Los conflictos son parte de la historia del deporte más popular del mundo. Desde principios del siglo XXI, en cada región, en cada país y en cada rincón del mundo la pelota estuvo atravesada por la política y la sociedad.
Todas las semanas un newsletter para ir más allá de las tácticas y estrategias, de las transferencias, las posiciones y los promedios.
Este es el quinto envío de Abran Cancha, el newsletter que cada dos domingos te propone que te calces los botines y te pongas la camiseta para jugar un partido dónde el fútbol, la política y los conflictos sociales se entremezclan. Cada envío se jugará en un estadio, obviamente será un partido con primer y segundo tiempo (temas e historias), habrá penales (lecturas, novedades y recomendaciones) y se elegirá la figura de la semana.
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¡Hola! ¿Cómo estás?
Me imagino que poniendo la pava y armando el mate para en un rato instalarte en el sillón y presenciar el partido inaugural entre Qatar y Ecuador. Faltan sólo minutos y antes te dejo éste newsletter para que vayas palpitando lo que se viene en estos 30 días de puro fútbol. Va a ser un mundial con muchos condimentos. Una Copa del Mundo que también tendrá su lado B, atravesada de protestas y discusiones políticas. De complejidades que vamos a intentar desentrañar desde acá. Un mundial que no es un oasis en un desierto, sino que tiene su contexto y es parte de una época. ¡Bienvenido mundial del año 2022!
Sacamos del medio.
Estado Al Bayt
El estadio Al Bayt será hoy el escenario del partido inaugural de la Copa del Mundo, que por primera vez en la historia se jugará en Medio Oriente. A las 13:00 hs (horario de Argentina) comenzará a rodar la pelota, luego de una fiesta de apertura que será a todo trapo y a todo lujo, como lo es todo en este mundial. Las voces de Maluma y J. Balvin (ya no de Dua Lipa ni Shakira, que no quieren ir a un país que “no respetan los derechos humanos”) resonaran en un estadio que estará colmado por 60.000 personas, lo que equivale a un cuarto de la población nativa en Qatar. Se calcula que en el país sólo hay 250 mil habitantes autóctonos, mientras que el 85% de la población restante es inmigrante. Es decir, que por sí solos, los qataríes de origen no llenarían la capacidad total de los ocho estadios, que es de 380 mil personas. Eso sí, en el ranking de entradas el país está primero. Nosotros séptimos y no porque hayamos comprado todas las entradas desde acá. Hay miles de indios, bangladesíes y paquistaníes que coparon Qatar por el amor a la Argentina y a Messi.
El Al Bayt es quizás el estadio más identitario de Qatar, ya que lo construyeron a imagen y semejanza de lo que es una jaima, la típica vivienda que los beduinos instalan en el desierto. Es otro de los estadios que se hizo de cero. En la entrada tiene una fogata y en el interior está recubierto de telas. Además, cuenta en su interior con un hotel cinco estrellas y en el campo de juego y en las gradas con un sistema de refrigeración para paliar las altas temperaturas. El lujo y la alta tecnología es la impronta de este mundial, que como hablamos en el anterior envío, se edificó a costa de mano de obra barata inmigrante. Es una Copa del Mundo con pelotas que tienen sensores que permiten detectar el momento justo cuando es pateada; con un VAR de alta tecnología con 42 cámaras (cuatro de grabación ultralenta y ocho superlenta para la precisión); una aplicación con “inteligencia futbolística” que analiza parámetros del rendimiento físico; y con más de 15.000 cámaras con reconocimiento facial en los estadios. En Qatar, el futuro llegó hace rato.
Primer tiempo
Qatar 2022, el país detrás del mundial
Todo mundial tiene su contexto. Toda Copa del Mundo explica un momento y describe una época. Estamos en el año 2022 y desde el mundial de Rusia 2018 hasta la fecha pasaron cosas.Y cuantas cosas. Para empezar, es el mundial pos pandemia y a partir de hoy vamos a ver un pequeño país superpoblado. Algo inimaginable hace dos años atrás, en tiempos de aislamiento y de aforos limitados. Más de seis millones de vidas en el mundo se llevó el Covid-19. También es el mundial de la guerra entre Ucrania y Rusia, y si mis cálculos no fallan, en cuatro días se cumplen nueve meses desde el comienzo de este conflicto. Seguramente cuando juguemos contra Polonia, veremos a Tito Lewandowski luciendo una cinta de capitán con los colores ucranianos. Esta manifestación política sí la permite la FIFA. De guerras y conflictos bélicos hubo más en estos años: Afganistán, Yemén, Etiopía. Y si de bombardeos hablamos, algo que no cambió en los últimos mundiales es la ocupación de Palestina, sus muertes y los ataques constantes que recibe del ejército israelí. Sin embargo, al único país que le prohibieron jugar el mundial es a Rusia.
Es la época del Brexit, de la muerte de la Reina Isabel II y del primer mundial del Rey Carlos III. Tiempos de crisis energética e inflación en Europa. De millones y millones de refugiados desplazados de sus tierras. De miles que mueren en esa travesía, de miles que son deportados y de miles que son maltratados y discriminados. ¿Del avance de la extrema derecha? Del asalto al Capitolio, de la muerte de George Floyd y el Black Lives Matter. Una consigna que marcó mucho a los futbolistas del mundo, quienes antes de cada partido se arrodillaban y levantaban el puño en forma de protesta¿Veremos esa imagen también en esta Copa? El racismo y la violencia institucional persiste a lo largo de los mundiales. Figuritas repetidas, como la desigualdad en el mundo: actualmente el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de toda la riqueza. Los jugadores de esa selección están en todos lados. Plutocracia Fútbol Club: de enganche Elon Musk, de nueve Jeff Bezos, en la defensa Bernard Arnault y en el arco el veterano Bill Gates. No pierden nunca. ¿Será acaso también, la Copa del Mundo de las criptomonedas, del blockchain, tokens no fungibles y del bitcoin? ¿o de su derrumbe? Ese lenguaje que se inmiscuyó en la cotidianeidad y es aceptado. Pero después le sacan roja a quienes usan la “e” como forma de inclusión.
Es el tiempo de las no cosas diría Byung Chul Han, de la pantallización de la existencia opinaría Eric Sadin o de la privatización del bien común, describiría Zizek, en referencia al espacio compartido donde nos comunicamos. Es la época del uso excesivo de las redes sociales. Más que en Rusia 2018, apuesto yo, en tiempos de apuestas permitidas en el fútbol. Es la Copa del Mundo que seguiremos por historias. La del scrolleo, la de los influencers yla del streaming. ¡Hasta el director técnico de España va a stremear! ¿Es la Copa que este año ganará Tik-Tok o Twitch? ¿Cuánto tiempo neto de partido verán los televidentes sin agarrar el celular? Vamos a necesitar de relatores como Miguel Simón para que nos alerte y nos diga: “Soltá el celular, que esta jugada es de peligro”. No sea cosa que te pierdas el gol del Cani a Taffarel, la jugada preparada de Zanetti a Inglaterra o el bombazo de Maxi Rodriguez. O mucho peor: el gol del siglo y la mano de Dios. Igual, alguna peli o serie lo va a revivir, en una de esas tantas plataformas que nos invaden hoy en día con abundante contenido. Es la época de la sobreinformación. El de las fakes news, aunque éste hace rato viene jugando mundiales. Tiempos de clickbait, métrica y algoritmo. Del tic-tac efímero. De los haters y la cultura de la cancelación. El del avance, aún más, de la tecnología: el 5G, el metaverso, la dataficación y la inteligencia artificial. En Qatar los trenes que conectan a los estadios no los maneja ninguna persona de carne y hueso.
Un mundial en tiempos de disputa política en la región. De la época del golpe de estado y de la recuperación democrática en Bolivia. Del Grupo Lima que ya no está, pero del lawfare que persiste. De los estallidos en Chile, Perú, Ecuador y Colombia a la victoria de Boric, del profe Castillo y Petro. Del proceso de una nueva constitución chilena ¿De una nueva oleada progresista en América Latina? De la vuelta épica de Lula: de haber sido encarcelado a ganarle las elecciones a Bolsonaro (¿a quién le dedicará ahora los goles Neymar?) De los incendios en el Amazonas y el cambio climático. De la sanción de la ley del aborto en 2020 y la conquista de derechos de los movimientos de mujeres.
Es el mundial en el año del intento de magnicidio a una dirigente política, que provocó una grave lesión a la democracia argentina. Aunque, también, es el año de la película “Argentina, 1985”, que reconstruye el juicio a las juntas militares y que hace récords en los cines. Para ese entonces no había nacido ninguno de los 26 jugadores de la Scaloneta. Son hijos de una democracia que enjuició a los principales genocidas de su país. Los que usaron el único mundial que se realizó en Argentina para tapar las peores atrocidades de nuestra historia. El jugador más grande del equipo es Armani, que nació en el `86 y que por cuatro meses no llegó a ser contemporáneo de la selección argentina campeona del mundo, con el Diego como estandarte. Somos (me incluyó por edad) una generación que todavía no vio a la celeste y blanca salir campeón del mundo.
Y si, es el primer mundial sin Diego Armando Maradona. Son tiempos sin dios en el fútbol.Es un mundial huérfano. Sin quien le grite a la FIFA, que ellos son el gran ladrón yque hicieron jugar hasta último momento a los futbolistas, que llegan lesionados o “tocados”. ¡Las cosas que les hubiese dicho Maradona! No va a estar físicamente, pero sin lugar a dudas estará presente. Como lo hizo siempre con la albiceleste, en todos los deportes. Va a estar en cada bandera y en cada camiseta de los hinchas. Tribunas repletas con su cara. Estará ahí, dándole fuerzas al ídolo de una generación que no lo vio a Maradona en mundiales, pero que viene disfrutando del mejor jugador del mundo hace ya cuatro Copas del Mundo. Éste también, quizás, sea el último mundial de Messi. Aunque uno no lo crea, o no quiera creerlo. Pero lo dijo. Por eso, hoy, cuando el delantero qatarí o el delantero ecuatoriano den el puntapié inicial, también comenzará una cuenta regresiva, que además de la alegría por verlo jugar, tendrá ese sabor amargo de pensar que puede ser la última vez que lo veamos a Messi en una Copa del Mundo.
El mundial de Qatar no es un oasis en el desierto árabe. Transita con todo este paquete encima. En su libro “El fútbol, a sol y sombra” Eduardo Galeano solía hacer una descripción de los entornos que envolvían a las distintas Copas del Mundo. Él manifestaba que el fútbol es una parte fundamental de la realidad y que le parecía indignante que la historia oficial ignorara esa parte de la memoria colectiva. Los mundiales nos hablan de los momentos de la humanidad. Como una forma de medir el tiempo, cada Copa del Mundo nos retrotrae a un momento y a un espacio. Esperemos que este mundial quede grabado en la retina de los argentinos con una sonrisa y sea un punto de referencia para pensar los tiempos de nuestra historia.
Segundo tiempo
El Mundial que no quiere la FIFA
La semana pasada el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, envió una carta a todas las federaciones de fútbol que juegan el mundial para pedir que no se hable más de política ni de los temas controversiales que genera la copa en Qatar y que “por favor, concentrémonos ahora en el fútbol”. El martes de esta semana, el mandamás de la FIFA asistió al G20 que se realizó en la ciudad de Bali, Indonesia, y frente a todos los líderes mundiales volvió a realizar otro pedido. Instó a que se guarde un alto al fuego de un mes en Ucrania durante el periodo que dure la Copa del Mundo en Qatar. Al respecto sostuvo que el mundial era “una plataforma única que ofrece una oportunidad para poner fin a todos los conflictos”. “El fútbol es una fuerza al servicio del bien” agregó y destacó la importancia del diálogo. Unas hermosas palabras que la FIFA no las tuvo en consideración cuando decidió expulsar a Rusia del Mundial. Hasta hoy los clubes rusos, los futbolistas rusos y todo aquel que juegue en el país ruso, está totalmente excluido de las competencias internacionales. La FIFA abrió un partido que ahora se le dio vuelta.
La Federación Internacional de Fútbol Asociación no quiere contratiempos durante la fiesta mundialista. Los pedidos van en esa sintonía, en el que se avizora un mundial con protestas y manifestaciones. Ya no sólo de hinchas, que sería entendible. Sino de federaciones y futbolistas que van a dejar mensajes desde el campo de juego. La FIFA ya le prohibió a la selección danesa entrenar con una camiseta con mensajes en defensa de los derechos humanos. Pero, sobre todo, lo que prendió la alarma de preocupación fue lo que ocurrió en las dos últimas fechas en las tribunas europeas. La mayoría de las hinchadas europeas inundaron de banderas con frases que repudiaban y pedían el boicot al mundial. La coreografia más impactante en una tribuna fue la que hizo la semana pasada los hinchas del club noruego Rosenborg: mostraron una bandera con la imagen de Infantino y un jeque árabe dándose la mano en una pantalla de televisión, y luego, al bajarla, aparecieron todos vestidos de negro sosteniendo tumbas.
Sin embargo, los que lo hicieron al unísono fueron las hinchadas de los clubes alemanes, que protestaron fuertemente contra la Copa en Qatar. El mensaje fue tan contundente en todos los estadios que hizo que un dirigente qatarí saliera a responder y desnudara cierta hipocresía. “Por un lado, la población alemana está mal informada por los políticos del gobierno; por otro, el gobierno no tiene ningún problema con nosotros cuando se trata de asociaciones energéticas o de inversiones”, declaró el ministro de exterior. Claro, el grito en el cielo no se pone cuando Qatar invierte en empresas como Volkswagen, Siemens o en la Deutsche Bank, entre otras.
Sin embargo, hay personajes del mundo del fútbol que no patean la pelota fuera de la cancha y se hacen cargo de la elección de este mundial. No lo digo por Blatter, que increíblemente a días de la cita mundialista declaró que este mundial era un error. Se acordó tarde, a quien esta decisión le valió el puesto y le cortó el camino para obtener el nobel de la paz que tanto anhelaba. El que se hizo cargo en una conferencia de prensa fue Klopp, el entrenador del Liverpool, que dijo: “Ha habido muchas oportunidades para denunciarlos, pero mucha gente ganó dinero por razones equivocadas. Todos somos culpables”.
Penales
. Con todos los partidos que hay para ver, es difícil que haya tiempo para consumir otros contenidos. Pero les recomiendo que vean los especiales de Qatar realizados por ESPN que se ven a través de Star+: “F Táctico Qatar”, “Un tren a Qatar” y “Así es Qatar”
. Netflix también sacó una serie sobre el FIFA Gate. Se llama “Los entresijos de la FIFA”. También lanzó la serie “Goles en contra”, que cuenta la trágica historia del futbolista colombiano Andrés Escobar, asesinado por haber metido un gol en contra.
. Este jueves se cumplió un año del asesinato de Lucas González, el joven futbolista atacado a balazos por la Policía de la Ciudad. Les dejo esta nota de Nahuel Gallota y esta de Manuel Dalbessio, muy interesantes.
La figura
Lionel Messi
Para seguir palpitando la previa de cara al martes, acá te dejo los seis goles en los mundiales de Messi. Está a cuatro goles alcanzar a Gabriel Batistuta, que con 10 goles es el principal artillero de la Albiceleste, y está a seis de alcanzar al máximo goleador de los mundiales que es el aleman Miroslav Klose. Ojalá rompa con todos los récords, como suele hacer.
Espero que hayas disfrutado de este partido.
Nos vemos la próxima fecha para seguir tirando paredes.
Abrazo de gol.
Lucas
Sobre este blog
Fútbol y política.
Los conflictos son parte de la historia del deporte más popular del mundo. Desde principios del siglo XXI, en cada región, en cada país y en cada rincón del mundo la pelota estuvo atravesada por la política y la sociedad.
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