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MÚSICA

Blair, la nueva heroína del indie pop argentino y sus himnos de la adolescencia pandémica

Blair debutó en 2022 con su disco "Llorando en la fiesta".
2 de marzo de 2024 10:08 h

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Ella puede dar una pitada a sus cigarros Rothmans y quedar congelada como en una foto perfecta en blanco y negro como si fuera la tapa de un disco de Patti Smith de los setenta, o caminar con una botella de vino blanco bajo el brazo mientras canta el estribillo de “Otra noche en los 70”, o puede aparecer manchada de sangre como la protagonista de la película Carrie, o mirar a los ojos y quedar como la perfecta antiheroína de una película francesa de amor fou, o tirarse de espaldas a la platea con los brazos abiertos y dejarse tocar por todas esas manos que la sostienen y la hacen flotar sobre las cabezas de todas esas adolescentes que la siguen, y que al igual que en sus canciones, se sienten tan solas como ella. 

“En la soledad uno es más fuerte”, canta Blair en “Mi suerte”, uno de los himnos del disco debut Llorando en la fiesta (2022). Muchas de esas frases emocionalmente contundentes de su primer álbum, ahora funcionan como leitmotiv de las remeras que aparecen en sus conciertos, o que sus seguidores copian y pegan en las redes sociales como si fueran grafitis y que hicieron crecer su popularidad en el boca a boca. 

Ese disco fue el comienzo de todo y Blair, la chica que fue elogiada por la escritora Mariana Enriquez, la chica que lleva el nombre de la actriz Linda Blair, protagonista de la película “El exorcista”, la chica que quería ser Hannah Montana de niña y que terminó siendo telonera de Taylor Swift en el estadio de River Plate, pasó a dominar la conversación de las novedades musicales del 2023. 

Hasta aquí el camino de Blair fue imprevisible y el próximo sábado 16 de marzo estará debutando en el día 2 del festival Lollapalooza.

Blair, nombre artístico de Julieta Aylén Ordorica, nacida en Punta Alta, localidad a 28 kilómetros de Bahía Blanca, es una nueva heroína indie pop. En palabras de la escritora Mariana Enriquez, una de sus admiradoras: “Se planta en el escenario como una estrella. Me parece muy power”. 

La artista con tez de porcelana blanca y mirada salvaje, con un look rockero y elegante de camisa blanca, corbata y saco negro, tuvo extrañamente su primer hit viral con el trap “Al final del día”, que buscaba enmascarar bajo el efecto del autotune la voz de una Julieta todavía tímida de 18 años que quería hacer música, pero no había logrado la aprobación de sus padres. 

En 2019, el video de ese trap melancólico tuvo 30 mil reproducciones en un día. En una ciudad como Punta Alta de cincuenta mil habitantes eso causó un pequeño revuelo y fue la primera vez que Julieta sintió que podía dedicarse en el futuro a la música. 

Siguió estudiando la carrera de diseño gráfico en Bahía Blanca, mientras lo único que tenía en mente todo el tiempo era como podía vivir haciendo canciones y cuando se podría mudar a Buenos Aires. En 2021 conoció al que sería su socio musical y creativo, Dante Saulino. Un año después terminaron grabando en una semana el disco Llorando en la fiesta (2022). 

Blair encontró en pocas sesiones de grabación lo que a muchos músicos le lleva años, letras salvajes y emocionalmente conectadas con su generación. En apenas ocho canciones de estribillos pop, guitarras noise y sintetizadores de los ochenta, consiguió uno de los mejores discos debut del 2022: la fotografía imperfecta de los estados fluctuantes de la adolescencia, que drena a través de esa voz que es como una luz al final del túnel.

La fórmula fue esta: “letras tristes, melodías alegres, muy The Cure”, dice Blair. 

“Otra noche en los ’70”, “Opuesto complementario” y “Rothmans”, se convirtieron en nuevos himnos adolescentes del indie pop, pero también en objeto de análisis y estudio de su fandom, desde hilos en twitter reflexionando sobre cada canción o encontrando las referencias a otras bandas que aparecen en cada track del disco, y que Blair fue dejando como pistas de su educación sentimental. 

La propia Blair oficializó una playlist en Spotify llamada Llorando en la fiesta: referencias. Allí expone como si fuera un cadáver exquisito, el trasfondo musical que inspiró la producción artística del álbum. 

“Hay muchas cosas que quedan en el inconsciente como las canciones que escuchaba mi papá en la radio del auto. Son canciones que hasta el día de hoy las escucho”, dice la cantante y compositora sobre los sonidos y el clima de época que evoca en sus temas.   

Por ejemplo, “Otra noche en los 70”, sintoniza con la atmósfera musical y cinematográfica de canciones de New Order, The Smiths y The Cure. En “Opuesto complementario”, se pueden encontrar referencias a los sintetizadores de Tears For Fears. En baladas dream pop como “Mi suerte”, aparecen guiños a Cocteau Twins. Mientras que “Troya”, una confesión intimista cantada en inglés cita a bandas y solistas como Pixies, One Direction, Billie Eilish y Sigur Ros. “Yo y yo”, otro de los puntos fuertes del disco, tiene el espíritu post punk de “Disorder” de Joy División y la contemporánea “Fatal” de Paco Amoroso. 

El otro dato clave del disco son las letras que giran obsesivamente alrededor de las relaciones tóxicas y otras problemáticas de la salud mental de una generación post-pandemia. En “Mi suerte” escribe sobre las auto-lesiones. 

Perdón si quise que me necesitaras

Nunca preguntabas por mis marcas

Y eso me mataba

En “Yo y yo”, en cambio, advierte sobre la depresión que provoca el aislamiento social. 

Quiero estar tirada de cara al sol

Pero me atrapa mi habitación

¿Cómo escapar de la soledad?

Si siempre fuimos yo y yo

Distinta es su mirada adolescente sobre las rupturas en estribillos como en “Rothmans”.

Cuando te extraño de más

Cierro los ojos, fumo Rothmans

Y mi boca se siente como tu boca

Espero no estar volviéndome loca

“Llorando en la fiesta funcionó porque siento que representa la simpleza. Aparece un disco de ocho canciones, hecho en una semana, que encapsula todos los sentimientos por los que pasa un adolescente: desamor, soledad, depresión. Muchas adolescentes se sintieron identificadas, pero en realidad, creo que cualquier persona se puede sentir así”, dice Blair por un audio de whatsapp desde su alquiler temporario en una casa de Parque Patricios, a pocas semanas de participar del Cosquín Rock.

Hace un año, antes de todo este presente, Blair empezaba a consolidar su camino porteño con sus primeras fechas para doscientas personas en el Lado B de Niceto Club. Al poco tiempo era reconocida por Bandalos Chinos que la invitó a sus conciertos. Después sería Marilina Bertoldi la que haría un dúo incendiario con ella en el festival Ciudad Emergente. A fin de año la presentación de Llorando la fiesta se hizo en el escenario principal de Niceto Club con dos noches de entradas agotadas, que congregaron cerca de dos mil personas. Pero antes Blair, llegó quizás al punto más alto de su exposición pública cuando cantó junto a Louta como telonera de los tres conciertos de Taylor Swift en River. La noticia la recibió a punto de rendir un examen de semiología en la facultad de Bahía Blanca. Esa fue la primera vez que viajó en avión. 

“Tuve un mínimo momento así como diciendo, ok, ya está. Estuve en la apertura del show de mi artista favorita. ¿y ahora qué?. Después reflexionás y te das cuenta que obviamente faltan un montón de cosas. De repente falta que ese River, en vez de ser de Taylor, sea tuyo”, dice la artista.

Blair, tiene 22 años, un solo disco editado y todo un camino por delante. Ya está grabando un segundo material, que trae otro universo conceptual. 

“Ahora estoy laburando el nuevo disco que se viene, que está inspirado en la iglesia. Fui a un colegio católico toda mi vida y de repente es como que uno por ahí, termina el colegio y no quiere saber nada. En un momento pegas la vuelta y decís, ok, esto forma parte de mí, no me puedo escapar. Y es algo que conozco muy bien, entonces le puedo sacar provecho a eso”, dice.

En ese camino la artista independiente está empezando a crear un propio imaginario estético, que resume ese universo personal inspirado en la música de los sesenta, setenta y sobre todo de los ochenta, pero también que convive con artistas contemporáneas como Lana del Rey, Taylor Swift (tenía su poster en la habitación de la adolescencia), Miley Cyrus, Phoebe Bridges, o Florence and the machine. Pero también parece alineada a la estética gore, al terror y al peligro de la cultura rock, que anida en la literatura de Mariana Enriquez.

“Las cosas que influyen en mi universo son las películas que amo, las series que amo, los libros, las canciones de mi infancia. Obvio que Mariana Enriquez forma parte de mi formación. Me pasó de ver entrevistas de ella en las que me nombra. De repente es loquísimo porque alguien que sea de otro rubro y que vea algo en mí que le gusta me parece increíble”, dice la artista que podría sonar como banda de sonido de los cuentos del libro “Los peligros de fumar en la cama” de Enriquez.

Después de participar en el show de Louta como telonera de Talyor Swift, dejó la facultad y se mudó a  Buenos Aires para triunfar y cumplir con ese ideal que tenía cuando era una niña y miraba a Hannah Montana, la serie de Disney que protagonizaba Miley Cyrus. 

Sin embargo, la chica que vivió el mundo a través de la televisión y después a través de una computadora, y ahora lo empieza a vivir a través de la adrenalina de sus canciones y sus shows en vivo, se toma este tiempo, en la antesala de rozarse con el mainstream musical, con mucha calma. 

“Ahora la música está muy en ese modo lleno un Movistar y después un Vélez y después un River y como que después te agarra la soledad y decís ok ¿y ahora?. Pero hay que encontrar cómo llenarse con otras cosas que no sean solo los números de los shows, sino de repente podés enfocarte en hacer colaboraciones que te gusten, o hacer un disco del que estés plenamente orgulloso”. 

Es fácil imaginarse a Blair dando la respuesta, mientras le da una pitada a su cigarrillo en una habitación toda desordenada. Podría ser la habitación de cualquier estrella de rock. Por ahora, es sólo la escenografía de sus videos, donde aparecen copas rotas y sangre en la bañera.

GP/DTC

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