El juicio a Google
Google se juega buena parte de su futuro en el primer gran juicio antimonopolio de Internet: cuál es la acusación
En 2020 el Departamento de Justicia de EEUU y los fiscales generales de 12 estados del país presentaron dos históricas demandas antimonopolio contra Google. Acusaron a la empresa de crear “una red ilegal de acuerdos privados” con fabricantes de teléfonos celulares y proveedores de Internet, a los que paga decenas de miles de millones de dólares al año para posicionar su buscador como opción predefinida o exclusiva en los productos de esas empresas.
Este martes comenzó en Washington el juicio que analizará si esos pactos secretos, unidos a la priorización de sus propias herramientas en Chrome y Android (el navegador más usado y el segundo sistema operativo para teléfonos celulares más popular, ambos propiedad de Google), sirvieron a la multinacional para construir un monopolio digital, como acusan las autoridades estadounidenses.
Google alega que la importancia de esos contratos se exageró y que su buscador es el preferido por los fabricantes y proveedores porque es el que los usuarios quieren utilizar. El juicio se desarrollará a lo largo de 10 semanas y podría suponer el fin de Google como gran ecosistema de múltiples servicios.
Separar Google
Se trata del mayor caso antimonopolio de las últimas dos décadas y el primero que afecta de lleno a la actual articulación de Internet. El último juicio de esta envergadura fue también contra un gigante digital, Microsoft, que a finales del pasado siglo fue acusado de monopolio por pactar con los fabricantes de ordenadores personales para que Windows llegara preinstalado en los equipos.
El tribunal que juzgo los hechos consideró culpable a Microsoft y decretó su separación en dos empresas independientes. Una gestionaría el sistema operativo Windows y la otra el resto del software de Microsoft. Sin embargo, la multinacional consiguió frenar ese extremo en su apelación y sustituirlo por una serie de compensaciones para su competencia.
La mayor amenaza para Google es enfrentarse a un fallo similar. Cuando se presentó la demanda, las autoridades antimonopolio estadounidenses no descartaron la posibilidad de desmembrar la multinacional, advirtiendo de que su comportamiento impide que otra empresa pueda llegar a hacerle una competencia directa y perjudica la innovación.
A pesar del crecimiento de YouTube y el gran abanico de herramientas que ha desarrollado en los últimos años, el buscador sigue siendo la piedra angular de Google y de su matriz, Alphabet. Según sus últimas cuentas, supone más de la mitad de los 278.000 millones de dólares de ingresos anuales de Alphabet y de sus 76.000 millones de beneficios netos. Su enajenación del resto de la compañía partiría en dos al mayor gigante de la era de Internet.
La amenaza de ser obligadas a vender parte de sus negocios toma fuerza en el control de las grandes tecnológicas en las últimas fechas. La UE aprobó recientemente una normativa especial para diversos servicios propiedad de Alphabet, Meta, TikTok, Apple, Microsoft y Amazon al considerarlos clave en el acceso a Internet de los ciudadanos. En caso de que se la salten de manera reincidente, la ley incluye la posibilidad de separar cada multinacional en varias empresas. Ocho de las 22 aplicaciones afectadas por las nuevas medidas forman parte del abanico de herramientas de Google.
La relación entre Google y Apple, protagonista inesperada
“Si la gente usa Google es porque le resulta útil” será el baluarte de la multinacional durante el proceso. Así lo ha expresado el presidente de Asuntos Internacionales de Google, Kent Walker: “Nuestro objetivo en este juicio es demostrar que los acuerdos de distribución de nuestro buscador reflejan la libre elección por parte de los proveedores de navegadores como de los fabricantes de dispositivos, basadas en la calidad de nuestros servicios y en las preferencias de los consumidores”.
“Pagamos a los fabricantes de dispositivos y operadores por la promoción adicional de servicios como Chrome y nuestro buscador”, reconoce, pero asegura que “es algo parecido a cuando un supermercado le cobra a una marca de cereales por situar sus productos primeros al comienzo de un pasillo o a la altura de los ojos en las góndolas”.
En un amplio comunicado, Walker asegura que esos pagos no son una interferencia en la libre competencia. “Nuestro éxito se sustenta en la calidad de nuestros productos, no en las cifras de nuestros contratos”, declara, recordando las palabras de Tim Cook, CEO de Apple, reconociendo que el buscador de Google es “el mejor”.
Cook hizo esas declaraciones en 2018, cuando salió a la luz que su compañía le cobraba entonces a Google 9.000 millones de dólares al año por ser el buscador predefinido en Safari o en las búsquedas de Siri. La relación entre ambas empresas, consideradas hasta ahora competencia acérrima (Steve Jobs llegó a amenazar a Google con “la guerra termonuclear” tras su entrada en el mercado de los teléfonos celulares con Android), será analizada al detalle en el juicio antimonopolio. Varios altos ejecutivos de Apple han sido llamados a declarar.
En este sentido, el Departamento de Justicia presentó como prueba una serie de mensajes entre las cúpulas de Apple y Google en el que tratan los detalles de este acuerdo, que se remonta a 2005. “Nuestra visión es que trabajamos como si fuéramos una sola empresa”, afirma un empleado de Apple en uno de ellos.
La competencia en el mundo digital
En su comunicado, el presidente de Asuntos Internacionales de Google recurre a argumentos habituales en los gigantes tecnológicos cuando se cuestiona su peso en sus mercados. De esta forma, Walker recuerda que el abanico de las búsquedas de información se abrió, ya que los usuarios ampliaron el uso de TikTok, Instagram o incluso Amazon (cuando se trata de búsquedas de productos) con este fin.
Se trata de una defensa similar a la que hace Mark Zuckerberg cuando alega que Meta tiene mucha competencia, ya que Facebook e Instagram compiten por la atención de los usuarios no solo con otras redes sociales sino con todas las propuestas de ocio, como Netflix o Twitch. Bajo este prisma, los gigantes digitales rivalizan con cualquier empresa digital. Sin embargo, si en el caso de Google se tienen en cuenta solo los motores de búsqueda, herramientas como Statcounter muestran que esta acapara el 92% del mercado, dejando a Bing (el buscador de Microsoft) en el 3% y a Yahoo en el 1%.
En esta línea, el alto ejecutivo de Google también manifiesta que el proceso supone “poner palos en las ruedas del progreso en un momento de innovación sin precedentes”. “Cada año invertimos miles de millones de dólares en I+D e introducimos miles de mejoras de calidad en nuestro buscador, para asegurarnos que ofrecemos resultados de máxima utilidad”, agrega: “No estamos de acuerdo con los que quieren cambiar la legislación antimonopolio pensando en el bienestar de los competidores antes que en los consumidores. Para nosotros, las personas son lo primero”.
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