David H. Autor, profesor de Economía: “La inteligencia artificial puede dejar obsoleta la experiencia laboral humana”
Para desempeñar bien un empleo no basta con conocer las habilidades necesarias para llevarlo a cabo. También hace falta calle. “La experiencia es lo que hace que el trabajo sea valioso en los países industrializados”, recalca David H. Autor, profesor de Economía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) especializado en temas laborales. Es una de las características que pueden hacer que un trabajador cobre un salario u otro o pueda desempeñar un rol de responsabilidad o no. Al menos, hasta ahora.
“La IA tiene el potencial de dejar obsoleta la experiencia laboral humana, no simplemente de complementarla”, ha advertido Autor este martes en una charla sobre el impacto económico de esta tecnología que ha tenido lugar en la Conferencia Europea de la Inteligencia Artificial, cuya 50ª edición se celebra este año en la ciudad española de Santiago de Compostela.
“Debemos reconocer que ambas cosas sucederán. Cualquiera que diga que todo va a ser genial, está equivocado. Cualquiera que diga que todo va a ser terrible, está equivocado. Debemos ser optimistas y pesimistas simultáneamente. Debemos reconocer que existen riesgos reales y posibles daños, así como ocupaciones que serán destruidas y carreras que se verán afectadas. Simultáneamente, habrá nuevas oportunidades. Pero, en general, no se dará el caso de que las personas que aprovechan las oportunidades vayan a ser las mismas que las desplazadas”, ha desarrollado el profesor.
Autor es uno de los economistas más influyentes en el estudio de cómo el cambio tecnológico y la globalización han afectado los trabajos y los salarios en los Estados Unidos. Uno de sus trabajos más citados documentó como las importaciones chinas estaban reduciendo el salario de una parte de los trabajadores estadounidenses, pese a que el efecto de ese comercio era positivo para el conjunto de su economía.
El profesor ha explicado que algo similar puede ocurrir con la inteligencia artificial. “Si la IA permite que las personas vuelvan a estar en el centro de los desarrollos, al permitirles que hagan un trabajo más calificado, al extender la experiencia entre trabajadores con menos educación de élite, será una gran victoria. Pero no creo que podamos dar por eso por hecho en absoluto”, ha expuesto. Además, ha añadido que “habrá ejemplos que sean todo lo contrario, donde la IA hará que determinados grupos de trabajadores bien cualificados se conviertan en irrelevantes, mientras que las superestrellas sean superpoderosas”.
Uno de los ejemplos que ha expuesto en ese sentido es del sector del taxi. La experiencia a la hora de conocer las ciudades con la que cuentan los conductores humanos se está sustituyendo por la capacidad de diseño de rutas teniendo en cuenta el tráfico en tiempo real de los algoritmos de las aplicaciones.
Autor ha advertido en todo caso que “es demasiado pronto para generalizar” y que hay tiempo de establecer raíles para la implementación de la IA. “El futuro, como dijo una vez un amigo mío, no es un ejercicio de pronóstico. Es un ejercicio de diseño. Y necesitamos diseñar las políticas para ese futuro”, ha dicho.
“Creo que este es un momento de gran potencial. Creo que deberíamos ser optimistas y cautelosos. Pesimistas, reconociendo que hay una increíble posibilidad de potencial aquí, así como algunos riesgos. El trabajo es crear el futuro que queremos”, enfatizó.
La IA, ¿en todos los sectores?
En la charla en la que ha participado Autor también estuvo presente Jeremy Rollison, director de Asuntos Gubernamentales de Microsoft. El ejecutivo defendió un mensaje más positivo que el del profesor respecto al impacto que la IA puede tener en la economía.
“Aquellos países y organizaciones que adopten la IA más rápidamente serán los que más se beneficien del crecimiento económico”, ha defendido, un mensaje que transmiten la mayoría de las grandes tecnológicas estadounidenses. Wallison compara la IA con la llegada de la electricidad o de la imprenta, argumentando que es una tecnología que transformará “todos los sectores de la economía”.
Rollison apuesta por un escenario en el que las grandes tecnológicas sean vehiculares en esa transición. “No creo que ninguna empresa o gobierno pueda hacer esto solo. Vamos a tener que trabajar juntos. Eso significa un conjunto compartido de prioridades, por lo que habrá desafíos en el camino. No queremos subestimarlos, pero estamos realmente entusiasmados con las asociaciones que estamos estableciendo con gobiernos de todo el mundo”, ha dicho, refiriéndose también al campo de las infraestructuras como los centros de datos.
DM
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