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Crisis entre los aliados de Milei

Las esquirlas del divorcio Macri-Bullrich: poder de fuego cruzado y la conveniencia para no quebrar por ahora al PRO

Patricia Bullrich fue desplazada ayer de cualquier cargo formal en el PRO por orden de Mauricio Macri pero mantiene cierto poder de fuego interno.

Mauricio Caminos

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Patricia Bullrich acababa de ser virtualmente corrida del PRO por orden de Mauricio Macri cuando reunió a su círculo más cercano en una tradicional confitería porteña del Abasto. “No se rompe el partido ni el bloque en Diputados”, fue la línea que le ordenó a los suyos que transmitieran, según pudo recoger este medio de al menos tres fuentes cercanas a la ministra de Seguridad, horas después de la escandalosa reunión de la Asamblea partidaria que designó a Martín Yeza como nuevo titular. Pero la contundencia del mensaje se vuelve brumosa cuando se proyecta hasta dónde pueden llegar las esquirlas del divorcio entre la ministra de Javier Milei y el expresidente. 

Ya sin cargo formal dentro del partido que no ayudó a fundar pero que sí presidió entre 2020 y hasta hace poco meses cuando se sumó al gabinete libertario, Bullrich eligió ayer mantener los pies en el plato porque se sabe con fuertes acciones amarillas en varios frentes, como son la Cámara de Diputados, la Legislatura porteña y hasta la Legislatura bonaerense. Si existe un “bullrichismo” como tal, ahí estaría su capital político, que la ministra buscará mantener y consolidar en los próximos meses para tener con qué negociar no solo ante Macri, sino también ante el propio Milei. El horizonte del 2025 se le acercó bastante en las últimas horas.

“Ni Patricia se va del PRO ni nosotros rompemos el bloque. El bloque PRO es fundamental para sostener el cambio definitivo en la Argentina”, afirmó ayer a elDiarioAR la diputada nacional Silvana Giudici, una de las legisladoras más cercanas a la ministra. Fue de las que se levantó en la Asamblea partidaria cuando el macrismo obturó la posibilidad de que Bullrich asumiera en el órgano encargado de firmar las alianzas políticas, pese a que hace meses un mesa chica entre laderos de la ministra y del exmandatario habían acordado la repartija de cargos internos –Macri quedó como flamante titular del partido por una lista de unidad–.

Bullrich tiene en Diputados cierto poder de fuego. De los 37 legisladores que integran el bloque PRO que lleva como jefe a Cristian Ritondo, la ministra conserva influencia directa en al menos una decena de ellos. No es un número despreciable ni para La Libertad Avanza, que cuenta con 38 diputados propios de los 257 que conforman la Cámara baja. En contrasentido se podría pensar que Macri tiene a tiro a los suyos para complicar cualquier votación que impulsen los libertarios.

“Todos juntos los 37 juntos, aunque algunos votaron ya separados en algunas cuestiones”, aseguró una voz bullrichista, recordando que María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato se ausentaron en la votación que impuso la oposición por la nueva fórmula jubilatoria. La frase revela entre líneas que la ministra está dispuesta a soportar las diferencias internas antes de de abrirse del macrismo para formar un espacio propio. Hay algo de conveniencia ahí: un operador parlamentario señaló que un reordenamiento de los porotos podría afectar la pérdida de puestos claves en la estructura de Diputados, como la composición de las comisiones y, con ello, la caída de contratos –los diputados jefes de comisiones pueden tener más asesores a su cargo–.

La mencionada Giudici es una espada importante del bullrichismo porque ostenta el cargo de secretaria parlamentaria del PRO, un rol que le permite ser protagonista de la rosca legislativa. Es decir ojos, oídos y voz de la ministra en todas las negociaciones. Otra figura incondicional de Bullrich en Diputados es Damián Arabia, quien ganó notoriedad en estos días por haber presentado la llamada “ley Conan”, con el aval del mismísimo Milei. Es secretario de la comisión de Legislación General y tiene ascendencia en las comisiones clave para la ministra de Seguridad, que busca que Diputados avance con su reforma en el área con varias leyes, por ahora la única agenda del oficialismo a futuro, luego de lo que fue la ley Bases y el receso de invierno que comienza la semana que viene. 

El bullrichismo conduce vía Laura Rodríguez Machado la comisión de Legislación Penal. También es preponderante en Seguridad Interior –José Nuñez es su titular y Alejandro Bongiovanni es secretario segundo–. En un recinto muy fragmentado, la ministra ostenta un puñado de otros votos propios como son los de Daiana Fernández Molero, Fernando Iglesias, Hernán Lombardi, Gerardo Milman o Verónica Razzini.

En el Senado la situación es otra, porque los seis senadores del Frente PRO son figuras independientes. De hecho el jefe del bloque es el cordobés Luis Juez, que en su momento acompañó a Bullrich en las PASO de JxC pero quien ya recuperó su vínculo con el expresidente. La encerrona amarilla en la Cámara alta la representa la porteña Guadalupe Tagliaferri, única senadora del PRO por el distrito cuna del partido: referenciada en Horacio Rodríguez Larreta, mostró juego propio en la votación de la ley Bases y ayer eligió abstenecerse en la Asamblea partidaria en la disputa Macri-Bullrich.

En ese marco, la Cámara alta podría ser un terreno al cual aspire la ministra en 2025, ya que vencen los mandatos de los senadores por CABA. Por eso ya hay rumores de que la propia Bullrich podría ser la candidata del Gobierno en la Capital Federal, buscando mojarle la oreja a Macri. Su desafección formal del PRO la habilitaría a jugar en ese sentido.

Con menor capital propio, en la Legislatura porteña Bullrich también podría tener capacidad de daño para la gestión del primo Jorge Macri. De los 15 votos que tiene el oficialista Vamos por Más –es un 25% de las 60 bancadas totales–, la ministra tiene cuatro: Juan Pablo Arenaza –uno de sus operadores principales–, María Luisa González Estevarena, Patricia Glize y Silvia Imas. “Podríamos vaciarle la Legislatura a Macri”, amenazó un bullrichista a elDiarioAR en medio del fragor de las últimas horas. “Aún es prematuro para dimensionar qué tanta complicación podría generar”, le bajaron el tono en Uspallata, la sede del Gobierno porteño.

Donde sí ya se rompió el PRO fue en la Legislatura bonaerense. Recientemente se armó en ambas cámaras el bloque PRO-Libertad, que tiene en el Senado una banca de las 46 y en Diputados cinco de los 92. La ruptura tuvo como autora intelectual a Bullrich pero en los hechos estaba Daniela Reich, senadora provincial, esposa del intendente Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y hasta el miércoles pasado titular del partido en la provincia. 

La ruptura bullrichista no intentó golpear a Axel Kicillof, sino mostrar volumen en la discusión interna: la movida derivó en que Ritondo jugara fuerte para quedarse al frente de la estructura del PRO bonaerense. La ministra contraatacó echando a su segundo del ministerio, Vicente “Tito” Barreiro, hombre de confianza del diputado. 

Aunque la ministra pidió a sus voceros que juren que no darán el portazo, el clima interno en el partido amarillo se pronostica más tormentoso de lo que ya estaba. “Está todo como el culo”, escupió un ladero de Bullrich que la acompañó muy de cerca ayer en el día de furia partidaria. “Me encantaría que me echen, sino seguiremos ahí molestando”, desafió otro bullrichista de paladar negro. En el bando del frente retrucaron: “Si ellos se quieren ir, que se vayan”, desafió en el despacho de Ritondo una fuente que lanzó el dedo acusador a sus correligionarios: “Así queda el partido purificado de traidores”.

MC/MG

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