. No agarran. Damos miedo. 

-¿Por qué Cristina no lo ve?

-Porque el progresismo no lo ve.

-¿Cristina es progre?

-Ah, ¿no? Si se define progresista.

-¿Ese es su error?

-No, no es su error. Ella nos ataca y las organizaciones se reagrupan, se hacen más fuertes, pero no debería ser así. Yo la quiero mucho, y no voy a hacer nada para sacarla del corazón del pueblo, pero no debería estar en esto.

-¿En qué deberían estar?

-En construir la unidad del Frente, resolver los problemas y no hacer más estas pelotudeces de criticarnos. Y nosotros, no caer en esa.

-Cuando te recuerdan a Carolina Stanley…

-Hay que poner la otra mejilla:soy cristiano. 

-¿Pero no te duele el cuchillazo?

-¿Y cómo no me va a doler? Ahora, no vas a conseguir nada pengándole al Movimiento Evita, el único que se beneficia con eso es Macri. 

-¿No sos el albertismo?

-No. Vamos a defender el gobierno de Alberto hasta el último día, pero dejame decirte una cosa: a Alberto no lo elegí yo, ¿eh? Mi candidato era Felipe Solá.

-¿Cuántos planes manejan hoy?

-Cuando llegó Macri teníamos 66.

-¿Seis mil seiscientos?

-No, sesenta y seis: seis, seis. A nosotros ni nos llamaban porque decían: a estos no les interesan los planes, tienen 66.

-¿Cuántos tienen ahora?

-Cuando se fue Macri teníamos 70mil. Y hoy tenemos 120mil.

-Néstor es el gran contrafáctico de la política contemporánea argentina, ¿no? Cristina dijo el otro día: si Evita los viera, mamita. Te pregunto ¿y si Néstor los viera?

-Hoy Néstor estaría orgulloso de nosotros. Néstor estaría orgulloso del Movimiento Evita.

-¿Y porque Cristina no lo está si Néstor sí?

-Ah, no sé, habría que preguntarle a ella.

-Llamala y preguntale.

-¡¿Qué?! No, eso no existe.

-¿No hablás con ella?

-No.

-¿Por qué?

-¿Y cómo hago?

-Agarrás y la llamás.

-No hay manera de llamarla.

-Bueno, le decís a Máximo: che, quiero hablar con tu mamá.

-Aaah, pero se lo dije mil veces.

-Entonces es que no da cabida. 

-No, nunca, nunca.

-¿No te atiende?

-Hace un año fue la última vez que me junté con ella.

-¿Y no es hora de volver a verla?

-Pero eso ya no es un problema mío.

Acto 2: el territorio y el mapa

Ir a la charla con Pérsico es asistir a la trama teórica de un sujeto político, el Evita, cuyo sustrato está hecho de la praxis territorial. El territorio como procedimiento de construcción y acumulación de capital físico. Que Alberto no tiene territorio se hizo tuit fijado. La extensión del suelo trabajado en oposición al espacio inmaterial de las redes. Arrancás el día sabiendo que te lo vas a cruzar a Milei en todos los canales en todos los soportes, pero después vas a verlo a la cancha del Porve y hay mil quinientos tipos. El Evita queda bajo el haz de luz porque la centralidad de Cristina así lo ejecuta, pero si no, ni lo ves. Ahora, vas a los barrios, pisás los bordes y están los evangélicos y el Evita.

Leonardo Grosso tiene 39 años, es integrante de la mesa ejecutiva del Movimiento, diputado nacional y será mi Virgilio en esta divina tragedia de la pobreza estructural del primer cordón. Arrancamos en el espacio de primera infancia de Villa Concepción, donde todavía la malla social del tejido urbano entrega un paisaje de la contención. El lugar fue levantado junto con la Iglesia Agustiniana porque, ya sea en el Vaticano o en la salita del barrio, el Evita está determinado por una constitución cristiana de las cosas en tejido simultáneo, conviviente, con la militancia LGTB. El lugar fue bautizado con el nombre de Bartolina Sisa, rebelde aymara y acá trabajan las mujeres que cobran los planes, nudos incandescentes de la conversación rabiosa argentina, cuidando chicos de 0 a 3 años. Un plan son 22mil pesos. Salimos. En un mural, Eva Perón y Carlos Jáuregui comparten pintada. 

-¿De qué está hecho el concepto economía popular?

-El mundo ha cambiado. Hoy el capital produce más bienes empleando menos personas. Los que han quedado fuera del sistema productivo no se van a inmolar, van a salir a trabajar igual, van a querer sobrevivir. 

-Con toda lógica.

-Alguien hará dulces para vender, otro cortará el pasto casa por casa. Pero lo van a hacer como lo están haciendo hoy, en la informalidad. Bien, hay que formalizarlos. ¿Cómo? Dándoles derechos. Hay sectores desarrollistas de nuestro frente que creen que al capital hay que domarlo para que sea bueno y los reintegre. Eso no va a pasar. La Historia no retrocede.

Vamos en el auto de Grosso hacia La Marabunta, casa convivencial para mujeres transgénero con consumos problemáticos, en Villa Lynch. El edificio es de un iglesia luterana que ha incorporado el matrimonio igualitario en su liturgia y adentro están las pibas militantes que conducen el lugar. Prefieren no exponer a las mujeres que circunstancialmente están viviendo allí: hoy es viernes, mal día. La inminencia del fin de semana se vuelve amenaza para personas que tienen que seguir de pie en una sociedad que sale a reventarse. 

El recorrido se espesa. Aparece al otro lado de la ventanilla el San Martín industrial primero, el San Martín de los márgenes después. Vamos sintiendo en las narinas la proximidad del Ceamse, el contenedor extendido de la basura de la ciudad donde la rejunta de los desechos de Buenos Aires forman, literalmente, cadenas montañosas. Puede verse con claridad el monte Fuji de desperdicios que emerge en la fuga del cuadro cuando llegamos al comedor Sueños Felices, en el Barrio Costa Esperanza.

“María Selva me llamo, soy responsable de este comedor”, dice la mujer con el delantal azul del Evita, integrante de la colectividad paraguaya del Costa Esperanza.

-¿Cuánta gente come acá, María?

-Hoy estamos cocinando para unas 45 familias.

-¿Creció el número de gente que se acerca?

-Sí, mucho, pero eso no es lo único que cambió.

-¿Qué otra cosa?

-Antes venían con hambre. Ahora vienen con hambre y vergüenza.

-Vergüenza…

-Es que ahora viene a pedir comida gente que tiene trabajo. Albañiles, mujeres de la limpieza, changarines. Eso es nuevo. Eso antes no pasaba.

Salimos y ahora sí se pone picante. Vamos hacia Villa Hidalgo, vecina de la Cárcova y Villa Curita. Grosso es muy prudente para declarar y cinturea la charla política. Igual, atacamos la conversación sobre esos dos grandes sujetos políticos, hermanos, hijos de los mismos padres, que son La Cámpora y el Movimiento Evita. Leonardo dice que son dos grandes experiencias nacidas del kirchnerismo. Le digo que sí, pero que parece haber asimetrías históricas: al Movimiento Evita se le murió Néstor, pero a La Cámpora no se le murió Cristina.

Se queda, Grosso. Después retoma y juega la carta superadora de que Néstor y Cristina son el mismo cuerpo político, que es imposible separarlos porque que a los dirigentes los hacen sus pueblos y no al revés. 

Pasan al costado los baldíos de los chancheros, los murales con los pibes muertos del gatillo rati, las pibas muertas de los femicidios. Llegamos. Una chica embarrada de pies a cabeza saca aguas servidas de una zanja. Está preparando el suelo para la red secundaria de agua. Para las cloacas, falta. Es un piba del Evita: cobra 20mil de plan más 40mil de Aysa. Hay muchos otros como ella, formados en cuadrillas, zanjeando el resto del barrio para buscar lo mismo: que el agua potable llegue a las casas. 

Cuando volvemos de lo que volvemos es del territorio que el Movimiento Evita tiene organizado social y políticamente en la honda extensión bonaerense que conocemos como San Martín. Dice Grosso:

-Se incendia una casa, ponele, y llegamos nosotros antes que el municipio. Porque en realidad la construcción del territorio es la construcción de una cercanía.

Acto 3: sábado 9 de julio y el nacimiento del Partido

Hay mate, hay mandarinas y hay unas siete mil personas esta noche de sábado en el microestadio Malvinas Argentinas dándole cuerpo, masividad y escala al sexto congreso nacional del Movimiento Evita. 

Acá están, y pareciera que orgullosamente, los negros, los pobres, las travas, los cabezas. Las feministas y las transfeministas. La militancia de base, las pibas de los barrios y el palo LGTB. 

Y van a votar por la afirmativa un documento cuyos dos puntos programáticos más importantes serán: la rúbrica de Emilio Pérsico como secretario general. Y, de fondo, la creación de un cuerpo electoral, de un partido político formal, de cara al 2023 para competir dentro del Frente de Todos y, hacia fuera, “disputarle poder al poder, disputarle al capitalismo el centro de la organización de la sociedad”, según declamó Juan Manuel Abal Medina, armador, enganche y cinco de marca del Evita.

Han recibido, hoy, el saludo de Alberto, de Wado, de Sergio y de Malena, de Manzur, de Pablo Moyano. El vídeo funciona como carta diplomática y atributos de pax política. Y el Evita lo agradece.

Hubo, también, de parte de Abal Medina, una amable invitación a Cristina a dejarse de pelotudeces, a gobernar y a asegurar la victoria en las próximas elecciones nacionales. Dijo: “Las diferencias entre los integrantes del Frente de Todos existen, pero son nada comparadas con las diferencias que tenemos con el neoliberalismo de la oposición. No podemos darnos el lujo de perder y que vuelvan”.

El Evita se autopercibe jugador crucial, con anchura territorial para poner sobre la mesa. Han crecido, lo saben, y sin decirlo desprecian a los medios de comunicación como herramienta para seguir haciéndolo. Aprendieron que el territorio es pata contra suelo. Andá a tuitear eso, a ver. 

AS

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