Entre los barrios y las motos colgadas en el asfalto, eso que llaman Cumbia 420
“No digan que esto es reggaeton, si de fondo suena la cumbia” Perro Primo en RPM, La Chevy (2017)
Tesis
Medianoche de un sábado cualquiera de 2014. La Ruta Provincial 4, a la altura de Morón, está copada por pibes y pibas; por familias con hijos; por parejas de novios, por vecinos curiosos pero, sobre todo, por autos y por motos que esperan su turno, la señal de partida, el grito de acción de la noche para sacarle humo al asfalto. Porque hoy se corre fuerte. Hoy es noche de picadas. Así que las miradas de todos -incluso la de los policías, que amenazan con cortar la diversión en cualquier momento- girarán en torno a esas carreras cortas, esos duelos de motores que por unas horas serán el centro del entretenimiento popular; la máxima atracción de este parque de diversiones abierto y gratuito. La música cambia de auto en auto, algunos llevan parlantes y los apoyan en el piso. La cumbia y el reggaeton compiten con la carburación de los motores y los escapes retocados de las motos. El sonido ambiente es un gran caos organizado para el disfrute de la velocidad y las acrobacias.
Danilo Montana escucha el chirrido de las llantas desde su casa, a cincuenta metros de la Ruta 4. Tiene 22 años y como a todos los pibes de la zona le gustan las motos, la música, el porro. Danilo rebota de trabajo en trabajo. Le cuesta asimilar la precariedad laboral, los jefes prepotentes, los trabajos mal pagos, las jornadas eternas. Acaba de ser padre. No tiene mucho margen para elegir. Acorralado, no lo duda. Si tiene que ir, irá a por todas. Se va a dedicar a la música, lo único que sabe hacer de verdad. Lo único a lo que le prestó atención durante su adolescencia, mientras terminaba el colegio y combinaba sus apariciones en una banda de cumbia con el taller mecánico de su padre.
“Toda la música que escuchaba mi vieja me aburría. Charly García, el rock nacional, todo eso. Yo escuchaba cumbia y reggaeton, pero para los reggaetoneros nosotros éramos los negros que solo podían tocar cumbia. Entonces se me ocurrió mezclar los dos géneros, inspirado en las picadas, en la marihuana, en los amigos”, cuenta Danilo a DiarioAR desde el estudio que armó al frente de esa misma casa desde donde escuchaba el eco de las picadas. Para ese momento, mediados de 2014, tenía el equipo completo y la idea clara. Estrenar una canción y hacer el videoclip no eran dos etapas distintas. En el mundo post cumbiero, estrenar una canción es estrenar su video. La posibilidad de autonomía que comenzaban a dar las redes sociales entusiasmaron a los músicos jóvenes como Danilo, que para ese momento ya tenía un nombre en mente. Picadas, música, autos. El título de la banda estaba a la mano. Revolución Por Minuto (RPM).
Él sería el responsable del sonido, de la grabación, y de subir todo a las redes. Le contó a un amigo del barrio que tenía el proyecto en mente y necesitaba alguien que hiciera la producción audiovisual y la edición. El amigo se llamaba Kevin Rivas. Faltaba un cantante. Kevin propuso que fuera su hermano Joel. Para Danilo había algo claro. Si iba a ser el cantante de RPM, no se podía llamar Joel.
-Yo a todos les digo primo. Que hacés primo, pasame la birra primo. Así que dije, este es el Perro Primo.
Esperaron al siguiente fin de semana. Se armaron de una pequeña cámara y caminaron hasta la Ruta 4 donde se desarrollaban las picadas. Kevin llevaban la cámara escondida. Empezaron a filmar mientras Perro Primo se movía con una soltura de novato frente a la cámara. “Salgan de acá, no queremos periodistas”, les gritaban. El clima no era el mejor para hacer tomas con una cámara pero igual terminaron de grabar lo que sería el video estreno de RPM: pibes haciendo willy -colgando- sus motos. Pibes más pibitos haciendo lo mismo pero con sus bicicletas, como si estuvieran en las inferiores de la acrobacia urbana. Las tomas son directas. Acá no hay actores, extras o escenarios. El único que no está sobre la ruta 4 para colgar su moto son Perro Primo, su hermano Kevin y Danilo. Cuelgo tiene una estética de cámara en mano, que se acerca más al documental callejero que a los actuales videos de los referentes del género, grabados en 4k, saturados de colores y estridencias.
La primera cumbia 420 todavía se encuentra en YouTube con el nombre de Revolución por Minuto RPM - Cuelgo (Video Oficial 2014), donde tiene más de 9 millones de reproducciones.
“Le puse 420 porque todos fumábamos marihuana, nos representa, y nos gustaba todo lo que se genera alrededor de eso. Y cumbia porque veníamos de la cumbia”, cuenta Danilo, que en la bio de su Instagram no deja dudas: “Inventé eso que llaman #Cumbia420”.
No hay un solo relato sobre la epistemología del 420 ni hay una sola explicación. La conjetura más fuerte es su geolocalización: California, años 70s. Entre las distintas teorías, la historia de Los Waldos es la que más circulación tiene. En 1971, un grupo de cinco estudiantes de la escuela San Rafael, al norte de California, encontraron un mapa con la ruta de un gran cultivo en San Francisco. Pactaron encontrarse a las 4.20 para salir en busca del tesoro, que nunca encontraron. Otros dijeron que los Waldos se encontraban a esa hora para fumar después del colegio. Otros dijeron que eran seguidores de la banda Grateful Dead y eso habría contribuido a la difusión del número. Una segunda versión apunta a las reuniones de la revista High Times -en su momento referencia editorial sobre el tema- cuyas reuniones eran a las 4.20 de la tarde. Como sea, el 420 impactó en el mundo como sinónimo del universo de la marihuana y bandera para su legalización. En Argentina, la cumbia de Danilo, El Noba, L-Gante y Perro Primo terminó por difundir el número cannábico.
En la breve youtugrafía de Danilo Montana, A Cuelgo le siguieron Butakera, Dejalo a ese loro, Wup Wup, y otras diez canciones; todas protagonizadas por un Joel Rivas en plena transformación a Perro Primo, todavía sin joyas de oro ni el flow de la barba fucsia. Los videos en youtube bajo la firma de Danilo Montana se detiene en 2017. La nueva cumbia sonaba en muchos boliches. Los videos circulaban, pero no terminaban de explotar. No parecía que hubiera un lugar especial para esa nueva cumbia con golpes rimbombantes y perreo puertorriqueño. Kevin se fue a vivir a España, desde donde volvería solo por trabajos puntuales como DT Bilardo. Su hermano Joel siguió cantando. Danilo no hacía pie en ninguna de los géneros pero aguantaba su economía con producciones musicales, organizaba shows. No se había transformado en el productor musical del momento pero podía sostener a su familia sin necesidad de volver a las jornadas en una fábrica.
Antítesis
Un sábado del año 2001, San Martín, provincia de Buenos Aires. Varios grupos de chicos y chicas se arremolinan sobre una puerta al 5405 de la Ruta Provincial 8. Nadie quiere hacer esa cola inmensa pero nadie se quiere quedar afuera. La crisis económica está a punto de reventar todo pero acá, en Rescate, las paredes parecen impermeables a cualquier estallido. Sold out en la apertura del nuevo boliche de San Martín, que rápidamente se convertirá en la referencia para la cumbia en el Conurbano y en algún tiempo más también será la caja de resonancia de un nuevo subgénero musical.
Casi 10 mil personas por noche entraban a Rescate para bailar cumbia nacional y también cumbias mexicana y colombiana. De a poco, el DJ estable del boliche -DJ Pirata- y el eventual DJ KBZ comenzaron a mezclarlas con sonidos de acordeones, trompetas, tambores, campanas y bajo, mucho bajo. Con los nuevos arreglos, las cumbias sonaban con mayor explosividad. La gente enloquecía. El boliche Rescate tenía su propio género, que se expandía con velocidad por todo el circuito cumbiero. En 2012, por un problema judicial, tuvieron que cambiar de nombre. Su dueño, Marcelo “El Tigre”, decidió re lanzar el boliche con la contracción de su nombre original. Rescate sería RKT. Faltarían otros diez años para el nacimiento de la cumbia 420. Por el momento, la etapa transicional del nuevo sonido conurbano ya tenía nombre: RKT. A unos 45 kilómetros al oeste del Boliche RKT, en una calle de General Rodríguez, un chico de 12 años juega a la pelota con los vecinos del barrio. Se llama Elián Ángel Valenzuela. Todavía no le dicen L-Gante.
“Venían a bailar muchos chicos que hoy son número uno, como Duki y Cazzu y otros. Y marcó una época que nació en mi boliche y después se fue haciendo cada vez más conocida. También llevábamos artistas número uno del reggaeton como J Alvarez, Arcangel, Ñengo, Rey Pirin. Cualquier otra historia que cuenten sobre el origen del RKT, es mentira”, cuenta “El Tigre” a elDiarioAR. Muestra una foto vieja: sobre la persiana del boliche, una pintada anuncia que Rescate se llamará RKT y se lee en pasado, como una profecía cumplida: “Enero de 2012. Nació una nueva historia”.
Síntesis
1 Julio, 2021. Lomas de Zamora. Elián Valenzuela lo escuchó en algún televisor. O se lo contaron. O lo leyó en Twitter. O, quizá, lo sabía de antemano. La frase fue corta. Potente. Un misil que lo impulsaría como esas gomeras gigantescas que los medievales usaban para invadir castillos “Les recomiendo a Elegant que con una computadora de Conectar Igualdad y un microfonito de mil pesos hizo un tema que hoy tiene 175 mil reproducciones”, dijo Cristina Kirchner para sostener la importancia del programa pero fue suficiente para que L-Gante perforara el vallado de contención cultural detrás del que todavía estaban incluso los traperos bonitos. Explosión mediática. Pandemia en las redes. Fiebre de reproducciones en Spotify. Gira por canales de televisión. Pelea de bautismo con Eduardo Feinmann. Operación de Viviana Canosa. Show con Tinelli. La frase de la vicepresidenta apretó el último botón de una nave que ya venía carreteando desde hacía cuatro años.
Año 2017. Danilo Montana y los hermanos Rivas disuelven RPM. La cumbia 420 parece muerta. Ahora Kevin Rivas es DT Bilardo. Y con su hermano Perro Primo están convencidos de que este nuevo ritmo va a pegar. DT Bilardo conoce a un pibe de 17 años. Le ve pasta de campeón. Será su productor. Prueban un video. Funciona. Se escucha. Nada más. Sube a Youtube como A escondidas. Van con otro. Uno más Uno. Es un éxito. DT Bilardo y Perro Primo pueden palpar el triunfo. El pibe suena en varios boliches. Todavía no han visto todo el potencial. Con más producción y un cuidado estético más profesional, Elián Valenzuela graba “L-Gante RKT” y revienta las reproducciones en Youtube y Spotify. Es 2020, la pandemia recién empieza, y la canción de L-Gante ya está en los primeros lugares de la lista Argentina Hot 100 de Billboard. Su nombre empieza a circular aunque los que están afuera del mundo que está emergiendo no logren definir su música. Le dicen trapero. Le dicen rapero. Dicen que hace reggaeton, dicen que hace cumbia.
Cuatro meses antes del booster de Cristina, recibe la invitación de Bizarrap que lo sube al ring de los campeones pero, sobre todo, se transforma en la presentación pública del nuevo género. El iceberg se ve entero. Canta L-Gante en un pasaje de la #38 session de Bizarrap
“Cumbia 420 pa lo negro
Lgante ke lo ke
Villarap“
Detrás de la cumbia 420 vienen los barrios, los negros, los desplazados, los excluidos. La villa tiene nuevo embajador. Según algunos productores musicales que hablaron con elDiarioAR, las cifras de L-Gante pueden ir desde los dos a los cinco millones de pesos por shows. Pero en Tecnópolis, donde no se cobra entrada, tocó gratis. Como sea, el músico de 22 años sigue viviendo en su barrio de General Rodríguez con su mujer y su hija, a donde ahora pueden verlo llegar con alguna de sus dos limusinas o por el cielo con su nuevo helicóptero.
En el capot de una limusina pintó con aerosol negro: “Tamos chelo”. En una puerta se leía “es el noba y te resuena” y en la otra una cara de “El Noa” y la frase “la mafilia 420”.
La pintada la hizo antes de ir al velorio de Lautaro Coronel, “El Noba”, a principios de junio de este año. “El Noba” tenía 25 años cuando murió después de estar 10 días internado por chocar con su moto. En solo tres años había pasado de trabajar como albañil a ser uno de los referentes de la cumbia 420, con menos visibilidad que L-Gante pero con un carisma que se vio en Florencio Varela, donde cientos y cientos de motos acompañaron el cortejo.
Como L-Gante, Perro Primo, y otros, El Noba solía participar de acciones solidarias y de ayuda a los barrios marginales. En una de sus últimas entrevistas en la Radio 97.7, dejó entrever la percepción idílica que muchos chicos de los barrios pueden tener del fenómeno de la cumbia 420. “Estudien, yo se que no les gusta porque a mí tampoco me gustaba. Pero si lo hacen y tienen un título secundario no se van a dejar verduguear por nadie. Y los sueños se cumplen pero no es fácil. Yo antes pensaba que subía un video a youtube y ya iba a ser el más conocido de todos”.
Días después, cuando Florencio Varela todavía lloraba a El Noba, en medio de la autopista y desde su limusina decorada, L-Gante inició un vivo de Instagram. Lo miraban más de 10 mil personas. Entre los que participaban activamente, el boxeador Ezequiel Matthysse se sumó a la defensa del nuevo género. “Nosotro la hacemo hace rato y los gatos la cuentan tan tan tan tan”. Otro escribió. “Te mandamos saludos desde la Unidad 39 ituzaingo, perro cumbia 420 pa los negros”. L-Gante respondía a las interacciones del público con soltura. Hasta que uno preguntó cómo se sentía con la muerte de su amigo. “Es un bajón, ¿cómo vamos a estar? pero uno tiene cosas que hacer, tiene que seguir. Estar mal es inevitable”, dijo y cerró la transmisión.
Mayo 2020. Morón. Son las nueve de la noche. Los amigos de Danilo Montana están del otro lado de la puerta del estudio hace ya más de dos horas. Lo esperan pacientes. Fumando. La entrevista ya termina. Antes, muestra un adelanto de su próxima canción Atrevida bandolera. Desde hace un tiempo decidió poner el cerebro a las producciones pero también la cara y la voz. Tenemos la exclusiva porque se va a estrenar en unos días, cuando la suba a YouTube con el deseo renovado de que su nombre se asocie definitivamente a su música, a la música que ya no solo suena en Morón, la música que suena en las cárceles, en las fiestas de adolescentes, o en los boliches de moda: la cumbia 420.
EG
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