Con el objetivo de ingresar refugiados ucranianos a Argentina, Enrique Piñeyro pilotea un nuevo vuelo humanitario desde Polonia
Con la guerra a sus espaldas y lo poco que han traído consigo, refugiados ucranianos abordarán este miércoles un nuevo vuelo humanitario que partirá desde Varsovia, Polonia, hacia España. Lo harán en el Boeing 787 de la ONG Solidaire, piloteado por el comandante Enrique Piñeyro, cineasta, empresario gastronómico y expiloto de LAPA. elDiarioAR los acompañará en ese trayecto, invitado por la organización argentina. Mientras conecta las ciudades europeas, Piñeyro gestiona que las autoridades argentinas concreten el arribo de refugiados al país.
El avión, con capacidad para 234 pasajeros, partió de Buenos Aires el sábado por la noche con más de 7,3 toneladas de donaciones (medicamentos, alimentos, gasas y alimento para mascotas). Aterrizó menos de doce horas más tarde en Madrid y este lunes partió hacia la capital polaca.
El plan es subir a la mayor cantidad de refugiados posible con destino a Barcelona y Madrid. Muchos son mujeres, niños y personas en estado de vulnerabilidad (ancianos, enfermos, discapacitados). Los hombres entre 18 y 60 años fueron obligados por el gobierno de Volodímir Zelenski a permanecer en el país para unirse a las tropas que combaten el avance ruso desde el 24 de febrero. Las madres que han dejado el país han dejado a los padres de sus hijos en zona de guerra.
Al llegar a España, los refugiados ucranianos serán recibidos por familias de acogida y organizaciones sociales que dan refugio a los desplazados. La logística es dirigida por Open Arms, aliada española de Solidaire y a cargo del también empresario y socorrista Oscar Camps Gausachs. “Es una situación muy triste. Cuando aterrizamos en Italia o España y los ucranianos tienen que desembarcar, los ves desconsolados en la plataforma al momento de bajar. Es como que ahí cae la ficha de todo lo que quedó atrás”, cuenta Piñeyro en la cabina del avión que compró para la ONG que dirige. La organización -aseguró el empresario- se nutre exclusivamente de fondos aportados por el propio Piñeyro, heredero de una rama de la familia Rocca. “No me molesta que me pregunten cuánto invierto en los vuelos, lo que no quiero es contestar”, responde ante la consulta de elDiarioAR.
Tenemos un equipo trabajando en Polonia que lleva días localizando a las personas que están saliendo de Ucrania.
Logística
A 47 días de la invasión rusa, más de 4,5 millones de personas han debido abandonar Ucrania. Polonia es el centro de mayor recepción de refugiados de la guerra: más de la mitad ha ingresado al país fronterizo, de acuerdo con la Agencia de la ONU para Refugiados (Acnur). Muchos buscan quedarse y comienzan los trámites para legalizar su estadía como refugiados. Otros intentan llegar a otras ciudades de Europa. Un tercer grupo aún permanece en un estado de incertidumbre y permanece en Varsovia y otras ciudades polacas a la espera de una resolución del conflicto o una definición sobre su destino.
Los ucranianos también se han refugiado en menor medida en Rumania, Hungría y Moldavia, Rusia, Eslovaquia y Bielorrusia. “Ya pasó un mes y medio de guerra o más. Yo me vuelvo (a Argentina) el 15 o 16 de abril y espero no regresar con un avión vacío. Yo ya lo ofrecí para llevar refugiados a Argentina. Pero ahora las embajadas en Polonia, Rumania y la que estaba en Ucrania, que ahora está en Bucarest, tienen que otorgar las visas”, asegura Piñeyro.
¿Cómo se organiza un vuelo humanitario en medio de una guerra en Europa? “La mayor complicación -explica Piñeyro- es la selección en el embarque de los pasajeros: quién y por qué. Siempre va a ser arbitrario e injusto. La otra es la logística. Transportar a 243 personas, darles agua, comida, tripulación de cabina, gestionar todos los permisos para un vuelo humanitario; y después cosas como las mascotas. Llevamos 15 mascotas. Los bulldogs, por ejemplo, si no van en jaulas más grandes no pueden darse vuelta y se ahogan, aprendimos muchas cosas. La tercera complicación es la acogida, que si bien Argentina dijo que va a dar visas humanitarias, está un poco lento”.
Solidaire y Open Arms ya han realizado cuatro vuelos humanitarios en los últimos seis meses. El primero, que cubrió en exclusiva elDiarioAR, llevó a Roma a 50 personas que habían intentado cruzar el Mediterráneo y terminaron encarceladas en Libia, en el norte de África. Tras la invasión rusa a Ucrania, las organizaciones comenzaron a planear los vuelos de Varsovia a Italia y España. Lejos de la resistencia a la acogida de migrantes africanos, Europa ha sido completamente solidaria con los ucranianos, coincidieron Piñeyro y Camps Gausachs.
Pasadizo
España se ha convertido en vía de escape para quienes buscan reunirse con familiares, amigos o conocidos que ya viven en el país o intentan simplemente reconstruir su realidad en Madrid y Cataluña. Este lunes, el gobierno español otorgó “protección temporaria” a 52.000 ucranianos que llegaron como refugiados, según un comunicado oficial. El 39% son menores. En la última semana, se duplicó la cantidad de niños ucranianos que ingresaron a las escuelas españolas. Además de Barcelona y Madrid, han sido recibidos en Málaga y Alicante.
Tenían sus profesiones, estudios, empresas. Ahora dependen de Caritas para vestirse.
“Tenemos un equipo trabajando en Polonia que lleva días localizando a las personas que están saliendo de Ucrania”, afirmó Camps Gausachs a elDiarioAR. “Tenemos un call center en Madrid con unos cuantos operadores y operadoras ucranianas que están localizando a familias que ya están residiendo en España porque tienen parte de esas familias en Ucrania. Ellos los localizan para que el equipo de Polonia los pueda ayudar a salir y a juntarlos a todos”, agregó el español.
“Esa reunión será entre hoy y mañana -por martes y miércoles- en el Centro de Convenciones de Varsovia. Allí se realizará el check-in por la mañana, donde juntaremos a las personas, maletas, niños y mascotas, todos juntos en autocares, para acercarlos al aeropuerto de Varsovia y a las 16 horas estarán embarcados en este avión con destino a Barcelona”, primera parada del Boeing 787, informó el fundador de Open Arms.
Aida Santesmasses es técnica del ayuntamiento de Guissona, en Cataluña. Se ha embarcado en este vuelo humanitario de Solidaire junto a Ignasi Ribera, voluntario de la misma ciudad. En su comunidad, los vecinos, Caritas, organizaciones sociales y autoridades se encargan desde el alojamiento, ropa, comida, juguetes y otras necesidades básicas hasta de los trámites oficiales para que los recién llegados puedan abrir una cuenta bancaria, volver a disponer de dinero y conseguir un trabajo en España. “Son madres jóvenes, en general, de 19 a 25 años, con niños muy pequeños, la mayoría de cero a siete años”, afirmó Santesmasses. “También ancianos, personas en sillas de ruedas o con enfermedades, que sólo pueden llegar a España por avión porque no podrían soportar el trayecto por tierra”. “Muchos han salido con una maleta, documentos y ya”, aseguró.
Guissona tiene una conexión especial con Ucrania que ha facilitado la acogida, la comunicación, la reinserción escolar de los niños y la adaptación de los refugiados. Una importante compañía de carnes de origen ucraniano se instaló en la ciudad hace unas dos décadas y contrató a ucranianos que se instalaron primero solos, más tarde con sus familias. De los 7.500 habitantes, actualmente la mitad son extranjeros.
“No vienen con un nivel de desamparo -dijo Ribera-, vienen con un nivel de vida en el que hasta hace poco nunca habían dependido de nadie. Tenían sus profesiones, estudios, empresas. Ahora dependen de Caritas para vestirse”.
ED
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