Entre chicanas e insultos, lo que el debate porteño dejó sobre el próximo régimen urbano en la Ciudad
El debate televisado entre los candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires puso en escena los fuertes reacomodamientos políticos de los últimos meses y ofreció algunas pistas sobre el futuro inmediato de los temas urbanos en la capital.
El discurso de Jorge Macri, heredero de la marca PRO que gobierna la Ciudad hace 16 años, confirmó que el viraje a la ultraderecha en las primarias, que ya había comenzado a permear el discurso público de los “halcones” de Juntos por el Cambio, está más que instalado en el oficialismo porteño.
Sabiéndose puntero en las encuestas, Macri Primo evitó polemizar con sus contendientes y se ciñó a un discurso sobre la “diversidad” en el que -tras una curiosa resignificación- lo diverso del cuadro lo integran turistas y grupos confesionales.
En una suerte de revancha contra el obamismo larretista de las campañas LGBT y los mensajes por el 24 de marzo, el deseo del ex intendente de Vicente López fue que en la Ciudad se pueda festejar “el día de las dos vidas y el día del niño por nacer”. El desafío del próximo gobierno, dijo, consiste en reinterpretar “los nuevos modelos” y los cambios de hábitos de los porteños. “Pedimos delivery, estudiamos a distancia”, ilustró. Un siglo XXI de programadores y antiabortistas.
Tras el huracán libertario, es posible que estemos asistiendo a la descomposición de la alianza Vamos Juntos (que el PRO viene integrando junto a la Coalición Cívica, la UCR y el socialismo porteño) y el nacimiento de una del primo Macri con Javier Milei.
En una obra clásica, Clarence Stone bautizó como “régimen urbano” a las coaliciones o arreglos políticos que buscan que ciertas políticas públicas en las ciudades se mantengan en el tiempo. Tras el huracán libertario, es posible que estemos asistiendo a la descomposición de la alianza Vamos Juntos (que el PRO viene integrando junto a la Coalición Cívica, la UCR y el socialismo porteño) y el nacimiento de una alianza tácita y táctica del primo de Mauricio Macri con el partido de Javier Milei.
Desarrollo urbano
Como explicó Abigail Contreiras Martínez en elDiarioAR, la gran coincidencia entre los candidatos fue la necesidad de reformar el Código Urbanístico (CUR) aprobado hace cinco años que había permitido una mayor constructividad en amplias áreas de Buenos Aires y que explica los persistentes niveles de actividad de las desarrolladoras en el centro y norte de la ciudad.
La candidata del Frente de Izquierda, Vanina Biasi, recordó que en su momento el argumento que ofreció el bloque oficialista para justificar el CUR fue que la Ciudad debía prepararse para duplicar su población hasta los seis millones de habitantes. Sin embargo, dijo, “esta Ciudad no crece en habitantes desde hace 70 años”. ¿Para quién se construye?
Leandro Santoro, candidato de origen radical del bloque peronista (Unión por la Patria), insistió en la necesidad de modificar el CUR “para terminar con las torres sorpresa que se construyen en el norte de la Ciudad”, que en rigor son fruto de los convenios urbanísticos que dejaron de aprobarse a fines de 2021 al no encontrar eco siquiera entre los aliados de la alianza gobernante.
Macri Primo concedió que el Código Urbanístico “está alterando la fisonomía de barrios residenciales” como Coghlan, Villa Urquiza, Belgrano R y zonas de Villa Crespo que “pierden privacidad, pierden tranquilidad”, y dejó entrever que alentará las nuevas construcciones cerca de las avenidas y del sur de la ciudad (“que pide a gritos que el desarrollo vaya”).
Es posible que un análisis manzana por manzana de los niveles de construcción y los usos permitidos permita superar algunos de los problemas del CUR y ofrecer una mejor interpretación del tejido urbano. Pero no hay que perder de vista las consecuencias de congelar la foto en áreas enteras de la ciudad. En esta alianza improbable entre los intereses de la dueña de un chalet en Belgrano R y las organizaciones que militan la preservación del patrimonio arquitectónico hay un convidado de piedra: la accesibilidad de la vivienda.
Vivienda
La inocultable crisis que viven los inquilinos ocupó buena parte de uno de los bloques del debate en el Canal de la Ciudad. Del centro a la izquierda hubo coincidencias en torno a la necesidad de desarrollar un parque público de viviendas y de instalar mayores regulaciones al fenómeno del alquiler temporario. Biasi fue más explícita y llamó a “poner la vivienda como un derecho en el centro de la agenda”.
La propuesta fue ignorada por Macri Primo (“no son problemas de la Ciudad, es la inflación que ha instalado el kirchnerismo”) y atacada por el candidato Ramiro Marra, de La Libertad Avanza, que reiteró su catecismo contra las regulaciones. Dicho esto, y en uno de sus escasos aportes útiles, Marra trajo a colación la falta de crédito hipotecario en Argentina, elemento clave de las dificultades de la población para tener un lugar donde vivir más allá de muletillas como “plan de vivienda social” o “impuestos a la vivienda ociosa”.
Pero más allá de los matices, el candidato del PRO y el de La Libertad Avanza dieron a entender que el Gobierno porteño no tiene mucho que hacer frente a la crisis de vivienda, supeditando la respuesta a un eventual ordenamiento de la situación macroeconómica a nivel nacional.
El fomento a la construcción de vivienda para alquiler, política que ya existe en numerosas ciudades latinoamericanas y que es impulsada por algunos de los legisladores del bloque de Santoro, no fue mencionado por el candidato de Unión por la Patria en el debate (aunque forma parte de su programa de gobierno).
Transporte
En diciembre, el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta finalizará su mandato sin haber construido un solo kilómetro nuevo de subte. Los exégetas del oficialismo local que justifican la decisión no de expandir la red por los “cambios de hábitos” en temas de movilidad ignoran el hecho de que ya en 2018 -mucho antes de la pandemia y mientras recibía 3,75% de coparticipación- la capital no tenía líneas en construcción. Los estudios técnicos de la tan necesaria línea F (que busca unir Plaza Italia con el barrio de Constitución) fueron pospuestos una decena de veces y hoy duermen el sueño de los justos.
Biasi y Santoro intentaron llevar el debate hacia este tema, pero los candidatos a la derecha del espectro político no recogieron el guante.
La propuesta de máxima del candidato de Unión por la Patria (“subte 24 horas que llegue a la puerta de tu casa”) suena poco realista, pero también puede leerse como un golpe de efecto que saque del letargo a un oficialismo cuya última gran obra de infraestructura en los últimos años fue la inauguración de un pasillo debajo del Obelisco.
La otra iniciativa para el subte que citó Santoro en el debate, presentada por su legislador Juan Manuel Valdés y anticipada en su momento por elDiarioAR, es más lógica: la construcción de 36 kilómetros a lo largo de la próxima década mediante un modelo concreto de financiación -los bonos verdes que ya usan el gobierno chileno y la Ciudad de México- y de repago.
Mientras tanto Marra, que hace tiempo anda corto de propuestas para la agenda porteña, arremetió contra su enemigo favorito: las ciclovías. “Lo único que hacen es damnificar (sic) el tránsito”, dijo. Macri Primo, a tono con el fervor cochista de las áreas del corredor norte que lo ayudaron a imponerse por la mínima diferencia en las primarias, consintió con su silencio. Santoro ni las mencionó. Las bicisendas no tienen quien las defienda.
Nadie se atrevió a hablar de la coordinación metropolitana de temas de transporte. Obviamente no es un tema sexy para un debate en televisión (y posiblemente no dé votos), pero la cuestión es más urgente que nunca ahora que existe la posibilidad de que Nación, Provincia y Ciudad pasen a estar en manos de tres espacios políticos distintos a partir de diciembre.
¿Qué incentivos tiene cada jurisdicción para sentarse a la mesa y pensar un sistema de transporte para el AMBA? ¿Cómo se pueden unificar los esquemas de tarifa social para el tren y para el subte? ¿Cuándo se van a discutir la superposición de recorridos de líneas de colectivos? Los resultados de esta falta de coordinación son concretos y afectan a millones de personas.
Espacio público
Los desafíos de movilidad en la ciudad están fuertemente vinculados con otra gran disputa del período: el reparto del espacio público.
La semana pasada, la Secretaría de Transporte y Obras Públicas de la Ciudad presentó en el Museo Moderno de San Telmo el Plan de Movilidad Sustentable 2030. El encuentro, de apariencia rutinario, fue la oportunidad para poner en blanco sobre negro los “pequeños grandes hitos” de la gestión macrista en términos de una concepción sostenible del sistema de movilidad.
Escrito en piedra aparecen medidas como la peatonalización del microcentro, de la avenida Corrientes o de las calles en el Barrio Chino; el diseño de calles compartidas y parques lineales; y la pacificación del tránsito en barrios del oeste como Villa Real. Sin embargo, las declaraciones públicas y movimientos recientes de Macri Primo arrojan un manto de duda sobre la continuidad de este tipo de políticas.
El plan recuerda que solo 4 de cada 10 hogares porteños cuenta con un auto y que de ese porcentaje menos de la mitad posee cochera propia. Esto quiere decir que muchos porteños terminan haciendo un uso privado del espacio público estacionando en la calle (en el 43% de los casos se trata de un uso prolongado).
“Las tendencias de crecimiento del parque circulante permiten prever que, sin cambio de estrategia, la presión sobre los espacios vacantes será aún mayor”, dice el informe. Hoy la mitad de los usos del cordón está destinado al estacionamiento de vehículos privados. En este caso, el mantenimiento de este statu quo (o sacarle el pie de encima al privado, como sugiere el candidato oficialista) difícilmente pueda ser considerado una política pública de avanzada bien entrado el siglo XXI.
Nuevas preguntas para el próximo jefe de Gobierno. ¿Llegó finalmente la hora de consolidar y profundizar el rediseño del espacio público pospandemia o vamos a la defensa irrestricta de un modelo que no contempla los cambios en hábitos que ocurrieron desde entonces?
Porque si efectivamente aumentan las actividades en las cercanías del hogar por el incremento del teletrabajo y del estudio a distancia, como sugirió el ex intendente de Vicente López, lo que también va a aumentar es la demanda de calles pacificadas, parques lineales o de proximidad y hasta quizás un necesario debate sobre el -positivo- rol de los cafés con mesas a la calle.
“El espacio público y su manifestación por excelencia, la calle, continúa siendo un bien finito, cuyo uso se debe analizar y discutir desde la prerrogativa de la sustentabilidad y la inclusión, sin perder de vista las grandes directrices originales: obtener el máximo beneficio para la mayor cantidad de habitantes”, explicó en el cierre del plan Lucila Capelli, subsecretaria de Planificación de la Movilidad.
El intento por generar un reparto más equitativo del espacio público fue acaso la política más coherente de la gestión saliente, que durante años comprometió a la Secretaría de Transporte liderada por Manuela López Menéndez y al Ministerio de Espacio Público que conduce Clara Muzzio, casualmente la candidata a vicejefa de gobierno de Jorge Macri.
¿Habrá sido este, entonces, el límite de las políticas “sustentables” del PRO y lo que viene un retroceso en términos urbanísticos, como la Madrid de Isabel Díaz Ayuso que el ex intendente de Vicente López dice tomar de modelo?
A tono con el zeitgeist libertario, culpando al desocupado o al indigente (“los cajeros se han transformado en monoambientes”) y con un discurso que busca la complicidad de la señora mayor, el religioso, el programador y el automovilista, Macri Primo encarna el nacimiento de un nuevo régimen urbano cuyos contornos recién asoman en el horizonte.
FP/MG
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