Lijo pasó el examen del Senado: críticas por la impunidad, la dolarización de Milei y qué opina de que no haya mujeres en la Corte
Ariel Lijo llegó al Senado una hora antes de que comenzara la audiencia que protagonizó de 10 a 18 para convencer a los legisladores de que le aprueben su nombramiento en la Corte Suprema de Justicia. No lo recibió Victoria Villarruel, que ayer cargó muy duro contra sus “pergaminos”, sino por el presidente provisional de la Cámara alta, el libertario Bartolomé Abdala (senador por San Luis). Entonces hizo tiempo en un espacio contiguo al salón Azul antes de saltar a escena. Varios de los senadores oficialistas y opositores pasaron a saludarlo.
Con esos movimientos previos, Lijo se dispuso a enfrentar un largo examen ante la comisión de Acuerdos, el ámbito que tiene la potestad de firmar el dictamen que luego vota el recinto para confirmar la nominación al máximo tribunal. Allí el juez federal aceptó solamente un café y comenzó su intervención con un agradecimiento explícito al presidente Javier Milei por su designación. Luego buscó imprimirle un tono personal a su discurso: saludó a familiares y se mostró emocionado al recordar a su padre, ya fallecido. Se lo notaba consciente de la presión pública a la que se enfrenta: con signos de transpiración, intentando hablar pausado para cuidar cada palabra y con el rostro colorado. Cambió a la fuerza ese perfil, sin perder un tono mesurado en sus dichos, cuando llegó el momento de las preguntas y cuestionamientos por su trayectoria, bajo la lupa de expertos por ser un juez apresto a dilatar las causas más sensibles para la política. Salió airoso de todos los planteos, aunque no abundó en argumentos y supo esquivar los temas punzantes.
“Rechazo mi supuesta falta de idoneidad moral”, fue el primer cortafuego que ensayó Lijo cuando fue abordado por los senadores en sus preguntas. Los primeros cuestionamientos fueron de espacios aliados a La Libertad Avanza, como del PRO y la UCR. Carmen Álvarez Rivero (PRO-Córdoba) y Carolina Losada (UCR-Santa Fe) rompieron el hielo, adelantando que van a votar en contra de su pliego. Lo acusaron de ser un “tiempista” y de abogar por la impunidad en las causas.
Lijo dijo que “los jueces están sometidos al escrutinio constante” y que en los expedientes en su contra fue investigado por el Consejo de la Magistratura y por la UIF y la AFIP, sin avances. “Las imputaciones son falsas”, señaló, y amplió: “Nunca fue mi abogado Mariano Cúneo Libarona (actual ministro de Justicia) porque nunca tuve abogado porque nunca tuve una imputación”. Luego repitió esa narrativa ante consultas similares.
La exposición de Lijo atrajo la atención por la trama de relaciones políticas que sintetiza su figura, de todo el ámbito político a partir de los expedientes que lo tienen o tuvieron al frente: el caso Ciccone de Amado Boudou cuando era vice de Cristina Kirchner, el del Correo Argentino en tiempos de Mauricio Macri, la compra de YPF por parte de la familia Eskenazi, la investigación por el encubrimiento en la causa AMIA, entre un sinfín de otras causas sensibles. “Debe ser la exposición que más rating tiene en la historia”, bromearon cerca de Lijo. “Tiene respuestas para todo”, habían adelantado fuentes judiciales. Tras la exposición del juez federal jefe el Juzgado Criminal y Correccional Federal №4, ubicado en Comodoro Py 2002, a cargo de casos de corrupción, narcocriminalidad y trata de personas, la locutora leyó las cientos de preguntas que le llegaron al magistrado. Durante el proceso de impugnaciones su candidatura recibió 34 planteos en contra, muchas acusandolo de favorecer la impunidad.
Uno de los puntos de mayor tensión de Lijo fue frente al oficialista Francisco Paoltroni (LLA-Formosa), que cargó muy duro en su contra y montó su propio espectáculo a hacerle lo que una senadora calificó de “careo”. El libertario aseguró buscar probar “su idoneidad” y le insistió sobre cómo resolvió la causa de la consultora The Old Found, contratado por el gobierno de Formosa y atribuida a Alejandro Vandenbroele, señalado como testaferro de Boudou en el caso Ciccone. Lijo justificó que el expediente haya pasado a la justicia federal de la provincia por orden de la Cámara de Apelaciones y afirmó no conocer al gobernador Gildo Insfrán.
“No soy ajeno a las especulaciones”, dijo Lijo. También sorteó en responder sobre el caso de YPF y la demora en la investigación sobre Siemens. “Es uno de los trabajos artesanales más complejos”, señaló el candidato a la Corte.
La única parte que no puedo reemplazar es la visión de una mujer
Candidatura de mujer y la dolarización
Otro momento candente de la intervención de Lijo fue cuando tuvo que responder como remplazo de Elena Higton de Nolasco. “La única parte que no puedo reemplazar es la visión de una mujer”, dijo el juez. Llamativamente reconoció que “la Corte tiene que estar integrada por alguna mujer”, pero evitó opinar sobre porqué el Gobierno lo candidateó a él y no a una mujer. “No es una respuesta que debo responderle yo si el Ejecutivo cometió un error”, buscó como respuesta a las sucesivas estocadas que le hizo la radical Losada. “Para mí no es contradictorio”, repitió el juez.
Posteriormente fue la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti (UP-Mendoza) sobre si había realizado la capacitacion en género a la que obliga la ley Micaela, que no estaba en su curriculum vitae. “Hubo una omisión”, reconoció Lijo.
Después de esa polémica, a Lijo lo consultaron sobre la dolarización. Fernández Sagaste le consultó sobre la constitucionalidad de esa medida que ya propuso Milei en la campaña: el juez dijo que cualquier cambio de moneda debería pasar primero por el Congreso.
“No estudié en profundidad la dolarización pero sí tengo una mirada al respecto. Estoy de acuerdo de que el Congreso tiene una función especificífica que puede ejercer de acuerdo a la Constitución”, dijo antes de dispensarse mostrarse a favor o en contra por si llega a la Corte Suprema y debe juzgar al respecto. También el radical Martín Lousteau (CABA) apuntó sobre la dolarización y Lijo tuvo la misma narrativa. Luego señaló: “La moneda debe ser preservada de alguna manera”.
“Una Corte proactiva”
La estrategia inicial de Lijo fue hablar de sus propias propuestas para la Corte antes de tener que justificarse a sí mismo. Planteó que el máximo tribunal tiene que ser “más proactivo”. Justamente acusado por sus críticos de ser un magistrado hábil para cajonear causas, apuntó sobre la dilación en la Corte para dictar sentencias: “Hay que dinamizar los procesos de sentencia. Llegó el momento de que la propia Corte y todos los actores que sean necesarios se sienten y encuentren una solución. No es viable el nivel de litigiosidad”, apuntó.
Y se refirió a la estrecha relación entre la Justicia y la política: “Las cuestiones de la política se tienen que resolver en los ámbitos adecuados. No siempre el Poder Judicial puede dar una solución a este tipo de conflictos”, aseveró, sin profundizar.
“La Corte debe enfocarse en garantizar el acceso a la Justicia”, fue una de las frases que remarcó Lijo en el primer tramo de la audiencia. Usó una media hora para hacer su presentación antes de tener que responder a las preguntas, muchas de las cuales ya le habían sido giradas días atrás y que él contestó por escrito. Se espera que hoy profundice en su respuesta a que hay un “prejuicio estereotipado de impugnación al sistema institucional” –como escribió– por su supuesta falta de idoneidad moral y que son “meras aseveraciones sin ningún tipo de sustento fáctico ni documental” las denuncias por su patrimonio y sobre la lujosa vida de su hermano “Freddy”.
De su historial solo se tomó un momento para referirse a la causa AMIA: “Es indispensable que en el ámbito de la Corte Suprema se cree una secretaría especial que investigue el atentado a la Embajada en 1994. El antisemitismo si dudas es la causa de los dos atentados”, planteó Lijo.
Señales del kirchnerismo
Durante la audiencia, es una señal política el intercambio de baja intensidad que Lijo tiene con el bloque del kirchnerismo, que tiene la llave para su ascenso porque en el recinto se necesitan dos tercios de los presentes. No hubo desde el peronismo consultas difíciles para el magistrado. Sin embargo ahora en Unión por la Patria aseguran que no hubo ni un llamado para sellar un apoyo al juez, pero condicionan para ello que el Gobierno habilite una negociación más amplia a partir de la cantidad de vacantes que existen en otros resortes de poder en el ámbito judicial.
A su vez Lijo también necesita cierto apoyo de la UCR, que es la segunda minoría detrás del peronismo. Fue llamativo el reemplazo a último momento de anoche en la comisión de Acuerdo del senador Pablo Blanco (Tierra del Fuego), que ya anticipó su rechazo, por el de Eduardo Vischi (Corrientes), más proclive a poner su firma a favor.
También importa el PRO, que si bien Macri bajó la orden de que se rechace a Lijo, la senadora Guadalupe Tagliaferri (Capital Federal), que preside la comisión, podría acompañar el pliego. En el oficialismo ya está recortado Paoltroni por la negativa y los seis restantes van a votar tal cual lo pide la Casa Rosada.
Noticia en desarrollo
MC/MG
0