Los gestos de CFK, la interna oficialista y el bloqueo opositor: qué Congreso le espera al Presidente en su último discurso
“A nadie le interesa lo del miércoles. Solo estamos tratando de ver cómo no seguimos rompiendo los platos y mantenemos la falsa unidad”. El comentario se escuchó en un influyente despacho del Frente de Todos y parece marcar el clima de frialdad en el que transcurrirá el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso, en agenda para el próximo miércoles.
Alberto Fernández dará el último discurso de su mandato ante una Asamblea Legislativa poco amigable. El acto del miércoles 1° de marzo a las 11 será una postal de la crisis que atraviesa el oficialismo, así como de lo revuelta que está la política vernácula en la previa a un año de elecciones claves.
Distanciados por la marcha del Gobierno y la disputa electoral, Cristina Fernández de Kirchner será la anfitriona obligada del jefe de Estado. La ocasión los mostrará juntos por primera vez en casi un año.
El protocolo marca que la titular del Senado lo tiene que recibir en las escalinatas que dan a la avenida Entre Ríos, lo acompaña a firmar el libro de visitas, y una vez dentro del recinto apenas tendrá voz para abrir la sesión. Luego tendrá que llamarse a silencio para seguir de cerca las palabras del Presidente.
“Ella va a hablar con sus gestos”, remarcó a elDiarioAR un diputado que la estima como líder política. Qué hará o dejará de hacer la vice es quizás apenas una de las pocas expectativas que se esperan para el miércoles. En años anteriores se la vio acompañar la lectura del discurso muy atenta con sus ojos.
En ese metalenguaje de los gestos también estará latente la posibilidad de que Fernández se atreva a dar cualquier indicio sobre su reelección, una postura que apenas tiene apoyo entre sus íntimos. “Ni loco va a decir nada”, atajó un legislador que no lo quiere en la boleta. “¿Te imaginás las maldades que puede llegar a hacerle ella?”, se regodeó un vocero.
Si a un lado del mandatario estará la vice, del otro se sentará Cecilia Moreau, titular de la Cámara de Diputados que reemplazó a su jefe político, Sergio Massa, en septiembre pasado. Será la primera vez que los cabecillas del FdT no se muestren juntos en la apertura oficial del Congreso. El ministro de Economía tendrá que acomodarse en el palco reservado para los funcionarios del gabinete.
Entre los invitados especiales también deberían ubicarse los miembros de la Corte Suprema de Justicia, pero hasta ahora es una incógnita si Horacio Rosatti y el resto de los magistrados asistirán, en medio del juicio político que el kirchnerismo lleva adelante en su contra. Fue el Senado –que comanda CFK– el que cursó las invitaciones a los jueces.
También será llamativa la presencia de Horacio Rodríguez Larreta, en su rol de jefe de gobierno porteño, ya que están invitados los gobernadores de todas las jurisdicciones. Pero antes de confirmar su presencia, en Uspallata estaban más enfrascados en su flamante lanzamiento presidencial y en cómo le quedará el traje de candidato en su propio discurso en la Legislatura. La intención del alcalde es aprovechar su última intervención para “nacionalizar” la gestión en CABA.
La unidad a la fuerza del FdT y JxC
A nivel de las bancadas, el Presidente encontrará a los legisladores del variopinto FdT unidos a la fuerza y apretados por el espacio en el recinto. “Hace tiempo no tenemos reuniones de bloque ni nada”, señaló en ese marco un diputado oficialista.
Pese a que los puentes con la oposición están rotos desde el inicio del jury a los jueces de la Corte, a Fernández también lo escucharán los opositores. Según supo elDiarioAR, darán el presente protocolar.
“Van a esperar a ver qué dice Alberto Fernández y luego habrá repercusiones”, anticipó un operador del radicalismo sobre la posición que tomará JxC. El año pasado los diputados del PRO abandonaron la sesión apenas el mandatario lanzó críticas a Mauricio Macri por el crédito del FMI y pidió que la Justicia investigue el préstamo.
La intempestiva salida de los diputados y senadores amarillos –también se retiró Larreta– expuso las diferencias internas que ya asomaban en la coalición opositora: la UCR y la Coalición Cívica se quedaron. La postal recordada es la del neurólogo Facundo Manes –que hacía su debut como legislador– rodeado de bancas del PRO vacías. En esa misma sesión, los pupitres de JxC mostraron banderas de Ucrania, cuando apenas se había iniciado la invasión rusa.
“Como corresponde estaremos escuchando, pero va a ser un acto protocolar e institucional, no creo que pase nada más. No debería haber conflictos, salvo que el Presidente diga algo raro”, analizó una espada legislativa de las bancadas minoritarias.
En un escenario de paridad parlamentaria, habrá más opositores que oficialistas frente a Fernández. Ni en Diputados ni en el Senado, el FdT consigue quórum por su cuenta. La reciente ruptura del bloque en la Cámara alta cristalizó las divisiones internas, que ya la reunión preparatoria del jueves pasado dejó en evidencia: no se pudo avanzar luego con el tratamiento de la Ley de Alcohol Cero y la Ley Lucio. Así, no hubo siquiera una votación durante las sesiones extraordinarias.
La Cámara baja buscará evitar correr la misma suerte y el martes tendría su única sesión en extraordinarias, justo antes de la visita del Presidente. El FdT parece haber roto el bloqueo de JxC gracias a acuerdos con bloques chicos y con un temario muy acotado: está en agenda votar la moratoria previsional y la digitalización de las históricas clínicas.
Pero el clima previo es igual al de la Asamblea Legislativa. “Hasta que no vea que tenemos el quórum, no lo creo”, comentó con distancia un legislador K. En Diputados fracasaron las dos últimas sesiones en diciembre. “Es cierto que hoy es muy difícil juntar quórum, tanto para el FdT como JxC”, reconoció una voz en la oposición.
Es probable que en la reunión de labor parlamentaria –justo antes del inicio de la sesión– entre los jefes de los distintos bloques de Diputados se converse sobre los términos en los que podría desarrollarse la sesión especial del miércoles. Hasta ahora, confió un opositor, desde el despacho de Moreau no les giraron ninguna comunicación formal, aunque sí hubo el jueves pasado una reunión preparatoria en el equipo de asesores del oficialismo.
La frialdad que impera en la previa al inicio de las sesiones ordinarias y a la visita del Presidente podría marcar también lo que será el resto del año legislativo, con la gran mayoría de los dirigentes abocados a la pelea electoral y el cuidado de su metro cuadrado. “Yo estoy medio out del Congreso, estoy a full con el armado político”, reconoció sin pelos en la lengua un legislador. Un operador aventuró que hasta el cierre de listas –en junio– apenas habrá uno o dos sesiones más del Congreso –siempre con temas “light” o consensuados–. Y, sin remordimientos, un opositor le dio la derecha: “Va a ser un año difícil. Esto va a ser muy día a día”.
MC
0