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Oposición

El inesperado juego de alianzas en el peronismo: ¿Villarruel como aliada o límite?

Victoria Villarruel, durante un festejo libertario en 2023.

Lucía Aisicoff

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La crisis desatada entre Victoria Villarruel y Javier Milei no sólo impacta puertas adentro de la Casa Rosada: en un sector del peronismo hay quienes distinguen en la vicepresidenta una posible aliada de cara al futuro, mientras otros la rechazan y la definen como un “límite”. Ambas posiciones reflejan el desorden de la oposición, mareada ante la falta de liderazgos indiscutidos y sin una visión compartida de futuro. 

¿Hasta dónde escalará el conflicto entre el Presiente y su vice? La cúpula de Gobierno buscó aislarla y reducirla al Senado, para que sus movimientos no tuvieran un impacto en la gestión, como le pasó con su interna incendiaria al Frente de Todos. Pero la crisis tiene un desenlace incierto y escaló rápido desde el viernes, cuando Karina Milei bajó a Villarruel de un acto del Presidente con las Fuerzas Armadas. Al día siguiente, la vice faltó a un homenaje a San Martín en Mendoza y las redes se llenaron de posteos envenenados en su contra, que provinieron tanto Karina como la cuenta que se le atribuye a Santiago Caputo, que trataron de “soberbia”, “pobre infeliz”, y de haber sido “apenas un renglón” en la boleta presidencial. La pelea siguió el lunes con el aumento en las dietas de los senadores y con el posicionamiento de Villarruel en contra de la nominación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema, dos temas que prometen nuevos capítulos. 

Desde un sector del peronismo que cuestiona al progresismo destacan la “audacia” de la vicepresidenta por plantarse contra Milei. Algunos lo hacen en voz baja, aunque otros son explícitos: Guillermo Moreno la elogió de forma recurrente y la definió como “una mujer que se va a destacar en el futuro”. Sergio Berni fue incluso más directo y afirmó: “A Villarruel la quiero en mi equipo porque veo una peronista, veo una persona con una impronta nacionalista, que es de lo que este gobierno tiene una carencia absoluta”. En ese sentido, desde el entorno del exministro de Axel Kicillof aseguraron a elDiarioAR que no tiene “ninguna relación” con Villarruel sino que hace un análisis de su figura que es “de público conocimiento”. 

En el PJ muchos se preguntan hasta dónde podría escalar esa complicidad de Moreno y Berni: si se trata sólo de un juego de levantarla para hundir a Milei y proponer un giro conservador en la oposición, o si realmente estarían dispuestos a potenciar un armado con ella. “El mestizaje de Villarruel y un sector del peronismo por ahora es una fantasía de Twitter, aunque tampoco nos sorprendería demasiado que estén dispuestos a hacerlo, ya han pasado cosas así”, dijo en diálogo con este medio un dirigente cercano al kirchnerismo. Desde el entorno de la vice ratificaron que no hay ninguna relación entre ellos. 

Durante estos ocho meses, Villarruel tejió otros vínculos. Se acercó a gobernadores peronistas como el catamarqueño Raúl Jalil y el salteño Gustavo Sáenz, que le dieron un trato distintivo en sus visitas; conservó su diálogo con el exsecretario de Inteligencia Miguel Ángel Toma y sobre todo con Claudia Rucci, a quien nombró directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado. Esta última la acercó a una rama del sindicalismo enfrentado a la conducción de la CGT, llevándola en el Día del Trabajador a la sede porteña del gremio de Gastronómicos, donde Villarruel se llevó elogios y aplausos al dar un discurso con varios conceptos peronistas. 

El kirchnerismo toma distancia

La figura de Villarruel es un parteaguas en el peronismo. Mientras Moreno y Berni la elogian en público, el kirchnerismo se desliga por completo. El camporista Mariano Recalde la responsabilizó explícitamente por el aumento a los senadores. “Es un escándalo que está en todos los medios por su interna con Javier Milei. Esto se resuelve con una firma de ella. Fue una iniciativa de la vicepresidenta de la Nación”, aseguró en declaraciones radiales. 

Cristina Kirchner esquiva dar una definición sobre la vice. “Es un tema de Moreno, no está en nuestra agenda opinar sobre sus opiniones”, afirmaron en su entorno ante la consulta de elDiarioAR, y aseguraron: “No nos metemos en la interna del gobierno”. Pero lo cierto es que los elogios de Moreno generan ruido en la interna opositora. Máximo Kirchner mantuvo en junio un encuentro reservado con el exsecretario de Comercio. Fue un principio de acercamiento que posibilitó las reuniones posteriores entre los equipos económicos de las distintas tribus peronistas, en los que Moreno ofició como una especie de articulador para buscar un programa económico. 

Los elogios a Villarruel se dan en un contexto de dispersión opositora, que se profundizó con la denuncia por violencia de género de Fabiola Yáñez a Alberto Fernández. El impacto fue duro en un espacio político que no había terminado de asimilar la derrota electoral, sin una jefatura política definida ni una lectura compartida sobre ese fracaso y cómo posicionarse en el presente.

Moreno y Berni hacen una provocación ideológica en un marco donde algunos creen que la solución del peronismo puede ser volver a un origen folclórico, con lo que nosotros no estamos de acuerdo, pero se animan a plantearlo porque no hay conducción”, dijo a este medio un dirigente del kirchnerismo y lanzó: “Lo que subyace es la idea de que el peronismo debería salir a imitar el método y el formato de Milei, con una especie de erupción desinhibida de afirmaciones, ejercer cierto magnetismo mediático, y que al mismo tiempo habría que tomar algo de ese ambiente ideológico, por eso les cierra la figura de Villarruel”. 

La posición de la vicepresidenta respecto de la última dictadura y sus críticas a los organismos de derechos humanos aún simbolizan un límite para su construcción política por fuera de La Libertad Avanza (LLA). Desde que asumió, evita hablar de los temas más polémicos. No se pronunció respecto del tour de seis diputados al penal de Ezeiza, donde visitaron represores detenidos por delitos de lesa humanidad. Entre ellos estaba Guillermo Montenegro, su exarmador y mano derecha hasta hace unos meses, cuando la relación se quebró por cuestiones personales. Villarruel no se expresó sobre el tema ni quiso confrontar con el sector de la oposición que presionó para que expulsen a los visitantes. La vice enfrenta hoy más ruido interno que las discusiones que podría mantener hacia afuera con sus adversarios ideológicos del kirchnerismo.

LA/JJD

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