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BAFICI 2024

Intercepted, la cara oculta de la guerra: un film construido con postales ucranianas y la voz de los soldados rusos

Fotograma de Intercepted, de Oksana Karpovych.

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Oksana Karpovych nació en Kiev y, aunque pasó 9 de sus 34 años en Montreal, siempre siguió ligada a su Ucrania natal. De hecho, allí filmó su premiado primer largometraje documental, Don't Worry, The Doors Will Open (2019), sobre los pasajeros que viajan a bordo de un tren. Allí se encontraba tres semanas antes de la invasión ordenada por Vladimir Putin en febrero de 2022 y en su ciudad natal estaba también el 2 de enero último, cuando quedó junto a su familia en medio de un nuevo y arrasador ataque ruso sobre la capital.

Karpovych no solo es directora sino que además es una reconocida escritora y fotógrafa. Graduada en Estudios Culturales en la Universidad Nacional de Kiev y en producción de cine en la Universidad Concordia de Montreal, recorrió durante buena parte de 2022 distintos frentes de batalla como productora local y traductora de los corresponsales ingleses de la señal Al Jazeera. Durante esos meses conoció de primera mano lo que ella define sin tapujos como “todos los crímenes de guerra posibles” que cometió el ejército ruso en suelo ucraniano. Esa experiencia y las miles de comunicaciones telefónicas entre los soldados enemigos y sus familiares interceptadas por los servicios secretos ucranianos fueron el germen de Intercepted, impactante documental que la directora está presentando en Buenos Aires dentro de la Competencia Internacional del BAFICI.

“Me pasaba de día trabajando con el equipo de Al Jazeera para transmitir en vivo y por las noches desarrollé el hábito de escuchar las llamadas interceptadas. Ese contraste me causó una absurda disonancia cognitiva. Y ese fue el germen de Intercepted: una yuxtaposición de la realidad de los ucranianos que viven la guerra como sobrevivientes y la de los rusos que la perpetran”, indica.

Intercepted –una extraña mixtura entre una innegable obra de arte con mayúsculos hallazgos estéticos y un ejercicio de propaganda de guerra– es una película flamante, ya que en febrero último tuvo su estreno mundial en la prestigiosa sección Forum de la Berlinale (donde ganó uno de los premios del jurado SIGNIS) y luego solo se vio en el Festival de Hong Kong, desde donde llegó una directora que debe estar batiendo récords de millaje y de jet lag.

Construida exclusivamente con largos planos fijos (algunos tienen movimiento porque la cámara está montada sobre vehículos e incluso sobre tanques), Intercepted expone los efectos de la invasión. No hay vísceras ni sangre, pero el horror se adivina en cada una de sus imágenes (Karpovych trabajó nuevamente con el inglés Christopher Nunn, un talentoso experto en fotografía fija pero que ha ido incursionado también con ella en el cine). Vemos la vuelta a la cotidianeidad tanto de la vida urbana y rural: ciudadanos que limpian las esquirlas de una explosión u observan el crater que ha dejado un misil sobre el asfalto, perros que deambulan en busca de desechos o edificios abandonados con sus departamentos que muestran las huellas todavía visibles de los bombardeos.

Pero tan elocuentes como las imágenes son los extractos de audio que Karpovych eligió sobre un total de 31 horas de grabaciones. “Esas llamadas de los soldados rusos a sus madres, esposas, novias y amigos desde las trincheras están disponibles en sitios de YouTube de los servicios de seguridad de Ucrania, pero en muchos casos no están subtituladas y las terminaron escuchando los propios rusos”, explica la directora. En esas charlas se aprecian las disímiles pero siempre terribles consecuencias psicológicas de una guerra de la dimensión, duración y violencia extrema de esta: hay quienes hablan con un odio desgarrador sobre los “fascistas khokhols” (término despectivo para referirse a los ucranianos), otros se vanaglorian de los abusos cometidos (torturas, vejaciones, matanza de civiles), pero los restantes admiten que simplemente tienen miedo, tristeza, frustración y desesperanza.

Consultada por elDiarioAR sobre por qué decidió filmar solo planos fijos y evitó mostrar cadáveres, Karpovych explicó: “Quería salir de la urgencia, visceralidad y explicitud de los bombardeos u operaciones de combate que se manejan en los noticieros de televisión, donde abundan las imágenes impactantes o gráficas de la muerte. Con el equipo de Al Jazeera documentamos muchos de esos horrores, pero quería que en Intercepted aparecieran otras zonas también importantes de la guerra, no solo la deshumanización y la crueldad que son más que evidentes. Las formas de resiliencia, de resistencia, no son solo las de los soldados que combaten sino también las de los civiles que intentan retomar sus vidas luego de lo que han padecido. La guerra también tiene mucho que ver con el silencio y la espera, y con esta horrible sensación de que el tiempo está suspendido. La película también se construye como un viaje a través de Ucrania, nos movimos de región en región, seguimos de manera cronológica la invasión y la posterior desocupación de las regiones ucranianas por parte del ejército ruso. Hay cierta lógica en ese movimiento”.

Visiblemente emocionada tras la proyección, la charla con el público y el contacto con la prensa acreditada en el BAFICI, Karpovych aseguró que “Intercepted ha sido el desafío más importante de mi vida porque atravesé todo tipo de dificultades tanto íntimas y emocionales como intelectuales y creativas. Mientras la exhibo, la guerra sigue causando estragos y dolor en mi país. Dediqué casi por completo los dos últimos años de mi vida a esta película, que es arte, investigación, denuncia pero además la forma de establecer un diálogo respecto de lo que está pasando no solo en esta guerra sino en muchos otros lugares. Es un film sobre un conflicto que viene de hace varios siglos y se potenció aún más desde 2014, pero que advierte también sobre lo que pueden hacer las fake news, la desinformación, la manipulación desde los medios, desde las redes sociales, desde las élites del poder para generar campañas de odio y resentimiento, y justificar luego los peores crímenes. Quien quiera creer que este es un problema solo de Ucrania debería entender que en buena parte del mundo estamos demasiado cerca de cruzar ciertos límites que hasta hace poco nos parecían imposibles”.

Así, Intercepted ya es con todos sus logros artísticos y su polémica carga política una de las películas más relevantes de 2024. Si se tiene en cuenta que el último premio Oscar a Mejor Documental lo ganó 20 Days in Mariupol, registro de Mstyslav Chernov sobre los primeros días de la invasión rusa y la toma de la ciudad de Mariupol, y que In Ukraine, film de los polacos Piotr Pawlus y Tomasz Wolski también construido solo con planos fijos, fue uno de los títulos más importantes de la cosecha 2023 de no ficción, no es aventurado pronosticar que Intercepted –que recién en junio tendrá su estreno en salas de Ucrania– puede convertirse en uno de los films realmente insoslayables de este año.

Intercepted se puede ver en el marco del BAFICI este lunes 22 de abril, a las 11.50, en El Cultural San Martín (Sarmiento y Paraná).

Esta nota se realizó con la colaboración de ONG Ucrania Resiliente.

DB/DTC

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