El viaje de Massa a EE.UU. inspira una leve calma en los mercados y el desafío es conservarla
“Una semana de trabajo muy cansador, pero con resultados”. Así autoevaluó el ministro de Economía, Segio Massa, el viaje que lo llevó por reuniones en Washington y Houston. El ministro cosechó avances en algunas gestiones concretas con organismos internacionales de crédito, anuncios de inversiones productivas, una foto de peso institucional junto a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, por lo que analistas señalan que “dio las señales correctas” e inspiró cierta calma en los mercados. De lo que suceda en las próximas semanas a nivel local dependerá que se mantenga esa expectativa o se licúe el “efecto Estados Unidos”.
“El clima de incertidumbre y la conmoción e impacto que tuvo la renuncia de Guzmán, en algunos casos previsible pero en otros que ha ido más allá de lo esperable, implicó la necesidad de un replanteo mucho más profundo que simplemente un cambio de ministro sino un cambio de estrategia”, dijo a elDiarioAR Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Ese cambio de estrategia, a su juicio, implicaba “buscar un modelo de estabilización macroeconómica” que ordenara al mismo tiempo el frente monetario, fiscal y el comercio de exportaciones. Eso, junto con el pedido recurrente: “reglas claras” para que los empresarios venzan la reticencia a invertir en el país. “Este es el camino que aparece perfilado en los mensajes y las conversaciones y negociaciones sobre inversión que se han dado estos días en el marco de Washington. Me parece que fue un viaje fructífero”, concluyó.
Christian Buteler, analista de mercado, asegura que los informes que le llegaron del extranjero sobre la visita de Massa “son todos positivos”. “Desde lo concreto se logró destrabar créditos con organismos internacionales, salió la aprobación de las metas del segundo trimestre, tuvo reuniones con la jefa del Tesoro”, puntualiza. De todos modos, advierte que esas gestiones positivas tienen un efecto residual limitado.
“En líneas generales este viaje se ve como algo muy positivo que puede ayudar a calmar las expectativas de la economía local, pero lo que se impone a nivel para que esto se pueda mantener en el tiempo son otras medidas que se vayan tomando en el día a día. La economía es muy dinámica y esta calma es muy incipiente, todavía entre alfileres”, dijo.
El viaje de Massa tuvo la particularidad de no incluir parada en Nueva York. Se centró en la capital política de Estados Unidos, Washington, y en la capital petrolera, Houston. La ausencia de actividad en Wall Street se puede interpretar como un intento de priorizar, en la medida de las posibilidades, la “agenda productiva” y no la financiera. Massa destacó la inversión de US$250 millones que le prometió Lamb Weston Holding –primera productora de papas congeladas en los Estados Unidos y segunda a nivel mundial– para establecer una planta de producción en Mar del Plata y la de Volkswagen –también de US$250 millones– para ampliar la línea de producción de picks ups Amarok en Pacheco y el montaje de motocicletas Ducati en Córdoba.
Si bien no dejó de destacar su propio “trabajo cumplido”, Massa se refirió en la conferencia de prensa de cierre a la “obligación de seguir adelante con la responsabilidad de estabilizar y de consolidar un proyecto de orden fiscal, de acumulación de reservas, de aumento de exportaciones en el marco del crecimiento económico con inclusión que queremos para la Argentina”.
Este jueves su equipo deberá enviar el presupuesto 2023 al Congreso, signado por el acuerdo con el FMI, que le impone una meta de déficit primario máximo de 1,9% para todo el año. El texto es una señal clave y su publicación llegará apenas horas después de que Georgieva celebró –en otros términos– el ajuste de Massa. Señaló puntualmente la “mejor orientación de los subsidios a la energía, transporte y agua, junto con una mejor priorización del gasto y manejo estricto del presupuesto”.
La foto con Yellen, quien es virtualmente la secretaria de Hacienda de Estados Unidos, fue un pico alto de la visita, que deja en evidencia las habilidades políticas de Massa. No logró ese registro el exministro Martín Guzmán en sus dos años de gestión, pero tampoco el presidente Alberto Fernández, que viajará este sábado a Estados Unidos con la expectativa de poder concretar el postergado encuentro con Joe Biden.
Al tiempo que Fernández aparece desdibujado de la agenda, sumido entre la gravedad del atentado a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y la hiperactividad del ministro, hubo voces que concluyeron que el viaje Massa tuvo el color de una visita presidencial. Voló en un avión de la flota presidencial, llevó a un equipo de más de 10 personas, tuvo reuniones con funcionarios netamente dedicados a las relaciones políticas en las que abordó también la agenda global. En su conferencia de prensa final, de todas maneras, intentó un gesto con el Presidente. Dijo que habló con él “antes y después” de cada una de las reuniones para contarle los avances.
DT/MG
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