Mara Ruiz Malec, ministra de Trabajo bonaerense: “La vacunación también tiene un sentido productivo, estamos priorizando al personal esencial para que la economía siga funcionando”
Durante el verano, los ministros del gobierno de Axel Kicillof continuaron su gestión recorriendo los balnearios de la costa atlántica. La de Trabajo, Mara Ruiz Malec, no fue la excepción y atendió a elDiarioAR por teléfono desde el auto en unos de esos viajes de pueblo en pueblo.
Economista de la UBA, maestranda de Desarrollo Económico de la Universidad de San Martín, había trabajado con Kicillof en el Ministerio de Economía de la Nación y después fue su asesora cuándo él era diputado, mientras investigaba en el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala, de la seccional porteña de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Ahora media entre sindicalistas y empresarios para resolver conflictos y apuntar el empleo hundido entre el gobierno de Mauricio Macri y la pandemia.
¿Cómo está la situación laboral de la provincia?
Entre el decreto antidespidos y el ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción) durante los meses más duros de la pandemia, la situación tuvo que ser de contención. Tenemos pérdidas de trabajo, sobretodo en algunos sectores que por distintos motivos están menos protegidos, en obras, en escuelas privadas y, por supuesto, todo lo que es turismo, hotelería y gastronomía también está muy golpeado. Pero dentro de todo los números, después de un 2019 donde los números de empleo habían sido muy malos en materia de empleos registrados y pérdida de puestos, la verdad que se contuvo la situación, dada la caída de la actividad. El sector informal es otra cosa, porque ahí lo que tuviste es que no pudiste desarrollarla las actividades, la gente no podía salir a vender, a hacer sus changas por varios meses. Eso ahora se está reactivando. Ahora en estos próximos números del cuarto trimestre (de 2020) vamos a empezar a ver quiénes recuperan su empleo apenas vuelve la actividad, como puede ser en la industria, y quiénes van a estar ahora en una situación de desempleo porque no pudieron salir adelante. Pero no tenemos un diagnóstico acabado. Tiene que terminar de pasar la pandemia porque muchas actividades simplemente se vuelven a poder hacer y otras no.
Está por un lado el ATP, pero ustedes también hicieron un programa, el PPT, Programa de Preservación del Trabajo.
Fue un programa para acercarnos a los que no fueron cubiertos por el ATP, que fueron realmente muy poquitos. En la provincia, dentro de los actividades más afectadas, el ATP en algunos casos tuvo cobertura de casi del 100%; en otras, casi del 70-80%. Por ejemplo, hace poquito fuimos a un vivero que, como estaba anotado como actividad de cultivo, no había entrado en el ATP, pero no había podido vender. Nosotros nos ocupamos de ese tipo de situaciones a las que a la AFIP o el Ministerio de Trabajo de la Nación, en su gran tamaño y cobertura, se les escapa. Tenemos 3.692 trabajadores aprobados para recibir PPT en 421 empresas.
¿Hubo despidos por cierre de empresas que no han vuelto a funcionar?
Hemos tenido algunos casos en lo que es gastronomía. En general, las empresas que han cerrado también venían mal. Veníamos de dos años de recesión muy dura. Por eso incluso al inicio de la pandemia tuvimos algunos cierres de empresas que ya venían sin espalda y la pandemia terminó de darles el golpe de gracia. Sobre todo a algunas pequeñas y algunas grandes también. En general, el problema que más hemos tenido en el Ministerio de Trabajo no fueron los cierres, que es el más complejo porque no hay mucho más que tratar que los trabajadores reciban la mayor retribución posible respecto a lo que les corresponde. Los problemas que más hemos tenido es con los pagos de salario.
Muchas empresas no pagaron el 100% del salario durante el aislamiento porque no tenían ingresos. ¿Cómo evoluciona eso ahora?
Se alivianó mucho ese problema en la medida en que las actividades van reabriendo y recuperando caja y créditos. Lo que sucedió es que uno llamaba a una audiencia y se terminaba conciliando. Los gremios tienen un termómetro de cómo realmente está la empresa, qué puede pagar y hasta dónde no. Muchos de los que no tuvieron actividad aceptaron suspensiones con un pago de salario menor y muchos acordaron cómo saldar las deudas en cuotas. En general, cuando uno se sienta a dialogar hay soluciones.
Hay un desafío de mediano plazo, que tiene que ver con las decisiones importantes, con una provincia productiva, pero que no vulnere derechos laborales. Pensar la productividad y la producción desde el punto de vista del trabajador.
¿Puede ser necesario volver al IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y al ATP en 2021?
Esperemos que no. Pero el Gobierno ha dado muestras de que tiene la voluntad de estar en emergencia. Hay otros programas que siguen funcionando para empresas en algunas actividades que están muy críticas. Y está el Potenciar Trabajo, que también tiene una cobertura importante, la tarjeta alimentaria, la AUH (asignación universal por hijo). Sigue habiendo un piso de protección social.
¿Cuáles son los principales desafíos de su gestión y del sector laboral en la provincia?
Tenemos el desafío de atravesar esta crisis lo mejor posible, que yo creo que lo estamos logrando. El desafío es poder recuperar el empleo y hacerlo de calidad, que no se genere una baja en ese derecho. Que estos empleos que vuelvan a surgir no surjan como informales. Es importante tener una obra social, una ART en una pandemia. Pero después hay un desafío de mediano plazo, que no puede ser postergado, que tiene que ver con las decisiones importantes, con una provincia productiva, pero que no vulnere derechos laborales. Pensar la productividad y la producción desde el punto de vista del trabajador. Eso implica incorporar tecnología, capacitarse, tener acceso al crédito, que piensen también los trabajadores estrategias de mejora de la producción. Nosotros estamos apostando bastante a eso en la provincia, tenemos mesas tripartitas sectoriales, donde empresarios, sindicatos y el Estado con sus áreas de producción trabajan en pensar algunas políticas sectoriales y tenemos un Banco Provincia que recuperó el crédito productivo, un Ministerio de Producción que recorre toda la provincia con programas, tenemos ARBA (Agencia de Recaudación) generando alivios en este momento de pandemia para aquellos que la han pasado mal. Tenemos un desafío de repartir mejor la torta y hacerla crecer, las dos cosas.
Hay empresarios que sostienen que la doble indemnización, aunque no rige para nuevos empleos, los desalienta…
La doble indemnización es un ejercicio provisorio en un momento donde no queremos que se corte el hilo por el eslabón más débil. Ahora, la verdad es que cuando uno asume una relación laboral, se intenta que sea de largo plazo. El despido es la opción más grave, más lejana. Lo que muestran los años de la Argentina cuando también tuvimos crecimiento económico es la decisión del empresario de contratar. Puede ser que en un momento de incertidumbre se demore un poco más la contratación, pero la cantidad de despidos que hemos evitado con esto vale la pena. Cuando la economía empieza a crecer, la propia ambición de seguir creciendo termina generando esos nuevos empleos. La doble indemnización es por una situación de emergencia, nadie puede discutir que una pandemia es una situación completamente justificada. Es una medida temporal. Y si uno contrata pensando que va a despedir enseguida, quizás no es el modelo de empleo que estamos buscando, nosotros estamos buscando empleos sostenibles, de largo plazo, formados, donde sea el propio empresario el que diga: “La verdad es que no quiero despedir porque me llevó un tiempo capacitar a esta persona”, que es lo que pasa en la mayoría de las situaciones. En el estado normal, en la Argentina no tenemos grandes despidos, en general las empresas, cuando disminuyen su plantel, lo hacen con la propia rotación.
En el tercer trimestre empezó a recuperarse el empleo, pero el informal. Gente de clase media se puso a hacer comida vegana, hamburguesas caseras, entró en la economía popular, pero fashion…
Nosotros apostamos a que los emprendimientos tengan un grado de formalidad. Hay que trabajar no solamente en la cuestión impositiva en términos de pensar la carga, que me parece que hay mucho mito sobre eso, sino también en simplificar. Creo que en eso tenemos un desafío: en la provincia tenemos por ejemplo el programa Alas, que te permite tener un emprendimiento, con cierta cantidad de personas que lo integran, apostado sobre todo a emprendimientos familiares, es un programa muy viejo y conocido que estamos intentando reflotar para agregarle algunas herramientas impositivas, para que la persona que empiece un emprendimiento no lo hago desde la completa informalidad, tanto para la cuestión impositiva como la cuestión normativa en términos de, por ejemplo, los alimentos. La verdad es que estamos viendo muchos emprendimientos y hay que ayudarlos.
Usted mencioná que hay industrias que están aumentando el empleo con respecto al año pasado. ¿En qué sectores?
En lo que es automotriz, obviamente estamos comparando con un período que no fue bueno. El sector metalúrgico viene bien. El textil viene de muchos años de complejidades y va empezando a mejorar un poquito. La construcción está creciendo y por eso todos los insumos también: cemento, vidrio, cerámica.
En las fábricas hay interés de que se empiece a vacunar a los obreros para que no paren.
La provisión de vacunas en el mundo hoy es compleja, como estamos viendo en Europa y acá también. La provincia de Buenos Aires tiene un esquema donde primero se vacunó al personal de la salud y esto ya está completándose. Ahora sigue el personal docente de riesgo, luego el personal de la educación, porque también estamos poniendo al personal auxiliar, que va a mantener seguras las escuelas, y vamos a seguir con los adultos mayores y personas de riesgo, junto con el personal de seguridad y algunos otros esenciales. El tema vacunación también tiene un sentido productivo porque estamos priorizando al personal esencial que necesitamos para que la economía siga funcionando, para que las escuelas vuelvan en presencial, que es una demanda de la sociedad y que hay que hacerlo bien y con responsabilidad, y a las personas de riesgo, porque así se tiene menos riesgo de que se sature el sistema de salud. Ahora estamos en un momento de cuello de botella, pero es como con los barbijos, en algún momento vamos a tener vacunas para hacer todo mucho más masivo y trabajar también con la población joven.
¿Le parece razonable que la recuperación salarial sea gradual, como plantea el Gobierno nacional?
En la provincia intentamos contener los salarios lo más cerca de la inflación posible, pero todos los sectores tenían pérdidas muy importantes. Esperamos priorizar algunos sectores, obviamente el de la salud, y algunos dentro de los empleados públicos con menores ingresos para que tengan aumentos por encima de la inflación. Para este año sí la expectativa es ir ganándole a la inflación en los puntos que se pueda. Los gremios entienden esto, saben que no se puede resolver los 20, 25 o 30 puntos que se han perdido en el gobierno anterior de un día para otro y sobre todo comprenden que la situación en la provincia es muy compleja, con menos recursos de los que necesita en relación a su población, los niveles de pobreza. Los gremios acompañan los reclamos de la provincia por tener mayor capacidad financiera, tanto con mayor coparticipación como también una reforma impositiva bastante activa, que no se pudo dar en el primer año de gestión, pero que esperemos que más delante, con un Senado más proclive a una distribución igualitaria del ingreso, se logre. Los salarios que le ganen a la inflación permitarán apuntalar el consumo, con un efecto virtuoso en el comercio, los servicios y las industrias.
El camino para que el empresario mejore su rentabilidad es la producción más eficiente, trabajadores más capacitados.
¿Por cuántos puntos hay que ganarle a la inflación?
Esperemos poder ganarle por algunos puntos, no sé, también hay que ir viendo cómo evoluciona la pandemia, la recaudación y sentarse a fin de año a revisar y ver todo lo que se pueda. Este gobierno no tiene la intención de bajar los salarios.
Ahora viene la negociación con el FMI y el tema de la flexibilización laboral siempre aparece, hay sectores empresarios que la reclaman…
A mí me parece que la flexibilización laboral, cuando viene de ciertos sectores, en realidad lo que engloba es trasladar el costo del riesgo empresario al trabajador. Creo que no es ese el camino. El camino para que el empresario mejore su rentabilidad es la producción más eficiente, trabajadores más capacitados. Es como la incorporación de tecnología: si implica vivir peor, me parece un contrasentido absoluto. Incorporar tecnología en un comercio, en un servicio, debería servir para que los trabajadores estén mejor, puedan trabajar menos produciendo lo mismo y no para que tengan que adaptar sus horarios y vivir 24/7 en función del empleador. Lo que pensamos en la provincia es cómo hacemos para que las empresas sean más productivas, y eso es una responsabilidad nuestra de dar estabilidad, acceso al crédito, horizontes, perspectivas, ideas claras. Como dice el ministro Guzman, estar más tranquilos en terrenos económicos, me parece que sí es un activo. Los empresarios difícilmente puedan solos y tiene un rol para jugar, para proponer, para cambiar las cosas que hay que cambiar, poniendo sobre la mesa que hay que actualizar algunos convenios colectivos de trabajo para hacer mejoras de los puestos de ahora.
¿Cómo está funcionando el teletrabajo?
La nueva ley del teletrabajo todavía no rige. Entendemos que tuvimos que salir corriendo a trabajar desde casa y hay cuestiones que hubo que improvisar. Todos entendemos que este trabajo desde casa no es el ideal. Si no terminamos celebrando una mejora, una libertad y una facilidad para organizarse, en realidad termina siendo una forma de mayor explotación y mayor acumulación de ganancias a costa del trabajador. Lo que tenemos que lograr es ayudar al empresario a tener mayor rentabilidad pero también ayudar al trabajador a tener mayor ingreso o una vida mejor. Me parece que la ley apunta en ese sentido, y los empresarios se quejan porque les gustaría que todo fuera para ellos. Hemos tenido algunas denuncias, pero no han sido la norma. Sí algunos reclamos con el tema horario, pero en eso la ley es clara. Uno cuando se va de la oficina se va, y acá pasa lo mismo, la jornada laboral termina.
¿Creé que va a traer muchos cambios esta pandemia?
Puede ser un poco favorable para la provincia porque estas semanas que estuve recorriendo y charlando con los intendentes de la costa me contaban que había muchas consultas de gente para ir a vivir permanente para allá. Creo que va a ser bueno para las localidades un poco más alejadas, que van a poder recibir gente que pueda teletrabajar y estar en un lugar más lejos del tránsito, del ruido. Igual el porcentaje que teletrabaja no es tampoco la gran mayoría. La gran mayoría trabaja en los comercios, en los servicios personales, no hay peluquería por Zoom, no hay fábricas por Zoom. Pero puede ser bueno para la provincia que la gente venga a trabajar y gaste su almuerzo o su compra en la provincia, pero va a ser un cambio gradual, que se va a sentir más en aquellos sectores más tecnológicos. Ojalá sirva para tener mayor libertad. Es un desafío para los gremios, que están aprendiendo a comunicarse y mantener la unidad y la cohesión virtualmente.
AR
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