Sin ir tan lejos como Macri, el Gobierno baja el gasto y sube la deuda con el sector privado y los organismos internacionales
Hay hasta un lobby de grandes empresarios como Eduardo Costantini, Oscar Andreani, Alberto Arizu (Luigi Bosca), Marcos Ayerra (Seguros Sura), Federico Braun (La Anónima), Guibert Englebienne (Globant), Alberto Grimoldi, Natalio Grinman (Cámara de Comercio), Carlos Miguens (Central Puerto, San Miguel y Patagonia Gold) y Graciela Roggio para reducir el gasto público. Pero sin llegar a un nivel tan bajo como el que impuso el gobierno de Cambiemos, con Mauricio Macri a la cabeza, Patricia Bullrich de ministra de Seguridad y el larretista Hernán Lacunza como el de Hacienda, las erogaciones están descendiendo. Sin ir tan lejos como la administración anterior, la deuda con el sector privado y los organismos internacionales también crece en esta gestión.
Julián Folgar, profesor de Finanzas Públicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), calculó que el gasto consolidado de la Nación y las provincias, que había sido del 23% del PBI promedio entre 1960 y 2006, creció y creció durante el kirchnerismo hasta alcanzar el 38,1% en 2015. Después bajó y bajó con Macri hasta el 32,9% en 2019. En 2020, entre el fuerte gasto que debió hacer el Estado para sostener empresas y personas ante la larga cuarentena y la contracción económica, se disparó otra vez al 38,3%, pero en 2021 el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán, lo recortó al 34,7% de un PBI que se recuperó en un año de la anterior caída. Si se suman las partidas municipales y las previsionales de las provincias, se llegaría al 38%. No es definitivo el número de Nación y provincias en 2022, a dos aguas entre Guzmán y su sucesor a la postre, Sergio Massa, pero Folgar lo calcula en forma provisoria en el 34,5%, apenas por debajo del año anterior. El profesor considera imposible calcular la evolución en lo que va de 2023 porque sólo hay datos nacionales hasta mayo, pero los provinciales sólo alcanzan a diciembre pasado. “Esa baja del gasto de 2022 es básicamente por efecto de inflación, lo cual implica que hay que tomarlo con cautela, ya que es esperable que parte de esa baja sea parcialmente reversible o haga fuerza para serlo, ya sea por efecto de indexación al pasado o por la propia puja para recuperar parte del terreno perdido, especialmente salarios”, analiza Folgar.
En la consultora Empiria, que dirige Lacunza, calculan que el gasto público consolidado de todos los niveles finalizará este año en el 38% del PBI, es decir, sin cambios respecto de 2021, por encima de lo que el ex ministro dejó en 2019 pero por debajo del que finalizó con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner o el del 2020 pandémico. En cambio, otra firma de consultoría, Econométrica, que conduce Ramiro Castiñeira se centra en el gasto nacional para marcar que en los primeros cinco meses de 2023, plena gestión del ministro candidato presidencial, el primario (antes del pago de deuda) se reduce el 7% en términos reales (ajustado por la elevada inflación). No obstante, en la gestión Macri el gasto disminuyó 20% real y en la de Alberto Fernández, pese al descenso de 2023, acumula un alza del 8% desde 2020. Es que en relación a la inflación, que es una comparación distinta que con el PBI, subió 15% el primer año del Frente de Todos, 1% el segundo y se estancó (0%) en el tercero.
El gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) gozó de un superávit fiscal primario acumulado de US$ 30.100 millones, el primero de Cristina Kirchner tuvo 12.700 millones, el segundo cayó en un rojo de 59.600 millones, el de Macri no lo podó sino que lo amplió -vía reducción de impuestos- a 62.100 millones y el de Fernández lo elevó hasta ahora a 64.700 millones, según un cálculo que elaboró la consultora Eco Go, de Marina Dal Poggetto. También fue creciendo el rojo financiero (después de abonar los intereses de la deuda): del superávit de 13.300 millones de Kirchner al déficit de 13.700 millones del primer gobierno de su esposa, a 95.800 millones en el segundo, a 114.000 millones con Macri y su endeudamiento y a 103.200 millones con Fernández. La pregunta es cómo se financió ese desequilibrio.
Kirchner tomó US$ 15.300 millones del Banco Central, la primera Cristina Kirchner usó 35.800 millones; y la segunda, 104.900 millones. Después vino Macri y financió su déficit con deuda, en lugar de emisión monetaria. Por eso, del Central chupó sólo 27.800 millones. Con Fernández, que asumió el poder sin crédito externo y con una pandemia que paralizó la economía, lleva acumulados 85.700 millones.
El endeudamiento con el sector privado y los organismos multilaterales se mantuvo estable con Kirchner y se contrajo en US$ 33.700 millones en el primer periodo de Cristina Kirchner por la estatización de las AFJP (fondos de pensiones privados) y la manipulación del índice de inflación a partir del cual se actualizaban los bonos. En el segundo tramo cristinista se estabilizó. Con Macri se disparó 107.200 millones y con Fernández, 19.500 millones, según Eco Go. En el gobierno anterior creció sobre todo el endeudamiento en dólares con el sector privado: 90.600 millones. La deuda en pesos subió US$ 16.600 millones. En la administración actual, en cambio, los títulos públicos en pesos se elevaron por ahora US$ 14.100 milllones y los en dólares US$ 5.400 millones.
Conclusión: Cristina Kirchner y Fernández recurrieron más al Banco Central, mientras que Cambiemos se endeudó más con bonistas y organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional. La deuda total del Tesoro y de la autoridad monetaria se expandió de US$ 147.000 millones en 2003, a 169.000 millones con Kirchner en 2007, a 197.000 millones con el primer gobierno de CFK, 254.000 millones con el segundo, 340.000 millones con Macri y 455.000 millones en lo que va del Frente de Todos. Es decir, el Gobierno actual se endeudó más, pero la mayoría de ese pasivo con el Central, a costa de devaluar el peso a base de inflación, y otros organismos estatales.
La deuda con el sector privado, con el que hay riesgo de default y es difícil de reestructurar, subió en pesos y bajó en dólares en lo que va de la gestión de Fernández. El pasivo en moneda nacional en títulos públicos era de US$ 11.000 millones en 2003, aumentó a 19.000 millones en 2007, bajó a 11.000 millones en los gobiernos de Cristina Kirchner, se incrementó a 27.000 millones con Cambiemos y a 40.000 millones en lo que va de Fernández. Pero en moneda estadounidense, el endeudamiento en bonos se mantuvo relativamente estable con Kirchner en 77.000 millones, descendió a 44.000 millones con CFK, se duplicó hasta 90.000 millones con Macri y bajó a 88.000 millones con Fernández. Siempre renegociar una deuda en divisas, que el país no emite, es más complicado que hacerlo en pesos.
Endeudarse con organismos internacionales tiene su problema cuando se trata del FMI, que exige condicionamientos de política económica a cambio. La deuda con el Fondo, el Banco Mundial, el Interamericano de Desarrollo (BID) y otros acreedores públicos del exterior descendió de US$ 27.000 millones en 2003 a 20.000 millones en 2007 porque Kirchner canceló todo el pasivo con el FMI. Subió a 28.000 millones con CFK, saltó a 73.000 millones con Cambiemos porque tomó el mayor crédito que el Fondo otorgó en su historia y siguió elevándose a 78.000 millones porque Fernández, carente de acceso a los mercados internacionales, optó por endeudarse con el Banco Mundial, el BID, la Corporación Andina de Fomento, entre otros.
AR/MG
0