Con un nuevo consorcio, Metrovías-Roggio seguirá al frente del subte de Buenos Aires por al menos 12 años
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires firmó este jueves el nuevo contrato de concesión para la operación del subte y el premetro con el consorcio integrado por Benito Roggio Transporte y Metrovías, actual operador, que tendrá una extensión de 12 años y podría prorrogarse por tres más. El contrato había sido adjudicado por el Directorio de Subterráneos de Buenos Aires S.E. (Sbase) en diciembre pasado luego de que se dieran de baja dos de los tres competidores y quedara en pie solo la oferta de este consorcio.
Aldo Roggio, que se desprendió de las acciones del grupo familiar dos semanas antes de que se adjudicara el contrato, había confesado en el marco de la Causa de los Cuadernos pagar coimas para no perder la concesión que detenta desde 1994. Por este motivo, algunas voces de la política había solicitado que no fuera tenido en cuenta en esta nueva licitación, algo que finalmente fue desestimado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.
El nuevo contrato reemplazará al Acuerdo de Operación y Mantenimiento (AOM) firmado en 2013, que se mantenía vigente hasta ahora por sucesivas prórrogas. Según informó Sbase, desde la firma del contrato se comenzó a contar un plazo de 90 días para concretar el “traspaso” que, por otra parte, no acarrea la complejidad de un cambio de manos.
El consorcio Metrovías-Roggio, que adoptó el nombre Emova Movilidad S.A, prevé “inversiones en materia de infraestructura y la incorporación de nuevas tecnologías de vanguardia”, según informó Sbase en un comunicado. “Las mejoras que se implementarán permitirán mejorar la frecuencia, la experiencia de los usuarios y usuarias del subte, y comenzar a dar un salto cualitativo en lo que refiere a tecnología en la red de subterráneos más antigua de América Latina”, promete.
También informó que a partir del nuevo contrato se le pagará a la empresa en función del cumplimiento efectivo del servicio pautado. Es decir, se remunerará en base al indicador coche/kilómetro comercial (CKC). “El nuevo cálculo para la erogación mensual por parte del Gobierno implica un estímulo para el operador que deberá contar con la flota necesaria para cumplir el programa operativo y aumentar la eficiencia de los talleres para agilizar y optimizar las tareas de mantenimiento del material rodante”, explica.
Entre las modificaciones de contratación, también se destaca que la concesión será por el término de 12 años, con posibilidad de prórroga por otros tres, en lugar de los 20 años de la concesión anterior. Según precisó el texto, “se trata del plazo mínimo establecido para que la explotación resulte rentable”.
El proceso licitatorio comenzó en 2018 y, entre fines de 2019 y principios de 2020, se recibieron tres ofertas. Sin embargo, dos de los consorcios —RATP (subsidiaria del Metro de París) junto con Alstom y Keolis con Transport for London y Corporación América, de Eduardo Eurnekian— anunciaron su retiro como oferentes. En los papeles, argumentaron su decisión en un “cambio significativo en las expectativas macroeconómicas del país”.
Dos semanas antes de que se le adjudicara la concesión, y luego de estar casi 40 años al frente del holding familiar, Aldo Roggio dejó el Grupo Roggio y transfirió todas las acciones a sus hijos. Ese proceso se había iniciado dos años atrás, cuando el empresario comenzó un alejamiento de la firma tras quedar involucrado en la causa Odebrecht por presuntos sobornos para la realización de dos grandes obras de Aysa.
El empresario también declaró en 2018 como arrepentido en la Causa de los Cuadernos, donde admitió que devolvía el 5% de los subsidios al transporte. Confesó que los pagos los hacía al exsecretario de Transporte Ricardo Jaime y que, en Metrovías, “no se pudieron negar” a las exigencia dado que los “amenazaban” con quitarles la concesión, que la empresa tiene desde 1994 y ahora podría conservar hasta 2035.
DT
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