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Entrevista

Gala Díaz Langou, directora de CIPPEC: “Por ahora, la ultraderecha juega dentro de las reglas de la democracia”

Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de CIPPEC

Sebastián Lacunza

5 de junio de 2022 00:02 h

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Con 22 años de trayectoria, el Centro Centro para la Implementación de Políticas Públicas para el Crecimiento y la Equidad (CIPPEC) es la organización no gubernamental de mayor influencia de la Argentina, si se mide por la diversidad de gobiernos de todos los niveles con los que tiene convenios, su abultado presupuesto financiado por organismos, fundaciones y empresas —tanto argentinos como extranjeros— y la cantidad de empleados (82). Si hubiera que identificar qué es el círculo rojo, se podría pasar lista en la cena anual de CIPPEC, cuya última edición tuvo lugar el 2 de mayo en el Centro de Convenciones de la Ciudad.

Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de CIPPEC desde 2021, porta la bandera del programa Democracia 40, en conmemoración por las cuatro décadas desde el fin del a dictadura, con el que la ONG se propone alcanzar consensos sobre políticas específicas que superen la división. La directora, surgida de las divisiones inferiores, evalúa que la percepción de imparcialidad es imprescindible para la propia existencia de CIPPEC y el cumplimiento de sus objetivos. La tarea no es fácil, porque sus cuatro predecesores desde 2000 (Nicolás Ducoté, Miguel Braun, Fernando Straface y Julia Pomares) se sumaron al PRO, y los dos últimos ocupan lugares clave en el proyecto presidencial de Horacio Rodríguez Larreta.

Sobre la dificultad y la utilidad del consenso, el vínculo de las ONG con la política, las convicciones democráticas de los empresarios, la ultraderecha y la boleta única, Díaz Langou, magíster en Políticas Públicas (Universidad de San Martín-Georgetown University) dialogó con elDiarioAR en un restaurante sobre la calle Cavia, en Palermo, al que también frecuenta el círculo rojo.

Cierta mirada sostiene que el conflicto es el motor de la historia, y desconfía de los consensos porque pueden ser artificios excluyentes. ¿Por qué es bueno el consenso?

No es consenso per sé lo que buscamos, sino acuerdos que nos permitan dar un marco de previsibilidad para estructurar una estrategia de desarrollo. Es imposible generar consensos absolutos. Procuramos puntos concretos en los que, a pesar de disensos, se genere confianza suficiente para impulsar acciones en un marco temporal que exceda una única gestión del gobierno. Es la única forma en la Argentina para poder tener una estrategia de desarrollo de mediano plazo y no cambiar el rumbo constantemente de manera pendular. Buscamos la construcción de piedras angulares para que la Argentina pueda tener un futuro de mayor inclusión, democracia, desarrollo y sostenibilidad ambiental.

Un punto de consenso deseable sería que la Argentina implemente un sistema impositivo similar al de países desarrollados de la OCDE, en los que los sectores de mayores ingresos pagan más. ¿Por qué la justicia tributaria no forma parte de la agenda consensual?

En el tema fiscal, tenemos una serie de propuestas que buscan potenciar el equilibrio macroeconómico y el desarrollo con una mirada holística, por supuesto que tratando de mantener los derechos adquiridos. Por lo cual, el margen de maniobra es reducido. Hay acuerdos que parecen inalcanzables en un contexto tan agrietado, en un país en el que parece que estamos todo el tiempo en veredas opuestas. Pero hay una base en la que estamos de acuerdo: decidimos vivir en democracia, y podemos, queremos y creemos que sobre ese consenso podemos seguir generando acuerdos. Queremos vivir en un país más desarrollado con inclusión social, como nos pusimos de acuerdo en la etapa fundacional.

(Los políticos de ultraderecha) hoy son un actor más que está compitiendo en elecciones"

Las nuevas narrativas de ultraderecha e, incluso, exponentes de la derecha clásica parecen amenazar pilares del consenso democrático como el debido proceso, la regulación estatal de la circulación de armas, la defensa de la vida o la igualdad de trato a las minorías. ¿Esa corriente pone en riesgo el acuerdo democrático?

Por ahora, están jugando dentro de las reglas del juego democrático. El riesgo empieza cuando se pisa ese fleje y se sale de la cancha. Eso no está sucediendo en la Argentina. Son actores del juego político, pero existe ese riesgo y hay que prestarle atención. Hoy son un actor político más que está compitiendo en elecciones.

La defensa de ejecuciones policiales parece ir más allá.

Sí, es un fleje. Por eso es que hay que prestarle atención. Hay tendencias que vemos a nivel global que pueden salirse de la cancha. Espero que el tejido social que tenemos en la Argentina marque esa cancha bien fuerte para mantenernos al interior de ese juego.

¿A qué atribuye que cierto peronismo, particularmente el de centroizquierda, y la izquierda sean más reactivos a la agenda y al diálogo con las ONG, en contraste con la fluidez del intercambio de funcionarios con los partidos de Juntos por el Cambio?

Hay algo de mito y me gustaría ver datos sobre eso. Más de novecientas personas pasaron por CIPPEC en 22 años, y hay por lo menos treinta funcionarios políticos en el gobierno nacional que pasaron por la institución. Obviamente, también hay gente en la oposición. Hay un factor de percepción. Los cargos que tuvieron más visibilidad (ndr: directores ejecutivos, directores de programas, miembros del Consejo de Administración y fundadores) terminaron en mayor medida en un lugar del espectro político-partidario. Hoy el equipo tiene una diversidad enorme, con votantes de todo el espectro, quizás con las excepciones más extremas. Nuestra producción representa esa diversidad y trabajamos con todos los sectores que ejercen el poder. No tenemos vinculación con los libertarios ni una muy fuerte con el FIT (Frente de Izquierda y los Trabajadores).

¿Es un objetivo de su gestión cambiar esa percepción originada en la visibilidad de exdirectores ejecutivos y fundadores?

Sí, es un objetivo y una condición de factibilidad para que podamos cumplir nuestra misión. Si CIPPEC es percibido como parcial, no podemos cumplir nuestra misión de mejorar las políticas públicas. Eso implica trabajar con todos quienes tengan la posibilidad de implementar y evaluar políticas públicas.

¿El resultado de la cena anual los ayudó en esa meta?

Sí. Tuvimos una participación superplural. No hubo ninguna fuerza mayoritaria y, además, fue con más presencia de provincias. Cayó la representación del área metropolitana de Buenos Aires.

Si CIPPEC es percibido como parcial, no podemos cumplir nuestra misión de mejorar las políticas públicas"

Tras la caída del Muro de Berlín, muchos interpretan que la estrategia de Estados Unidos fue un aterrizaje a través del soft power que proveen las ONG. En América Latina, es evidente que la denominada “sociedad civil” es mucho más altisonante ante la realidad de Venezuela y Nicaragua que ante la de Colombia o la que había hasta hace poco con Juan Hernández en Honduras.

Puede incidir la prevalencia de ciertos valores, como transparencia, que están más asociados a occidente, pero no me animaría a hablar de América Latina. No tengo el conocimiento que se requiere. Veo que en CIPPEC, esos intereses no permean. Quizás sí lo hacen en otras instituciones. Nosotros trabajamos muchísimo más con organismos internacionales que con gobiernos extranjeros. Con Estados Unidos, hace años que no tenemos un proyecto conjunto, y las fundaciones y organismos de Estados Unidos con los que tenemos vínculo no vienen a marcar esa agenda.

El poder económico en la Argentina suele tener una mirada extremadamente sesgada. Fue público su entusiasmo con Carlos Menem y Mauricio Macri, y ni hablar, sin hacer comparaciones de ningún tipo, con la dictadura. ¿Qué posibilidades hay de incluir a esas cúpulas en el consenso?

Esa descripción del sector privado habla sólo de una parte. Hoy, buena parte de la economía la mueven otros tipos de sector privado, desde las multinacionales a las pymes, y la economía del conocimiento, los emprendedores y la economía social y popular. Con Democracia 40 estamos buscando consenso no sólo en todo el espectro político-partidario, sino también con el sector privado, los sindicatos, los medios, el activismo y la economía social y popular. No en todo el empresariado ni en todo el sector privado, pero cada vez veo más un foco ligado a entender que nadie se salva solo. En la medida en que el país sea más sostenible, a los negocios individuales les va mejor. Para algunos puede ser idealista, sobre todo para la vieja guardia, pero en los sectores más jóvenes, se ve muchísimo esa idea. Puede ser incipiente, minoritaria, pero está creciendo.

Una de las propuestas de Democracia 40 es la reforma previsional para eliminar regímenes especiales. Eso despierta resistencias talladas en piedra, por ejemplo, de los jueces que gozan de jubilaciones extraordinarias y son quienes deberán fallar ante la previsible judicialización de la eliminación de su privilegio.

Hay diferentes tipos de consensos. Sobre la cuestión de los regímenes de excepción, no va a venir de la clase político-dirigencial, sino de que logremos que se visibilice en la opinión pública y se traccione desde otros lados. No sólo es una cuestión de inequidad muy profunda, sino que es un obstáculo concreto para que podamos tener una inversión social que genuinamente dé respuesta a los problemas que tiene la Argentina con más de la mitad de los chicos viviendo en situación de pobreza. No podemos tener estos regímenes jubilatorios donde se paga hasta 600.000 pesos por mes a personas que tuvieron una contribución muy grande en su vida laboral, no sólo jueces y diplomáticos. Los regímenes especiales abarcan a docentes y personal de seguridad. Son 207 categorías, un conjunto enorme. Es una de esas grandes piedras angulares que tenemos que roer para tener una inversión social más justa.

No en todo el empresariado ni en todo el sector privado, pero cada vez veo más un foco ligado a entender que nadie se salva solo"

Se suele citar como meca del consenso a países culturalmente afines como Chile, Uruguay y España. Sin embargo, en algunos de esos países hay una agenda oficial excluyente de sectores económicos o políticos, o silencios sobre crímenes de lesa humanidad. ¿Cuánto hay de mito y de realidad sobre los países consensuales?

El nivel de consenso puede ser superfluo si buscamos una cuestión absolutista. Podemos estar de acuerdo en buscar la paz mundial, pero hay que bajar a temas específicos. Quizás son más fáciles de sostener en el tiempo pequeñas las acciones concretas con la meta de que el consenso no implique que salgan ganando siempre los mismos y salgan perdiendo siempre los mismos.

Entre los objetivos alcanzables impulsan la boleta única. ¿Por qué cambiar un sistema electoral que hasta ahora funcionó bien desde 1983, con alternancia política, sin fraude y alta participación de los ciudadanos en el ejercicio del voto y el control?

Siempre se puede seguir mejorando la democracia y no tenemos que esperar que las cosas estén rotas para arreglarlas. Se trata de perfeccionar algo tan importante como el instrumento de votación, que es el vínculo entre las preferencias de los ciudadanos y ciudadanas y quienes ejercen esa representación, y así visibilizar el valor de un régimen que está siendo cuestionado. No es para nada una discusión secundaria, sino que va al núcleo de cómo tener el mejor sistema político.

La meta es que el consenso no implique que salgan ganando siempre los mismos y salgan perdiendo siempre los mismos"

¿Cuáles serían los beneficios inmediatos y evidentes de la boleta única?

Hace más de diez años que trabajamos en instrumentos de votación. Hemos acompañado la boleta única en las dos jurisdicciones donde ya se implementó y en la provincia de Mendoza, donde se sancionó hace poco. En el contexto subnacional de argentina y de otros países, se ve que es muy efectivo para fundamentalmente alinear las preferencias del electorado con los resultados de la manera más directa posible. Además, permite que toda la oferta electoral disponible esté asegurada durante toda la jornada en todo el país. 

¿En qué aspecto piensa que CIPPEC debe ser más ambicioso?

CIPPEC tiene 22 años de historia, es una de las instituciones sólidas que permanecen más allá del paso de las personas. Tiene un equipo fabuloso, pero creo que tenemos un potencial subaprovechado en términos del impacto directo en las políticas públicas. Nuestro objetivo es propiciar mejores políticas públicas para el mediano y largo plazo, y todos nuestros esfuerzos están puestos en eso. Estamos tratando de traccionar la institución para que ese camino sea lo más corto posible.

SL

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