“La libertad es nuestra”: las nuevas olas de la Marea Verde marcharon contra el avance de las derechas
Las “pibas” que conformaron el grueso de La Marea Verde ya son mayores de edad. Para muchas, la próxima será su primera elección presidencial. Y se da en un contexto muy particular: el aborto finalmente es ley; pero, al mismo tiempo, los sectores conservadores buscan imponer una agenda contra las libertades sexuales y reproductivas.
El voto de las mujeres, según muestran distintas encuestadoras, va a ser decisivo en la primera vuelta. Por eso, en el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal, Seguro y Gratuito –celebrado cada 28 de septiembre desde 1990–, distintas organizaciones feministas convocaron a movilizarse “para enfrentar a las derechas, al ajuste y al FMI”. Bajo el lema “la libertad es nuestra”, un abanico amplio de agrupaciones apostó al regreso de los pañuelos verdes a las calles.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se realizó una marcha desde Plaza de Mayo a Congreso, que culminó con la lectura de un documento unitario leído por la comunicadora y activista Liliana Daunes. La jornada comenzó a las 16 horas y se extendió hasta pasadas las 19, con muy poca cobertura por parte de los grandes medios. Si bien no se acercó a la masividad alcanzada en manifestaciones anteriores (principalmente, las de 2018, 2019 y 2020), sí representó una defensa de los derechos conquistados. Una inicial ola verde, que busca volver a crecer.
La crisis económica, que afecta principalmente a las mujeres, se hizo presente en las pancartas: por vivienda y reconocimiento de las labores de cuidado, al igual que contra la precarización, el Fondo Monetario Internacional y la devaluación.
“Ningún retroceso en nuestros derechos”, fue el espíritu de la movilización, sintetizado en el texto final. Banderas de todos los colores colmaron Avenida de Mayo. A la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto se sumaron grupos feministas y LGTBI+, centros de estudiantes universitarios y secundarios, partidos de izquierda, referentes sociales, entidades sindicales y políticas.
“Somos mujeres organizadas, defendamos el aborto y la ESI ya. Y a la derecha, hoy le decimos, por acá no pasarán”. Como siempre, hubo agite y canciones. Pero si antes eran dirigidas principalmente a la Iglesia, esta vez sumaron un nuevo adversario con nombre y apellido: Javier Milei. “Olé, olé, olé, olá, Milei es facho y liberal, es un machista de la casta patriarcal”, fue otra de las tonadas del día. El candidato libertario y sus propuestas atravesaron el repertorio y la propia convocatoria, que incluyó frases como “Libertad es que tu vieja haya podido jubilarse”.
La crisis económica, que afecta principalmente a las mujeres, se hizo presente en las pancartas y demandas finales: por vivienda y reconocimiento de las labores de cuidado, al igual que contra la precarización, el Fondo Monetario Internacional, la devaluación y la violencia laboral. También se pidió la implementación del cupo travesti-trans y de medidas efectivas contra la violencia machista, la aparición con vida de Tehuel de la Torre, el cese a la criminalización de la protesta social y una democratización del Poder Judicial.
La izquierda denunció la responsabilidad de Sergio Massa y Unión por la Patria (UP) por el ajuste en curso. El movimiento que caminó una vez más por el aborto legal no es un bloque. Existen posturas diversas y debates políticos álgidos, que asomaron en el desarrollo de la marcha y en la disposición de las distintas agrupaciones. Hacia el final, las organizaciones afines al Gobierno concentraron a un lado de la Plaza del Congreso y se retiraron poco antes de que finalizara la lectura del documento.
Verde que te quiero verde
Argentina cuenta con una larga tradición de lucha del movimiento de mujeres. El derecho a una sexualidad libre, separada de los mandatos reproductivos, representó una demanda de las anarquistas ya a comienzos del siglo XX. En la década del setenta creció un fuerte activismo por el aborto y el cuestionamiento a la maternidad como destino ineludible. Las militantes también peleaban por la derogación de la ley que prohibía la difusión de los anticonceptivos y restringía su uso. En esencia, el eslogan “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, tiene -al menos- medio siglo de vigencia.
“¡Memoria, Verdad y Justicia! 30.400 detenides-desaparecides presentes, ahora y siempre” fue la última consigna del documento. Precisamente, dos pañuelos blancos se destacaron entre la gente: los de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas y Elia Espen. Con 93 y 92 años respectivamente, en sus sillas de ruedas, con los nombres y fotos de sus hijos en el pecho, estas madres de las causas justas llevaron a la marcha el peso de la historia y los derechos humanos en el país.
En una pancarta sostenida por dos pibas se podía leer: “Hay futura”. Las quince cuadras entre las dos plazas fungieron como un pulmón verde en medio de la Ciudad. Frente a los nuevos aires políticos, el movimiento de mujeres y disidencias respira.
JB
0