El calor récord en Marruecos, Portugal y España amenaza al Mundial 2030 con condiciones inviables para hacer deporte
Entre los días 17 y 19 de julio de 2023, el termómetro oficial de Madrid, en España, osciló entre máximas de 39ºC y mínimas de 26ºC. Ese país atravesaba una de las dos olas de calor del mes, a las que se unieron otros “dos episodios cálidos destacables”. Julio terminó por ser “muy cálido”, con una temperatura 1,2ºC por encima de la media. Esas fechas estivales coinciden, a falta de concretar, con los días elegidos para celebrar la final del Campeonato del Mundo masculino de fútbol 2030. ¿La sede? Todo indica que el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.
El panorama climático no es halagüeño para disputar en España, Portugal y Marruecos un campeonato de fútbol en el verano de 2030 como el que acaba de adjudicarse por parte de la FIFA: las evidencias ya acumuladas de lo que está pasando con las temperaturas en estos países y las proyecciones de lo que va a seguir ocurriendo hacen que el Mundial amenace con ser una competición muy calurosa como consecuencia del calentamiento global. Las temperaturas ya están al alza y en siete años no van a suavizarse.
Hace unos años, en 2019, un estudio del Laboratorio Crowther de la Escuela Politécnica Federal de Suiza mostró un atisbo del futuro climático de las ciudades en 2050: Madrid tendría el calor que ahora hace en Fez (Marruecos) y Barcelona, el de Adelaida (Australia). Lisboa se asemejaría a Perth, Casablanca y Rabat a Trípoli y Marrakech soportaría las temperaturas de Bir Lelhu, ya en pleno Sáhara occidental. Ese es el camino que ya se está recorriendo.
No va a haber deporte normal en un mundo que ya es anormal por el cambio climático y creo que el mundo del deporte aún no es consciente de lo que pasa
Al mismo tiempo, el Climate Impact Lab elaboró un mapamundi donde pueden mirarse las temperaturas previstas según avance el efecto del calentamiento global. Para España señala que, en las décadas de 2020-2039, la temperatura media en junio-julio-agosto estaría en 23ºC. El termómetro promedio de este verano de 2023 estuvo en 23,4ºC (1,3ºC más de lo normal).
Con esa media –que tiene en cuenta las máximas, las mínimas, los picos de calor y las noches y lugares más frescos– se vivió una estación de sofocos diarios y noches calurosas. El mismo mapa atribuye a Marruecos un calor medio de 25ºC, con lo que ello conlleva.
“No va a haber deporte normal en un mundo que ya es anormal por el cambio climático, y creo que el mundo del deporte aún no es consciente de lo que pasa”, explicó el sociólogo especializado en deporte David Goldblatt. “Parece que tiene que ocurrir algo catastrófico para que se produzca un cambio”, siguió Goldblatt, que investiga sobre historia y política del deporte. “Con la subida de las temperaturas se pone en riesgo la vida de los deportistas. Hay que recordar el maratón de Tokio y cómo tuvieron que trasladarlo. El cambio climático está ocurriendo delante de sus caras, pero no están en contacto con la realidad”, afirmó sobre los dirigentes deportivos mundiales en general.
Un punto ciego científico
Siendo el cambio climático “una amenaza existencial”, según consideró el secretario general de la ONU, António Guterres, o “la mayor amenaza que afrontan los humanos modernos”, como lo describió el naturalista David Attenborough frente al Consejo de Seguridad de la ONU, “es sorprendente que haya recibido relativamente poca atención en el campo de la ciencia del deporte”, explicaron los investigadores alemanes Sven Schneider y Hans Mücke.
La organización WWF-Francia intentó llenar parte de esa laguna: “Todos los deportes tienen el mismo prerrequisito, que son unas condiciones meteorológicas y temperaturas adecuadas, y a partir de 32ºC, la práctica de deportes está desaconsejada porque consideramos que la salud de los deportistas profesionales y amateurs se pone en peligro”.
A partir de 32ºC, la práctica de deportes está desaconsejada porque consideramos que la salud de los deportistas profesionales y amateurs se pone en peligro
Ejemplos en los que el calor ya impactó en eventos deportivos de primer nivel no es difícil de encontrar: en el Open de Australia de tenis de 2014 hubo una ola de calor con cuatro días consecutivos con temperaturas por encima de 41ºC. Nueve jugadores abandonaron el torneo, un récord. Además 1.000 espectadores sufrieron golpes de calor. En el Open de EEUU de 2018, las altas temperaturas hicieron que los organizadores tuvieran que ofrecer tiempos muertos de descanso a los tenistas. En Francia, en junio de 2019 tuvieron que recortar las distancias del triathlon Iron Man de Niza porque se registraban 34ºC en la meta. El maratón de los JJOO de Tokio 2020 tuvo que desplazarse al norte porque el verano de la ciudad tokiota hace inviable correr.
“Es difícil predecir el número de días en los que será imposible practicar deporte”, concluía el trabajo de WWF-Francia. Pero, en todo caso, según Schneider y Mücke, “el cambio climático tiene algunas consecuencias directas sobre el deporte causadas por las olas de calor, las radiaciones ultravioleta o los fenómenos extremos”.
“Para los atletas es mucho más relevante el predecible incremento de las olas de calor en verano”, vaticinaron. En España, por ejemplo, las olas de calor crecieron a razón de tres días más cada década desde 1975, calcula la Aemet. En 2023 hubo 24 días en ola de calor. En 2022 fueron 44; en 2021, 36. La media desde 2015 son 33 días al año. Entre 1975 y 1983 fueron algo más de 11 jornadas. En Marruecos, la temperatura media anual ya subió más de 1,7ºC.
En general, el aumento de las temperaturas en el exterior causa estrés en los sistemas cardiovascular, respiratorio y metabólico, remarcó el trabajo de los investigadores alemanes. “El factor más determinante es la temperatura del core (la zona de los abdominales, la pelvis, etc.) porque, si supera los 41,5ºC, pone en peligro la regulación térmica del cuerpo”.
¿Cambio de horarios?
WWF-Francia pidió que en los casos en los que el termómetro se vaya a esos 32ºC, las competiciones se disputen cuando haga menos calor: “Que se adapten los horarios a cuando las temperaturas son más bajas, es decir, la mañana o última hora de la tarde”. Es la misma medida de prevención que aconsejan los investigadores germanos: “Celebrar las competiciones durante las primeras horas de la mañana o últimas de la tarde, además de incluirse descansos durante la actividad”.
Preguntada por elDiario.es, la Real Federación Española de Fútbol no contestó sobre si se van a tener en cuenta estas circunstancias climáticas en el mundial de 2030 o las posibles medidas incluidas en el dossier de la candidatura.
“Soy poco optimista respecto a eso o a cambiar las fechas del mundial”, remató David Goldblatt, que avisó de que “el campeonato del mundo de 2026 ya va a ser un problema en ese sentido. ¿Imaginamos cómo va a ser jugar un partido en Guadalajara, Texas o California?”, se preguntó sobre la cita anterior a la española, que será en EEUU, México y Canadá.
Entre las candidatas a albergar partidos de la Copa del Mundo masculina de 2030 están Sevilla, Málaga, Madrid, Barcelona, Las Palmas o Valencia. También Bilbao, A Coruña o Vigo quieren tener partidos. En Marruecos, las ciudades que se barajan son Marrakech, Rabat, Fez o Casablanca. En Portugal ofrecieron Oporto y Lisboa. La Federación Internacional de Fútbol decidirá las elegidas en 2026.
“Si van a seguir celebrándose mundiales de fútbol –y a mí me encantan los mundiales–, tienen que ser repensados”, analizó el sociólogo deportivo. Se refiere a que sean “obligatoriamente neutros en carbono, para no contribuir al cambio climático, pero también reducir el número de visitantes, sobre todo de fuera, que viajan a verlos (y que hacen un uso intensivo de la aviación). Y repensar las fechas”, consideró.
Sin embargo todo indica un camino en dirección contraria: el campeonato masculino va a pasar de 32 a 48 equipos y más partidos (en 2030 superarán los 100), lo que se traduce en más ingresos. “Y todo el esquema –pronosticó Goldblatt– parece estar ya organizado para que la cita de 2034 sea en Arabia Saudí”.
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