Vialidad: Cristina habló de su patrimonio para desestimar las acusaciones pero evitó mencionar la herencia de Kirchner
Por tercera vez en el juicio oral y público por el caso Vialidad, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a dirigirse al tribunal como a un adversario político que utiliza su poder de acción para “estigmatizar y disciplinar” a la clase política; acusó a opositores y medios de comunicación de impulsar el avance de las causas en su contra como parte de una alianza que se reitera -aseguró- desde la dictadura militar; y comparó la causa por presunta corrupción en la obra pública vial de Santa Cruz con el atentado contra su vida, equiparando el veredicto que se conocerá el martes 6 de diciembre próximo como una continuación de la bala que quedó alojada en el arma que empuñaba Fernando Sabag Montiel.
Durante su turno para dirigirse al Tribunal Oral número 2, en la etapa de las palabras finales de los imputados antes del veredicto, Fernández de Kirchner abandonó el tono enérgico con el que se había dirigido a los jueces del tribunal en sus otras dos intervenciones durante el juicio, su declaración indagatoria de diciembre de 2019 y su alegato de defensa, en agosto último.
La expresidenta evitó hacer referencia a las irregularidades que surgen de los expedientes de las licitaciones ganadas por su exsocio comercial, el empresario Lázaro Báez -como en las que las empresas de Báez competían con otras compañías del mismo empresario-; e hizo referencia a su patrimonio como una realidad escindible de los negocios de su esposo fallecido, el expresidente Néstor Kirchner.
Fernández de Kirchner tiene un pedido de pena de 12 años por parte de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola por los presuntos delitos de asociación ilícita y defraudación a la Administración pública. Este martes, criticó la doble vara de Comodoro Py para imputarla por asociación ilícita cuando se le revocó esa misma imputación a los integrantes de Revolución Federal o a Mauricio Macri por el espionaje a los familiares del Ara San Juan.
Cuando se refirió al delito de defraudación, la vicepresidenta afirmó que el intento de asesinarla el 1° de septiembre último ocurrió en las inmediaciones de su departamento del barrio porteño de Recoleta, la misma casa de la que salió junto a Kirchner hacia la Quinta de Olivos, en mayo de 2003, cuando su esposo asumió la Presidencia, y a la que regresó en diciembre de 2015, tras el término de su segundo mandato como presidenta.
“Volví al mismo lugar, a la misma casa”, resaltó, “pero la ladrona y la chorra soy yo”, ironizó, y recalcó que tres jueces federales le cerraron tres causas por presunto enriquecimiento ilícito, en las que fue sobreseída durante los años en los que el kirchnerismo pisaba fuerte en el edificio de Comodoro Py 2002, de la mano de los operadores judiciales de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Dijo que esas tres investigaciones se basaron en el análisis de “los mismos bienes que ahora tienen mis hijos”.
En su primera declaración jurada como presidenta, en 2008, Fernández de Kirchner -había sido durante varios períodos senadora nacional, diputada nacional, además de primera dama- declaró el departamento de 160 metros cuadrados en Recoleta, que ingresó a su patrimonio en 1980; y una casa en Río Gallegos de 200 metros cuadrados, incorporada a su patrimonio en 1979. No tenía vehículos a su nombre.
Entonces, declaró también acciones en dos sociedades: Los Sauces (45%) y El Chapel (45%); $25.000 en el banco; e ingresos por $330.500 por la venta de dos inmuebles en Río Gallegos. Más adelante, sería titular de parte de las acciones de Hotesur.
En 2008, cuando el patrimonio de los cónyuges de los funcionarios era información pública, Fernández de Kirchner informó el patrimonio de Néstor Kirchner, que concentraba la fortuna familiar: 26 propiedades inmuebles, las sociedades Hotesur, COMA SA y el resto de Los Sauces y El Chapel; más de US$5,3 millones en un depósito a plazo fijo; y unos $12 millones más, también en plazos fijos.
Cuando dejó la Presidencia, en diciembre de 2015, Fernández de Kirchner declaró un patrimonio de $72,1 millones, tras heredar el 50% de los bienes de su esposo fallecido. En marzo de 2016, ya fuera del poder, su declaración jurada reflejó un patrimonio de $3,7 millones. Había cedido a sus dos hijos el 95% de los bienes que tenía cuando dejó el poder.
ED/MG
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