THE UBER FILES
El “interruptor de emergencia”, el método de Uber para bloquear el acceso de la policía a sus sistema informático durante allanamientos
Un lunes por la tarde, en noviembre de 2014, la oficina de Uber en París, en un frondoso centro de negocios, recibió unos visitantes inesperados: inspectores franceses. “Favor de cortar el acceso ahora”, pidió Zac de Kievit por correo electrónico a sus colegas.
De Kievit se refería al llamado “interruptor de emergencia” (kill swicht, en inglés), que, cuando se activa, cierra la conexión entre las computadoras y los servidores de la compañía. Este protocolo impedía a las autoridades encontrar documentos sensibles de la empresa.
Durante cerca de un año, mientras Uber se expandía por el mundo, la empresa utilizó el interruptor de urgencia para bloquear el acceso de la policía a sus sistemas durante allanamientos a sus oficinas en Francia, pero también en Rumania, Holanda, Bélgica, India y Hungría.
Los Uber Files (Archivos Uber) revelan que David Plouffe, el jefe de política de Uber -y quien dirigió la exitosa campaña presidencial de Barack Obama en 2008-, participó en discusiones sobre al menos dos de los allanamientos mientras éstos se estaban desarrollando. En marzo de 2015, pidió información cuando la policía registró la oficina de París por segunda vez.
“Policía aún aquí. Fuerza grande (cerca de 25)”, dijo el entonces lobbista de Uber Mark MacGann en un correo electrónico que envió a Plouffe. “Policía tratando de acceder a laptops”.
“Ok”, contestó Plouffe. “Actualizaciones en tiempo real por favor”.
“Acceso a las herramientas IT fue cortado de inmediato, para que la policía no pueda tener mucho, por cualquier cosa”, dijo MacGann a Plouffe.
Estos archivos, los Uber Files, fueron obtenidos por el periódico The Guardian y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y otros 42 medios asociados. La filtración incluye correos, mensajes de texto, presentaciones internas y otros documentos de 2013 a 2017, cuando Uber irrumpía en las ciudades, retando a las legislaciones y regulaciones locales, evadiendo impuestos y buscando someter la industria de los taxis concesionados, principalmente, pero también a los defensores de derechos laborales.
Los escándalos y tropiezos de Uber en Estados Unidos, entre ellos el espionaje a funcionarios públicos y la filtración de los malos comportamientos de sus ejecutivos, dieron pie a libros, series de televisión e investigaciones periodísticas.
Los Uber Files revelan la historia, desde adentro, de cómo los ejecutivos de la empresa de viajes compartidos irrumpieron en nuevos mercados y operaron para transformar a Uber de una empresa emergente de la Silicon Valley a un gigante global.
La investigación global también muestran que la empresa utilizó tecnologías sigilosas para frustrar investigaciones gubernamentales de manera mucho más extensa que la previamente reportada.
Manual de emergencia
En otro allanamiento en París, en julio de 2015, MacGann envió un mensaje de texto al manager de Uber en Francia, Thibaud Simphal, para decirle que “siga el guión ‘Zachary De Kievit’”.
“Intenta en unas laptops”, escribió, “finge confusión porque no puedes acceder, di que el equipo de IT está en SF (San Francisco) y dormido, y que de todas formas todo esto está controlado por Uber BV [la sede de la empresa en Holanda], por lo que deberían escribir a Uber BV con su petición”.
Simphal contestó: “Ay sí, seguimos este guión tantas veces que ahora la parte más difícil es seguir fingiendo la sorpresa”.
El interruptor de emergencia no fue la única arma tecnológica que Uber utilizó para engañar a la policía y a los reguladores. La empresa también identificó a funcionarios o policías quiénes, sospechaban, pedían viajes de Uber para recolectar evidencias. Les enviaban una versión apócrifa de la aplicación, con autos fantasmas que nunca llegaban. Lo hizo en Holanda, Bélgica, Rusia, Bulgaria, Dinamarca, España y otros países, además de Hong Kong, según los documentos filtrados y fuentes públicas.
El equipo habló de crear “geocercas de apagones” alrededor de las estaciones de policía en Dinamarca. Nadie en la geocerca podría usar la aplicación hasta que un empleado de Uber lo autorizara.
En Bruselas, las autoridades locales contrataron empresas para reclutar clientes falsos, o “compradores misteriosos”, para participar en acciones contra Uber. Pedían viajes para que las autoridades actuaran contra los conductores a su llegada. Uber tuvo una discusión interna sobre instruir a trabajadores para registrarse como clientes bajo pseudónimos, con la esperanza de que los alertarían en caso de que la policía los reclutaba por algún operativo para detectar inspecciones o acciones contra los conductores.
En 2014, Pierre-Dimitri Gore-Coty, entonces manager regional de Uber para Europa Occidental, escribió al equipo que las tácticas “para combatir la policía” fueron compiladas en un “muy buen manual”.
La versión de Uber
El cofundador y entonces CEO de Uber, Travis Kalanick, también ordenó personalmente que se activara este interruptor de emergencia cuando la policía ingresó a las oficinas de Uber en Amsterdam, según muestran los archivos. “Activen el interruptor de emergencia”, ordenó. “El acceso debe ser apagado en AMS [Amsterdam]”.
El portavoz de Kalanick, Devon Spurgeon, dijo a ICIJ que las acusaciones sobre el uso de interruptores de emergencia son “falsas”. “Uber, como la mayoría de las otras empresas que operan en el extranjero, utilizó herramientas que protegen la propiedad intelectual y la privacidad de sus clientes, y asegurar que se respeten los derechos de debido proceso en caso de una redada extrajudicial. Son una práctica comercial común y no están diseñadas ni implementadas para ‘obstruir la justicia’”.
Spurgeon también afirmó que “estos protocolos a prueba de fallas no eliminan ningún dato o información y todas las decisiones sobre su uso involucradas, fueron examinadas y aprobadas por los departamentos legal y regulatorio de Uber” y que “Kalanick no creó, dirigió ni supervisó estos sistemas establecidos por los departamentos legales y de cumplimiento y nunca ha sido acusado en ninguna jurisdicción por obstrucción de la justicia o cualquier delito relacionado”.
Kalanick renunció bajo presión en 2017, cuando los inversionistas expresaron sus preocupaciones sobre la cultura laboral en Uber, incluyendo las acusaciones de acoso sexual, discriminación racial y bullying. Permaneció como director hasta finales de 2019.
Gore-Coty, uno de los primeros integrantes del equipo de Uber, no contestó las preguntas de ICIJ sobre el uso de un manual de tácticas para burlar a las autoridades.
En un correo electrónico, Gore-Coty expresó su arrepentimiento respecto a algunas prácticas de Uber. “Me uní a Uber hace cerca de diez años, en el arranque de mi carrera”, dijo. “Era joven y sin experiencia, y demasiadas veces recibí órdenes de superiores cuya ética era cuestionable”.
“Me uní a Uber hace cerca de diez años, en el arranque de mi carrera. Era joven y sin experiencia, y demasiadas veces recibí órdenes de superiores cuya ética era cuestionable”.
Ni Gore-Coty ni Plouffe contestaron preguntas de ICIJ sobre el uso del interruptor de emergencia.
Simphal, entonces manager de Uber Francia y ahora jefe de sustentabilidad global, dijo que todas sus interacciones con autoridades públicas se llevaron a cabo de buena fe.
En una declaración escrita, MacGann dijo: “En cada ocasión en la que estuve personalmente involucrado en actividades del ”interruptor de emergencia“, estuve actuando bajo las órdenes expresas de mis superiores en San Francisco”.
De Kievit no contestó a un cuestionario. Uber dijo que, actualmente, coopera de manera rutinaria con las autoridades y ya no usa tecnología para engañarlas.
“Uber no tiene un ‘interruptor de emergencia para engañar las investigaciones de reguladores en ninguna parte del mundo, y no lo ha tenido desde que Dara (Khosrowashahi) asumió como director general en 2017”, dijo la vocera de Uber Jill Hazelbaker. “Si bien todas las empresas tienen software instalados para proteger sus aparatos de manera remota (por ejemplo, si un empleado extravía su laptop), estos softwares nunca han sido empleados para frustrar acciones regulatorias legítimas”.
Contribuyeron: Scilla Alecci, Dean Starkman, Delphine Reuter, Ben Hallman, Jelena Cosic, Fergus Shiel, Mike Hudson, Emilia Diaz-Struck, Miguel Fiandor, Richard H.P. Sia, Hamish Boland-Rudder, Asraa Mustufa, Pierre Romera, Gerard Ryle, Antonio Cucho Gamboa, Joe Hillhouse, Tom Stites, Whitney Awanayah, Margot Williams, Soline Ledésert, Bruno Thomas, Caroline Desprat, Maxime Vanza Lutaonda, Damien Leloup, Adrien Senecat, Elodie Gueguen, Felicity Lawrence, Rob Davies, Jennifer Rankin, Aaron Davis, Robin Amer, Joseph Menn, Douglas Macmillan, Rick Noack, Linda van der Pol, Uri Blau, Dirk Waterval, Karlijn Kuijpers.
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ED
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