Peritos que no vieron, abogados que presionaron y una jugada armada para que Luciano Pertossi tome la palabra
Delante, detrás y en la parte trasera de un auto gris, varios jóvenes revolean trompadas y patadas. Algunos tambalean, otros ya cayeron al piso. La mayoría resiste los golpes, de pie. La escena dura veintidós segundos y fue filmada por un turista desde la vereda del boliche Le Brique. Es una prueba en el juicio contra ocho jóvenes acusados de matar a Fernando Báez Sosa. Fue exhibida cantidad de veces en los últimos días, pero no fue peritado por los cuatro expertos de la Federal que prestaron declaración hoy. Y sin embargo, torció la historia.
Los abogados de los padres de la víctima pidieron que observaran esas imágenes. Preguntaron si podían identificar a una persona que primero aparece detrás del auto, en el lugar donde estaría Fernando, inconsciente. Y después se mueve hacía el baúl del auto gris. Lo llamaron “Sujeto 11”. El video es de mala calidad, pero se ve a alguien que viste una remera o camisa marga corta negra y se mueve rápido, como una sombra, de izquierda a derecha. La querella pidió que pasaran el video y se fijaran. Los peritos admitieron que era una observación atendible y que intentarían identificarlo en el momento. Entonces empezó el descarte.
“De todos los que identificaron, ¿Cuántos tenían prenda superior negra con marga corta”, preguntó Améndola, abogado querellante. La respuesta fue que tres personas: Lucas y Luciano Pertossi, y Máximo Thomsen. ¿Y de esos, ¿cuántos con pantalón largo?“, siguió Améndola. Dos: Lucas y Luciano. ”¿Y de ellos, ¿cuál tenía una prenda superior negra?, pinchó el abogado. Los peritos fueron a la filmina 75 y pronunciaron el nombre: Luciano Pertossi.
A diferencia de las audiencias anteriores, los imputados estaban hoy sentados un poco más alejados de la pared donde está colocado el televisor. En silencio, todos miraban con atención lo que proyectaba la pantalla: los videos de los golpes, la arenga, sus rostros, la ropa que llevaban, oían sus nombres, los movimientos de casi todos entre las 4.30 y las 6.30 de la mañana. Cuando Luciano escuchó su nombre, levantó la mano. Fue un gesto tímido, lento. Hugo Tomei, el abogado de los ocho imputados, habló por él: “Presidenta, mi asistido quiere hacer una aclaración”. Luciano, 21 años, se levantó de la silla que ocupaba y sentó frente al micrófono. Con la voz entrecortada, pidió permiso: “Quiero aclarar algo, ¿lo hago?”. Con la venía del Tribunal, remató: “Yo venía de ese lado, pero no estaba ahí”.
El acusado no quiso responder nada más: “No se molesten, no voy a responder más nada” y volvió a su silla. La jueza dictó un cuarto intermedio. Luciano se puso de pie, se colocó el barbijo y cruzó las manos por detrás para que le cierren las esposas. Aprovechó el giro para mirar a su mamá, María Elena Cinalli. El hijo atinó a levantar las cejas. Después se ubicó en la fila y salió de la sala.
Qué cambia con la declaración de Luciano Pertossi
Por primera vez desde que empezó el juicio habló al Tribunal uno de los imputados. Luciano Pertossi está acusado por homicidio agravado, pero según la fiscal de Instrucción, su participación en el ataque había sido rodear a los amigos de Fernando e impedir que lo defendieran. Pero la querella quiso algo más: ubicarlo como agresor directo de la víctima primero y como bloqueador de los amigos, después. Con la aclaración de hoy, Luciano se desmarcó.
elDiarioAR pudo saber que el equipo de abogados que representa a los padres de Fernando tenía listo el video que había quedado fuera de la pericia. Querían que los peritos, todos especializados en análisis facial forense, observaran esos veintidós segundos. “No tenemos perito de parte de videos. Simplemente lo miramos más de cien veces, en distintas velocidades, y registramos a alguien que necesitábamos identificar”, dijo uno de los abogados del equipo. Ante la consulta, los peritos dijeron que “presumiblemente sea Luciano” y aclararon: “No podemos asegurarlo categóricamente”.
Luciano Pertossi le puso voz a un bloque conformado por ocho jóvenes que guarda silencio desde hace casi tres años. No rompió el pacto de silencio porque no señaló a ningún amigo. Simplemente dijo que esa persona que aparece en ese video no es él. Su aclaración al Tribunal y a las partes lo corre del centro de la escena a Máximo Thomsen, el imputado sobre el que cae la mayoría de la evidencia: la zapatilla derecha que llevaba quedó tatuada en la cara de Fernando, la sangre de la víctima quedó impregnada en el par y es, además, absolutamente distinguible en las fotos y los videos del momento de la muerte.
Pero que Luciano tome la palabra fue parte del coacheo al que los somete su abogado, el único para los ocho, Hugo Tomei. elDiarioAR pudo saber que los imputados están al tanto de cada detalle de la investigación y que presencian las audiencias con atención. Es un pedido explícito de su representante, que se ocupa de hacer reuniones por videollamada en las que participan todos, los visita en la Unidad donde están detenidos y mantiene conversaciones con los padres de cada uno. Sabía, porque en el programa estaba anunciado, que hoy identificarían por la cara o la ropa a sus defendidos. Y les pidió que estuvieran atentos, que podían hablar. Bastó, entonces, la mano levantada de Luciano Pertossi para que Tomei le cruzara la mirada. Se entendieron. Fue cuando el abogado avisó que Luciano tenía algo para decir. Y la tarde, que iba a ser una más, se dio vuelta.
VDM/MG
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