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Opus, Kikos, Legionarios: los grupos ultras esperan un nuevo papa que les devuelva su influencia

Fieles en la Ciudad del Vaticano para rendir homenaje al difunto Papa Francisco

Jesús Bastante

en religiondigital.org —
25 de abril de 2025 11:54 h

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La muerte del papa Francisco “a algunos les ha dolido más que a otros”. La críptica respuesta viene de un miembro del Opus Dei preguntado estos días sobre el fallecimiento de Bergoglio. Los grandes movimientos que tocaron la cúspide en los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI –desde el Opus Dei a la Legión de Cristo– han visto en la sucesión papal una ocasión para bloquear los procesos que los estaban orillando en la Curia vaticana.

Dice el Derecho Canónico que cuando fallece un papa cesan todos los cargos en el Vaticano, salvo los del camarlengo, el decano y el vicedecano del Colegio cardenalicio. Todas las decisiones sin tomar, o sin rubricar, quedan en suspenso: la vida se para en la Santa Sede. Afecta, incluso, al ascenso a los altares: se ha pospuesto sine die la mayor canonización de este Jubileo, la del adolescente Carlo Acutis, que iba a celebrarse este domingo.

Así que la Sede Vacante está siendo utilizada por algunos sectores para tratar de parar algunas de las decisiones que Francisco tomó y refrendó en vida, pero que no llegaron a formalizarse. El caso más mediático en las últimas horas es el de la participación del cardenal Angelo Becciu en el cónclave que elegirá a su sucesor: al no haber (o no conocerse) unas disposiciones finales de Bergoglio, su supuesto veto podría no sustanciarse.

Ahora muchos representantes de esos grupos que han pasado una mala década se encuentran detrás de los movimientos que buscarían un pontífice bien distinto a Bergoglio. Una restauración en toda regla. Además del Opus Dei, pueden incluirse movimientos muy conocidos como los neocatecumenales o Comunión y Liberación –intervenida por Francisco–, pero también otros menos famosos como el Instituto para el Verbo Encarnado, cuyo comisario es el obispo de Teruel, José Antonio Satué, quien decretó hace casi dos meses la expulsión del Opus del pederasta condenado por el caso Gaztelueta, pero que todavía no ha sucedido.

Parado el conflicto por Torreciudad

Al igual que la muerte de Francisco deja inactivas decisiones como los puestos de responsabilidad para las mujeres o el corsé económico implantado en los dicasterios, tampoco se tomarán en cuenta aún los cambios en los estatutos del Opus Dei que iban a plantearse definitivamente en un congreso ordinario de la Obra y que quedan paralizados hasta nueva orden. La Prelatura fue degradada por Francisco y obligada a retocar sus nuevas reglas.

La todavía Prelatura personal ha anunciado que ese tema quedará fuera de los debates del concilio que ha arrancado esta semana en su sede romana. El papa argentino fue el primero en tratar de controlar la organización fundada por Escrivá de Balaguer. También se detienen, hasta nueva orden, los informes sobre la titularidad de Torreciudad.

Por si acaso, y tal vez temiendo lo que pueda pasar, el ex prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, ha asegurado en una entrevista con The Times que “la Iglesia corre el riesgo de dividirse en dos si no se elige a un papa ortodoxo”. Una frase que insinúa, sin nombrarlo, un cisma. Müller ha sido uno de los grandes enemigos de Francisco desde que fuera apartado de la antigua Inquisición.

Declaró en un acto en Madrid en octubre de 2022 que “los temas centrales de la Iglesia no deberían ser el cambio climático o la política migratoria, sino el Evangelio de Jesús” y considera que el catolicismo “no consiste en obedecer ciegamente al papa” sino en “respetar las Sagradas Escrituras, la tradición y la doctrina de la Iglesia”.

El purpurado no dudó en mostrar su profundo desacuerdo ante la bendición a las parejas homosexuales, que en su opinión es “obviamente contraria a la doctrina de la Iglesia”, el acuerdo entre el Vaticano y China (“no se pueden hacer pactos con el diablo”, ha analizado) o a la apuesta por la fraternidad entre católicos y musulmanes (“los católicos son hermanos y hermanas, pero en Cristo”, adujo).

Ortodoxia y ¿herejía?

Müller ha insistido en que el próximo papa no debe “buscar el aplauso del mundo secular, que ve a la Iglesia como una organización humanitaria que hace trabajo social”, sino centrarse en “la verdad revelada”. Y es que “los electores tienen la responsabilidad de elegir a un hombre que sea capaz de unificar a la Iglesia en la verdad revelada”.

“La cuestión no es entre conservadores y liberales, sino entre ortodoxia y herejía”, clamó el prelado alemán, quien advirtió que reza “para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales, porque un papa hereje que cambie cada día según lo que digan los medios sería catastrófico”.

Del mismo modo, quien fuera director de L’Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, muy crítico con el pontificado de Francisco, ha considerado al papa fallecido como “un papa absolutista”, que durante 12 años generó “evidentes contradicciones”.

En una entrevista con La Nación, Vian asegura que “ahora mismo la iglesia está más dividida y más polarizada que cuando Bergoglio fue elegido papa en 2013”, y subraya que es necesario que el sucesor del papa no sea “un Francisco II”.

“El nuevo papa tendrá de alguna manera que desmarcarse de Francisco si quiere sobrevivir a la confrontación, que será implacable”, sostiene el periodista, quien ofrece a sus favoritos para el cónclave: “Hay dos cardenales europeos que tienen posibilidades para mí: el cardenal sueco Anders Arborelius, quien tiene un perfil extraordinario, y el cardenal primado húngaro Péter Erdö. Yo lo que creo es que con el próximo papa se volverá a Europa, que el sucesor de Francisco será europeo”.

Con todo, a lo que no va a afectar la Sede Vacante ni los movimientos del sector más conservador de la iglesia católica es la disolución del Sodalicio. Francisco suscribió su fin el 14 de abril, una semana antes de morir. El papa designó como comisario para el cierre de la asociación fundada por el abusador Luis Fernando Figari al sacerdote español Jordi Bertomeu, con la misión de hacerse con los fondos de las empresas asociadas a la extinta organización, que algunos valoran en más de mil millones de dólares, para emplearlos en la compensación de las víctimas del Sodalicio.

Como anécdota de las expectativas y maniobras más ultras, tuits como el del abogado de la familia Franco, Luis Utrera Molina, ha puesto voz a los deseos de muchos nostálgicos con un tuit en el que comentaba: “Me dicen que la oficina de prensa del Vaticano está recibiendo miles de correos proponiendo al Padre Santiago Cantera Montenegro como nuevo papa”. No sin sorna, Utrera Molina añade: “Por supuesto que es elegible, aunque no sería del agrado de Bolaños”.

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