El primer día de Milei en la Casa Rosada: DNU, salida al balcón y Karina, “the boss”
Traje gris oscuro, peinado al ras, Mariano Pérez arrastra el trípode por un pasillo de Casa Rosada. La custodia de Javier Milei le ordenó, como al resto de los periodistas, que abandonara el Salón de las Palmeras. El influencer libertario, creador de uno de los canales más taquilleros del mundo LLA, reniega de la exclusión
–¿A pesar de haber militado tanto para Milei no te dejan estar ahí? –lo aborda este cronista.
–Y bueno, parece que no saben del poder que tengo…
–¿Ténés mucho poder?
–Ni yo sé el poder que tengo.
Pérez, joven libertario, se pierde en el manso tumulto del primer piso de Casa Rosada. Afuera, desde el hall, se ve la gente que se amontona sobre las rejas que dan a plaza de Mayo. Hace calor y los bomberos echan agua a los fans, riegan un almácigo de gente. Hay banderas amarillas y banderas argentinas. Hay un cordón policial.
Hace 20 minutos Javier Milei llegó desde el Congreso y está, en ese exacto momento, en el despacho presidencial para firmar los primeros decretos operativos de su gestión. Revisó, en ese trámite, la reconfiguración de su gabinete que tendrá, al final, nueve ministerios además del jefe de Gabinete. Pérez no lo dice –quizá ni lo piensa– pero forma parte del pelotón de jóvenes viudos del ecosistema Milei: figuras del protomileismo que quedaron fuera del gobierno.
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Camino a Rosada, desde el Congreso, la custodia de Milei tuvo un momento de inquietud: antes de llegar a 9 de Julio, desde atrás de unas vallas voló un trozo de madera que cayó a unos metros del descapotable en el que se trasladaba al Presidente. El personal de seguridad reaccionó; se cerró el anillo y se aceleró, sostenido pero poco perceptible, el vehículo que trasladaba a los Milei, Javier y Karina.
Antes, recién asumido, el Presidente bajó a saludar a un grupo de personas que se amontonaban a su paso. Los graphs de TV repitieron, ociosos, que había roto el protocolo. No fue así: el operativo de seguridad involucró a 500 efectivos, entre los de Policía Federal y los de Casa Militar, que tenían planificado el recorrido y, dentro de este, el momento y lugar donde Milei se bajaría del auto para saludar.
A las 13:28, Javier Milei ingresó por la explanada de la Casa Rosada. Abrazó a Jorge Faurié, excanciller de Mauricio Macri, que ofició de planners de la jura. Treinta metros adentro, antes de la escalinata que lleva al área presidencial, saluda a Diana Mondino, su canciller. Siempre, a su lado, está Karina, todopoderosa, que hace olvidar que Milei tiene una “primera dama”, Fátima Florez, que parece relegada a un protagonismo menos que protocolar: una primera dama de cóctel y eventos
Es Karina, y nadie más, la avanzada del presidente. Fue la encargada, por ejemplo, de asomarse al balcón para ver si la postal de la plaza era la que quería para que su hermano salga a saludar y a hablar. Fue un discurso breve, que arrancó con mal audio, ante unas 25 mil personas reunidas en la plaza. Fue Karina, luego, la que validó la imagen que el equipo de Iñaki Gutiérrez subió en la cuenta oficial de Casa Rosada. Iñaki, que manejaba las redes del presidente en los tiempos de candidato, tomó control de las cuentas del gobierno. El joven fue uno de los dirigentes que se movió suelto por Casa Rosada mientras los funcionarios, todavía en tránsito, se repartieron en los salones, al igual que los delegados extranjeros, para esperar la jura.
Entre los visitantes, Jair Bolsonaro se mostró muy risueño. Aceptó, incluso, que un grupo de periodistas se acerquen a saludarlo porque pensó que era para sacarse fotos con él, cuando quisieron hacerle preguntas, desistió.
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El primer hecho jurídico, de Milei como presidente fue refrendar el DNU para reconfigurar la estructura de gobierno para tener un gabinete más chico. El texto, que requiere no solo de la firma del presidente sino de un acuerdo de ministros, dibuja el esquema de gobierno que quiere Milei. En la jura, que insólitamente no se trasmitió online, se confirmó ese mapa. En esa ceremonia Karina juró como secretaria General de la presidencia, para lo cual su hermano tuvo que firmar un decreto para enmendar un decreto de Macri, de 2018, que prohibió designar familiares de hasta segundo grado de parentesco.
Al momento de tomarle juramente a su hermana, Milei lloró. Un rato antes, en la única bilateral que el presidente tuvo en su primer día de gestión, Milei se reunió con Vlodomir Zelensky, el presidente de Ucrania, encuentro al que sumó a su hermana. “My sister, she is de boss”, la presentó.
La primera estadía de Milei en Casa Rosada fue de algo más de seis horas. Conoció el despacho presidencial, firmó decretos, se reunió con el mandatario ucraniano, habló con empresarios y regresó a su oficina a la espera que se ordene un tema operativo: el token de la firma digital del presidente y los ministros. Milei partió, luego, a la catedral metropolitana.
Antes de la jura, los ministros hicieron tiempo en los pasillos. Luis “Toto” Caputo, Sandra Pettovelo y Patricia Bullrich ingresaron al Salón Blanco juntos. Mariano Cuneo Libarona, ministro de Justicia que incorporará a su área a la UIF, se detuvo a charlar largo con Alejandro y Betina Bulgheroni. Luego se sacó fotos en las escalinatas que dan al despacho presidencial. En la antesala del Salón Blanco, Mario Russo, que finalmente será ministro de Salud, charló con Pablo de la Torre, que será secretario de Desarrollo Social, y Joaquín De la Torre.
Caputo avisó, a través de voceros oficiales, que no tiene previsto hacer anuncios públicos. Será Manuel Adorni, el vocero presidencial, quien hable a las 8 AM antes de la que será la primera reunión de gabinete que encabezará el presidente que, según anticipaban anoche en Casa Rosada, aunque tiene previsto ir por la noche a Olivos, no dormirá ahí y volverá a pasar la noche al hotel Libertador, donde está alojado hace más de dos meses.
PI
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