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Segunda jornada

Milei se vio cara a cara con Xi Jinping en el G20, en un nuevo gesto de equilibrio diplomático

Milei y el presidente chino Xi Jinping, este martes en la cumbre del G20.

Pedro Lacour

19 de noviembre de 2024 11:37 h

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De prometer no negociar con “comunistas” a estrechar la mano de Xi Jinping, el G20 de Javier Milei está cargado de sorpresas y giros inesperados. En su debut en el foro global que se realiza en Río de Janeiro, el Presidente demostró que, pese a la “purga” ideológica puertas adentro de la Cancillería, cuando se trata de política exterior y negocios, el pragmatismo está a la orden del día. En el segundo día de la cumbre que se realiza en tierras brasileñas, Milei encara en una agenda bilateral que incluye pesos pesados como China, India y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El plato fuerte del día es el cara a cara de Milei que mantuvo con el líder chino. Tras sus críticas al gigante asiático durante la campaña, el libertario parece haber cambiado el libreto: ahora lo califica como un “socio comercial interesante”. ¿La razón? Una economía en apuros que necesita más exportaciones de soja, la renovación del swap de monedas vigente hasta 2026 y un nuevo acuerdo con el FMI. Beijing también tiene lo suyo en juego: busca reactivar las represas paralizadas en Santa Cruz, cuya construcción depende de acuerdos de financiamiento que aún están en veremos.

En este contexto, hace apenas una semana, el secretario de Coordinación de Producción, Juan Pazo, mano derecha del ministro Luis Caputo en la cartera económica, visitó China para avanzar en proyectos conjuntos. Entre ellos, destacó la presentación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), diseñado para atraer capitales chinos. El encuentro de Milei con Xi podría definir futuras negociaciones en ese sentido.

Pero el Presidente no solo tiene ojos para el gigante asiático. Su reunión con el primer ministro de India, Narendra Modi, es otro punto clave. Aunque ideológicamente distantes, Milei sabe que los negocios están por encima de las diferencias: para la Argentina, es la oportunidad de ampliar exportaciones agropecuarias hacia un mercado cada vez más relevante. La India representa al “sur global” y a un BRICS que Milei rechazó de plano al asumir, pero su dirigencia está interesada en la compra de gas natural licuado (GNL) y en distintos proyectos de litio en provincias como Catamarca.

La relación con el FMI es otro capítulo en esta trama. En su reunión con Kristalina Georgieva, Milei buscará allanar el camino para un nuevo acuerdo con el organismo, luego del viaje que hace pocas semanas emprendió Luis Caputo a Washington. Ahora, en Río, el ministro acompaña al Presidente con un objetivo claro: lograr financiamiento en mejores condiciones. Con Donald Trump nuevamente en la presidencia de los Estados Unidos, ese anhelo parece volverse cada vez más palpable.

“No cuenten con nosotros”

El inicio del G20 no estuvo exento de polémica. Milei llegó con la intención de diferenciarse de algunos puntos del documento final, especialmente aquellos vinculados a la Agenda 2030 y las políticas de redistribución de la riqueza impulsadas por el anfitrión Lula da Silva. En el marco del lanzamiento de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa promovida por el mandatario brasileño, el argentino dejó clara su postura crítica.

“El error de que para combatir el hambre y la pobreza hace falta mayor intervención estatal y mayor planificación centralizada de la economía”, lanzó ante los principales líderes mundiales. Horas más tarde, en la sesión dedicada a la “Reforma de la Gobernanza Global”, Milei endureció aún más su discurso. “No cuenten con nosotros”, sentenció, defendiendo su “rebeldía” contra lo que considera intentos de “transgredir el derecho a propiedad a través de impuestos y regulaciones”.

El mandatario también aprovechó para cuestionar el modelo actual de cooperación internacional, al señalar que “a casi 70 años de haberse inaugurado es hora de reconocer que está en crisis”. Sin embargo, aunque dejó claras sus “líneas rojas” en una intervención antes del cierre, el Presidente terminó apoyando el documento final, sorprendiendo a más de uno de los presentes. Su jugada fue estratégica: evitar quedar aislado, pero sin dejar de marcar posición.

En menos de cinco días, Milei pasó del glamour en Palm Beach, celebrando el triunfo de Donald Trump, al pragmatismo en Río, negociando con Xi Jinping. Este contraste no es casual: el presidente argentino demuestra que intenta navegar las tensiones entre los dos grandes polos de poder global. Mientras se alinea con Estados Unidos e Israel, sabe que no puede permitirse ignorar a Asia, un mercado crucial.

En ese sentido, el G20 de Río no es una instancia más de la política exterior de Milei. Se trata, por sobre todo, de una prueba de fuego para su capacidad de equilibrar discursos libertarios con las realidades del poder global. Entre el coqueteo con Trump y los potenciales acuerdos con Xi, parece comprender por primera vez que debe jugar en las “grandes ligas”. Y que está en juego no es solo su estrategia internacional, sino algo más importante: el futuro económico la Argentina en un mundo cada vez más polarizado.

PL/MG

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