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Fin de la batalla entre Australia y Facebook: ¿quién gana y qué lecciones deja para el resto del mundo?

El caos total de Facebook y Australia

Carlos del Castillo

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La guerra comercial entre Facebook y Australia llegó a su fin cuando la red social y News Corp, la multinacional que aglutina a un 70% de los medios de comunicación del país, anunciaron un acuerdo por el que Facebook pagará por el uso de las noticias del grupo en sus plataformas. La compañía de Mark Zuckerberg, que hasta hace unas semanas defendía que la ley del país que ha forzado el pacto “malinterpreta profundamente” la relación “entre plataforma y los editores”, ha cedido tras algunos cambios introducidos en el texto, aprobado el 25 de febrero.

Esas modificaciones llegaron tras un órdago sin precedentes en las democracias liberales por parte de Facebook. El 18 de febrero, la red social vetó a cualquier página o usuario australiano la posibilidad de compartir noticias, tanto de medios nacionales como extranjeros. También bloqueó las páginas que lo hubieran hecho recientemente, lo que se llevó por delante las de un gran número de organizaciones de la sociedad civil, ONGs e incluso páginas oficiales del gobierno e instituciones públicas.

No obstante, el bloqueo consiguió su objetivo. La ley australiana que fuerza a Facebook y Google a llegar este tipo de pactos de remuneración con los medios del país contenía, en primer término, el arbitraje de un ente independiente para los casos en los que no se pusieran de acuerdo en las cifras económicas. La red social se rebeló contra esta imposición y finalmente ha conseguido desdibujarla casi por completo. Google también protestó contra ese arbitraje y amenazó con sacar todos sus servicios del país si se aprobaba, pero se desdijo con un acuerdo con News Corp días antes de que Facebook llevara a cabo el bloqueo. En su caso Microsoft se encontraba al acecho con Bing, su buscador, y adelantó que estaría totalmente dispuesta a aceptar los términos de la ley y ocupar el lugar de Google en caso de que este saliera del país.

¿Tendencia internacional o pelea de multimillonarios?

La iniciativa australiana no es un hecho aislado. Parlamentos de todo el mundo están volviendo a analizar la relación entre los medios de comunicación y los gigantes digitales, especialmente con Google y Facebook por su dominio de la publicidad online. Es la reactivación de un conflicto que se aletargó después de que las primeras tasas para redistribuir los ingresos de estas multinacionales hacia el periodismo, como el canon AEDE español, fracasaran estrepitosamente. Con ingresos publicitarios menguantes y los formatos físicos en retroceso, la industria mediática ha pasado por años de readaptación para intentar desarrollar modelos de negocio sostenibles.

Finalmente ha sido Rupert Murdoch, fundador de News Corp y uno de los empresarios que más fuerte apostó por ese tipo de tasas, el que ha ganado esta mano años después. “Rupert y Lachlan Murdoch lideraron un debate global mientras otros en nuestra industria permanecían callados o acostados mientras la disfuncionalidad digital amenazaba con convertir el periodismo en una orden mendicante”, ha defendido Robert Thomson, director ejecutivo de News Corp, tras el acuerdo con Facebook. “Mark Zuckerberg y su equipo merecen ser reconocidos por su papel en la creación de un futuro para el periodismo, que ha estado bajo extrema presión durante más de una década”, ha asegurado.

Es este rol de los Murdoch y News Corp en el proceso de negociación de la ley el que hace dudar a muchos expertos. El clan acumula un gran poder en Australia, donde controla el 70% de los medios de comunicación. En octubre, un ex primer ministro del país denominó a la multinacional como un “cáncer para la democracia” e impulsó una petición para revisar su posición dominante entre los medios por “socavar el debate público”. El Parlamento australiano abrió una comisión de investigación. News Corp, que en EEUU controla Fox News —el principal apoyo mediático de Donald Trump— y es conocida por dar voz a opinadores de extrema derecha o negacionistas del cambio climático, “fomenta noticias deliberadamente polarizantes y políticamente manipuladas”, denuncia la petición.

“Este es un debate muy importante pero que se ha llevado de forma un poco tendenciosa. Se ha planteado como una confrontación entre Murdoch y Zuckerberg, en el que estabas de un lado de uno o de otro”, avisa Joan Barata, investigador del Center for Internet and Society de la Universidad de Standford (EEUU), especialista en el estudio de políticas en torno a Internet. “La ley australiana puede influir en muchos países. Estoy seguro de que veremos batallas similares a nivel europeo”, adelanta en conversación con elDiario.es.

Basar la financiación de los medios en Google y Facebook

Pese a que Australia parece que ha conseguido su objetivo forzando a que Google y Facebook lleguen a acuerdos con los medios, Barata advierte sobre el método por el que se ha conseguido. “En los últimos años la obsesión única de todos los legisladores han sido las plataformas, con razón en algunos casos, porque son muy poderosas. Pero es peligroso regular en contra de unos determinados actores para favorecer a otros, como los medios de comunicación. Si el problema es de competencia no son necesarias leyes específicas, mientras que si los medios no pueden sobrevivir, existen otras fórmulas como subvenciones o ayudas indirectas”, continúa.

En esta línea se han posicionado otros expertos como Rasmus Kleis Nielsen, director del Instituto Reuters de periodismo de la Universidad de Oxford. “¿Pueden las leyes ayudar a mantener los medios de comunicación independientes? Sabemos a ciencia cierta que sí. ¿Está justificado? Ésa es una cuestión política. Personalmente creo que en muchos casos lo está. El periodismo y las noticias, con sus muchas imperfecciones, son un bien público e importante para nuestra democracia y nuestras sociedades”, declaró en Twitter al respecto de la iniciativa australiana.

Nielsen puso como ejemplo la financiación de la BBC, la cadena pública británica, que se sostiene gracias a un impuesto especial. También la de Dinamarca, que ofrece ayudas directas a los medios independientes. “Lo ideal sería que los políticos describieran lo que quieren y diseñaran las políticas en consecuencia (por ejemplo, servicio público para todos, ayudas directas para apoyar a los editores más pequeños/locales) y que la financiación no dependa de unas pocas empresas específicas”, detalló. Finalmente, esto es lo que ocurrirá en el caso de la ley australiana con Facebook y Google, “cuya posición está consolidada, pero están sometidas al escrutinio antimonopolio”.

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