Las organizaciones oficialistas aumentan su presión al Gobierno para exigir medidas sociales
“¿Le negarías a alguien el derecho a comer?”. La pregunta, retórica, punzante y molesta para quien la lea, apareció ayer empapelando las calles del microcentro porteño y el conurbano en afiches negros con letras blancas, que sin firmar tenían una única consigna: “Salario Básico Universal. Es ahora”.
La campaña en vía pública se gestó en el interior de los movimientos sociales oficialistas –nucleados en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP)–, que luego de la llegada de Silvina Batakis al ministerio de Economía aceleran su presión al Gobierno para imponer una agenda de medidas que contemple a los casi 8 millones de personas que trabajan en la informalidad y no llegan a fin de mes por los altos niveles de inflación.
En las organizaciones entienden que el paquete anunciado por la flamante funcionaria el lunes pasado fue para calmar a los mercados. Una actitud que está a punto de agotar la paciencia de las agrupaciones oficialistas, entre ellas el Movimiento Evita de Emilio Pérsico, el MTE de Juan Grabois, el Frente Popular Darío Santillán de Dina Sánchez y Somos-Barrios de Pie de Daniel Menéndez. Hoy, algunas de ellas harán asambleas barriales en la Capital Federal, el conurbano y distintos puntos del país. La principal será al mediodía en el hall de la estación Constitución. Y mañana toda la UTEP hará una demostración de fuerza frente al Congreso: instalarán una masiva feria con productos elaborados desde la economía popular.
No está descartado que si el Gobierno no recoge el guante, la UTEP pueda confluir en las protestas que desde comienzos de año lleva adelante la Unidad Piquetera, que encabeza el trotskista Polo Obrero, entre otras organizaciones. Ayer mismo, los piqueteros le entregaron una carta a Batakis exigiendo un bono de emergencia de $20.000 y un aumento del salario mínimo vital y móvil. Mañana se movilizarán a la Plaza de Mayo, al frente del Palacio de Hacienda, para esperar una respuesta de la ministra.
Además, según pudo saber elDiarioAR, hay entre la UTEP y la CGT conversaciones preliminares para una posible marcha en conjunto en el futuro próximo. “Se está esperando el momento oportuno”, se limitó a contar un dirigente al tanto de ese diálogo. Pablo Moyano marchó este martes con Camioneros a la sede del ministerio de Trabajo y ya le envió un aviso a Batakis: “Primero está la gente que la pasa mal”. También trascendió que la CGT, que codirige el hijo de Hugo Moyano, tiene en estudio una movilización para agosto contra la inflación, además de un acto que podría ser crítico del Gobierno el 26 de julio, en homenaje a Eva Perón, a 70 años de su muerte.
En ese clima sociopolítico cada vez más tenso, genera expectativa la movilización de San Cayetano del 7 de agosto por parte de las organizaciones sociales. “Será muy grande, más que la del 1 de Mayo”, anunció a este medio un vocero de la UTEP. Aquel día, las organizaciones sociales que integran el Frente de Todos –sin la CGT, La Cámpora ni el PJ– coparon la avenida 9 de Julio.
El salario básico universal y la discusión interna en las organizaciones
El proyecto de ley del salario básico universal (SUB) entró al Congreso el 10 de mayo y aún no tuvo tratamiento en comisiones. Firmado por diputados kirchneristas vinculados a las organizaciones sociales, como Itaí Hagman (del espacio de Grabois) y Leo Grosso (del Evita), contempla una prestación monetaria no contributiva equivalente a una Canasta Básica Alimentaria para un adulto, que en mayo pasado fue de 14.400 pesos.
El costo fiscal de 1,8% del PBI fue el argumento de Martín Guzmán, antes, y de Batakis, ahora, para rechazarlo. elDiarioAR supo que el presidente Alberto Fernández también ya le bajó el pulgar definitivamente. Por eso las organizaciones buscan meter presión en la calle. El contraargumento es que su implementación automáticamente eliminaría programas como el Potenciar Trabajo, que hoy alcanza la mitad del salario básico, a contraprestación de cuatro horas de trabajo diario en cooperativas. Según Hagman, que es director de la consultora económica OCEPP, junto con el retorno fiscal que se generaría por el consumo, el costo fiscal sería de la mitad: unos 300 mil millones de pesos, o 0,7 por ciento del PIB.
“El SUB permitiría que ninguna persona caiga en la indigencia”, aportó Dina Sánchez, quien está detrás de las asambleas barriales de este miércoles para explicar la propuesta en el territorio, junto con Grabois, La Poderosa, la CTA Autónoma y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), del diputado Juan Carlos Alderete. Otro motivo de reclamo de las organizaciones fueron los operativos judiciales que varias sufrieron en su contra la semana pasada, principalmente en Jujuy, provincia gobernada por el radical Gerardo Morales.
Dentro del universo frentedotista, el SUB tiene el apoyo de La Cámpora –Andrés Larroque compartió con Grabois un acto al respecto hace un mes–, pero Cristina Kirchner no volvió a pedirlo a viva voz, luego de que en su acto en Avellaneda sugiriera que el Presidente podría sacarlo por decreto, como ella hizo en su momento con la Asignación Universal por Hijo (AUH) en octubre de 2009.
Fue también en Avellaneda donde la vicepresidenta cargó contra las organizaciones y los planes sociales –principalmente el Evita, que ostenta más de 120 mil beneficiarios del Potenciar Trabajo y es uno de los pilares que sostienen al mandatario–. Dicho frente nuevo en la batalla interna escaló tanto, que en la previa a la salida de Guzmán hubo una cena en el partido de San Martín –terruño del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis– que encabezaron Grabois y Grosso con movimientos sociales y agrupaciones políticas del FdT para hacer catarsis y buscar parar la pelota.
“Es una lástima lo que dijo Cristina. Hay un error conceptual en su expresión y lo he hablado con ella. Nosotros cuando discutimos entre nosotros somos muy malos. No sabemos parar y nos decimos cualquier cosa”, dijo Grabois en esa reunión. “Quienes niegan a Cristina o le imputan todos los errores que hacemos están equivocados. Y eso no quita que se haya equivocado con lo que dijo. Pero no podemos ser rehenes de impulsos personales para dirimir la cuestión política. Tenemos un compromiso con quienes nos votaron porque confiaron en nuestra unidad buscando una salida al macrismo. Tenemos que estar a la altura”, se lo escuchó decir a Grosso.
Otros encuentros cara a cara también sirvieron para bajar un poco la espuma, aunque la tensión se mantiene en el aire. Como ya contó elDiarioAr ayer, Máximo Kirchner recibió en su despacho a un importante dirigente de los movimientos sociales y Cristina lo pasó a saludar. El sábado último, en el congreso del Evita, Grabois se mostró junto a Pérsico y el ministro camporista Wado de Pedro envió un saludo a través de un video. Se firmó una paz, que ahora tiene un desafío nuevo con Batakis, que en sus primeras medidas en Hacienda siguió la línea de Guzmán. Mientras el kirchnerismo duro optó en estos días por un sugestivo silencio, los movimientos sociales eligieron salir a la calle.
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