Por qué el dólar bajó de los $1.000 y Milei aún no libera el cepo
El dólar baja en la Argentina y es noticia. El blue traspasó el piso de $1.000, cayó este miércoles 1,9%, a $990, y se acercó aún más a los $864 del oficial en el Banco Nación. Desde el 26 de diciembre que el tipo de cambio ilegal andaba por encima de los $1.000. Los financieros también descendieron: el MEP (Mercado Electrónico de Pagos), 3,4%, a $981 y el contado con liquidación (CCL), 1,6%, a $1.025.
La cotización de la divisa baja por dos motivos. Uno, del que puede enorgullecerse Javier Milei, que el año pasado celebraba cuando subía porque decía que facilitaba su ahora postergado plan dolarizador, es que hay inversores financieros locales y extranjeros que ven como positivo la firmeza del Presidente en el rápido y drástico ajuste fiscal, sin grandes protestas sociales y con la reciente convocatoria a un pacto con la oposición, lo que podría darle el faltante de sustento político a su plan. La otra razón fue celebrada curiosamente por el jefe de Estado en un posteo de la red X, pero se trata de una mala noticia: la profunda estanflación (alta inflación con recesión) en la que está hundida la Argentina lleva a que empresas e individuos vendan los dólares que tenían ahorrados para afrontar los gastos cotidianos que ya no pueden cubrir con sus ingresos.
En la medida en que el dólar paralelo cae más y más, la pregunta es cuándo se cerrará la brecha cambiaria y podrá levantarse el cepo. En Expoagro, Milei prometió que será a mitad de año, es decir, cuando termine la cosecha de soja y maíz y la consiguiente temporada alta de liquidación de divisas del campo. En su equipo económico, que lidera el ministro Luis Caputo, prefieren la prudencia antes de soltar amarras pronto.
“Ya la paridad teórica de equilibrio está en $1.259 por dólar, contra un blue de menos de $1.000”, advierte el exviceministro de Economía Orlando Ferreres sobre el precio al que debería cotizar la divisa en un mercado libre. “Ahora no se puede liberar el cepo porque hay muchas restricciones sobre gastos al exterior, como el dólar tarjeta, sobre las importaciones, como el dólar con impuesto PAIS, y muchas otras más. Yo creo que cuando se elimine el cepo, que podría ser para junio/julio, también se requerirá una devaluación de un salto. Está favorecerá las exportaciones y también las importaciones, pues podría bajar el impuesto PAIS. Si se sigue desacelerando la inflación, que en febrero daría 14,7% y bajará más para mayo y junio, ahí se podría eliminar el cepo”, evalúa el exviceministro de Carlos Menem, uno de los expresidentes más elogiados por Milei.
Juan Miguel Massot, investigador de la Universidad del Salvador, opina que “es difícil saber cuándo se sale del cepo de manera total”. Según su parece, no depende sólo del ingreso de divisas de la cosecha sino también de fondos frescos que están negociándose con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de más ajuste pero con apoyo político interno. “Los dólares, aún con ayuda del FMI y una buena cosecha, no alcanzan por el momento para sanear el sistema cambiario en su totalidad: flujo y stocks de deudas. Lo más probable y prudente es ir paso a paso, quizás con el auxilio de otros instrumentos como ha sido el bono BOPREAL (para saldar el stock de pasivos de grandes importadores). La salida completa y permanente se logrará cuando el balance cambiario sea sostenible bajo un régimen libre, y eso requiere un cambio radical de expectativas. ¿2025, si todo sale bien?”, se pregunta Massot, poniendo en duda la promesa de Milei.
Pese a que la inflación ya no es tan alta como en diciembre (25%) y enero (20%), todavía sigue muy arriba y todos los pronósticos indican que en mayo ya se habrá perdido toda la ganancia de competitividad cambiaria que se logró con la devaluación de diciembre. Por eso, Ferreres prevé un nuevo salto del oficial. Massot también teme que se vuelva a un atraso cambiario similar al vigente hasta noviembre: “Si el gobierno es bastante exitoso y logra revertir las expectativas, el tipo de cambio será más bajo, quizás parecido al promedio del segundo gobierno de Menem. Para no terminar en una crisis de balance de pagos, esto requiere sostener el equilibrio fiscal consolidado y una reorganización significativa de los incentivos económicos para el sector privado, en particular, el exportador”. Claro, aquel tipo de cambio bajo terminó en cuatro años de depresión económica, desde 1999 a 2002 incluido. Es que el dólar barato perjudica la industria, la economía del conocimiento y el turismo y sólo satisface a los fabricantes de materias primas dolarizadas, como los del campo, la minería y los hidrocarburos.
El dólar barato perjudica la industria, la economía del conocimiento y el turismo y sólo satisface a los fabricantes de materias primas dolarizadas, como los del campo, la minería y los hidrocarburos
“La cuestión es la sostenibilidad del tipo de cambio: esto es, si se necesitará un salto cambiario discreto (fuerte) en el segundo trimestre”, sostiene Massot. “Yo no lo veo, quizás haya un crawling (depreciación) más acelerado, no mucho más”, se refiere a que en la actualidad el dólar oficial sube 2% mensual desde el salto de diciembre. “No lo veo por dos razones: a) si hay un salto del tipo de cambio, la inflación se volverá a despertar y todo puede desmoronarse, y el Gobierno tendrá que barajar y dar de nuevo; b) si el Gobierno tiene un éxito razonable hacia mitad de año y la gente le cree que eso vino para quedarse, el tipo de cambio real (ajustado por inflación) será más bajo y será un dato permanente. En ambos casos, salvo algún evento espectacular, no habría un salto importante del dólar en estos meses”.
“Liberar el cepo totalmente, tanto flujos como pagar los stocks que esperan salir de deuda comercial, remisión de utilidades, etcétera, implicaría decenas de millones de dólares en muy poco tiempo que el Banco Central hoy no los tiene”, analiza Massot. “Una.posibibilidad es que vayan por dólares financieros, pero eso los haría volar. Liberar todo el mercado y dejar flotar el dólar seria muy peligroso hoy en día. Por eso, liberarlo progresivamente en la medida que no genere un shock sobre el mercado cambiario es lo más prudente”, concluye el profesor del Salvador.
Su colega Hernán del Villar, de consultora Alpha, coincide. “Espero que saquen el cepo para el segundo trimestre. Veremos. Las cuentas fiscales con superávit primario (antes del pago de deuda), por lo menos, generarán muchos menos pesos. Habrá deuda en pesos canjeada pero tipo de cambio atrasado y recesión”, pronostica Del Villar.
Economistas de la oposición observan que “Milei saldrá rápido del cepo, en mayo, porque con este cierre de brecha una aceleración del crawling peg se lo permite”. “No sé si un salto discreto acelerando el crawling les puede ayudar. Sin dudas, el mercado quiere creerle a Milei”, admiten con desazón.
En uno de los varios bancos internacionales que por estos días organizan visitas de clientes cada vez más interesados por el modelo libertario, comentan el resultado de sus encuentros con Caputo y su presidente del Banco Central, Santiago Bausili: “Caputo es más ambicioso, pero Bausili muestra más cautela. El Banco Central es más conservador, quiere ir sacando el cepo de a partes, esperar antes de tocarlo, confía en que con el tiempo van a llegar más dólares. No quiere tocar la olla para ver cómo está la comida. Mientras se viene licuando el exceso de pesos, pero la idea es no mantener la tasa de interés negativa (por debajo de la inflación) siempre”. Eso sí, son entusiastas pero admiten que la competitividad cambiaria se acaba en mayo: para entonces la inflación habrá subido tanto como el dólar oficial, salvo que se acelere ahora la depreciación del peso o los precios se desaceleren más de lo previsto, lo que se pone en duda ante los próximos tarifazos.
AR/JJD
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