Doctora, afrocolombiana, candidata a vicepresidenta pero una perfecta desconocida: Marelen Castillo, la más outsider de todas
Las dos fórmulas que compiten en el balotaje de las elecciones de Colombia incluyen a mujeres afrocolombianas por primera vez en historia nacional como compañseras de las candidaturas presidenciales. Francia Márquez, de 40 años, es la compañera de fórmula de Gustavo Petro, por la coalición de izquierdas Pacto Histórico, mientras que Marelen Castillo, de 53 años de edad, fue la escogida por Rodolfo Hernández, del movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción. A las dos aspirantes asignan un empate técnico en las encuestas de intención de voto. Así que cualquiera de las dos puede convertirse en sucesora de Marta Lucía Ramírez, la actual vicepresidenta y primera mujer que ocupa ese cargo en Colombia.
Ambas candidatas nacieron en la zona del Pacífico: Márquez, en la población de Suárez, en el departamento del Cauca, y Castillo en Cali, capital del Valle del Cauca, dos zonas que han sufrido los rigores del Conflicto Armado Interno.
La compañera de fórmula de Hernández no cuenta con experiencia alguna en política. De una familia de cinco hermanas, hija de una modista y un funcionario público, está casada hace 28 años y cuenta con una formación académica amplia: licenciada en Biología y Química de la Universidad Santiago de Cali e ingeniera industrial por la Universidad Autónoma de Occidente, también de Cali. Además maestría en Administración de la Universidad Tecnológica de Monterrey en México y un doctorado en Educación de la Nova Southeastern University en Fort Lauderdale, en Florida, EEUU.
Francia Márquez, hija de una partera y madre de dos hijas, a partir de los quince años empezó a destacarse por su liderazgo medioambiental en su región y desde ahí migró al campo político. En este último, su discurso y praxis ha estado enfocado en las comunidades y regiones históricamente excluidas, con una visión feminista de la política, de defensa de la dignidad, la justicia y los derechos humanos. Estudio abogacía en la Universidad Santiago de Cali y defendió con éxito causas ambientalistas. Alcanzó visibilidad nacional e internacional cuando encabezó la Marcha de los Turbantes., Ganadora de varios premios, entre ellos el Nobel Verde, participó en las calles durante las protestas de 2021 contra el gobierno del ex presidente Iván Duque.
Tanto la muy reconocida como la muy desconocida han dado entrevistas esta semana a varios medios de comunicación de cara a la recta final de la contienda electoral. Sus respuestas son asimétricas en cuanto sus perspectivas políticas y sociales. La activista ambiental y defensora de los derechos de la negritud, Francia Márquez, apela a la despenalización del aborto. La académica y católica Marelen, se opone a que la mujeres decidan sobre su cuerpo y su agenda no contempla la defensa de las comunidades originaras afro.
La nítida contraposición ha generado en los medios una inevitable comparación, como la del influencer uribista Miguel Polo Polo, entre 'la buena y la mala mujer negra', y con cuál de “las dos nos queremos quedar en Colombia”.
Los votantes de Rodolfo Hernández ven a Marelen una mujer “Pausada, centrada, sin odios”, y a Francia Márquez a “llena de odios y pasados llenos de resentimientos sin ilusión y alegría como Marelen”, O una negra católica y una negra santera, usándolo de manera despectiva, como dijo Polo Polo.
A su vez, los sectores que votarán por Gustavo Petro, proyectan en Francia Márquez la dignidad del pueblo negro, la representación de la deuda histórica que el país tiene con las comunidades afro, y a Marelen como “Un tipo de negro que le gusta al establishment: calladitos, sin exigencias para su comunidad y sin incomodar los privilegios”.
La comparación cuenta con antecedentes históricos. Lucila Rodríguez Alarcón, directora de por Causa Foundation, que promueve el periodismo investigativo enfocado en desigualdades basadas en raza, género y condiciones migratorias, ilustra el mito del ‘buen negro’ o ‘negro bueno’ representado en La cabaña del Tío Tom de Harriet Beecher que representa diferentes enfoques sobre la esclavitud en cuanto al personaje central pero también : “El tío Tom es el esclavo negro de la casa que no se plantea otra vida diferente de la que tiene. Es un personaje de una pureza extrema, un hombre recto y bueno hasta límites insospechados que, pese a todos los horrores que padece, siempre logra mantener su fe y su humanidad”.
El Tío Tom ficcional se convirtió en un referente dentro de las dinámicas sociales y en los debates acerca de raza y racismo. Fue acuñado por grandes activistas como el ministro religioso estadounidense El-Hajj Malik El-Shabazz, nacido como Malcolm Little y conocido como Malcolm X defensor de los derechos de los afroestadounidenses, y el boxeador Muhammad Ali, que gravitó en las luchas sociales a favor de los afroamericanos y el Islam, para referirse a personas negras que 'traicionaron' a su propia gente. De manera extendida padecen el síndrome de Tío Tom quienes no cuestionan ni combaten el status quo. Más temprano que tarde, esta figura se asocia con el rol de Marelen Castillo quien no es vista como una amenaza a las élites ni a los movimientos políticos tradicionales. Un ejemplo de ‘la buena mujer negra’, la que le funciona mejor al establecimiento porque refuerza la idea de que hay personas negras ‘bien portadas’ y de que no todas las personas negras han sido discriminadas por su raza.
En contrapartida, las personas negras que denuncian acciones y discursos racistas como Francia Márquez están simplemente ‘resentidas con la vida’, porque en efecto hay personas negras que supuestamente nunca encaran estas situaciones difíciles.
Marelen Castillo aparece como una ‘asimilada’ -otra variante el síndrome de Tío Tom para preservarse y aun obtener beneficios- por no haber repudiado las afirmaciones racistas y sexistas de su compañero de fórmula. Rodolfo Hérnandez, sin temor a su propia ignorancia, reconoce que ignora dónde queda Vichada, uno de los departamentos con más comunidades originarias del país. Y meses atrás el ex alcalde de Bucaramanga calificó a las mujeres venezolanas de “fábrica de hacer niños pobres”.
En los medios, en las redes, en las conversaciones, Marelen Castillo representa el “blanqueamiento” como requisito necesario para la carrera política: ponderan sus títulos universitarios y su creencia religiosa por sobre la experiencia con comunidades y en las regiones, como la que tiene Francia Márquez, ganadora del premio Goldman, el Nobel Verde.
Los ataques mediáticos con Francia Márquez tienen en común la anti-negritud que incluye a su vez una apariencia ‘ideal’ tanto en lo físico como en la vestimenta. La candidata a vice del Pacto Histórico asiste a todos los mitines y entrevistas con su pelo afro natural, es una de las primeras mujeres negras políticas que en su discurso, el racismo se entiende como un tema y problema causa de la pobreza y discriminación de las poblaciones de pueblos originarios de Colombia y la raíz de numerosos actos de odio. No solo puso en el debate público el racismo sino también el clasismo y el machismo en la política colombiana; además, de propugnar la redistribución de la riqueza a partir de una visión de igualdad y equidad para la población.
Siguiendo la comparación, Francia Márquez quien orgullosamente celebra la ancestralidad, desechan una 'idea moderna' de lo que es ser una mujer negra con la apariencia y el estilo de Marelen Castillo.
Más allá de los resultados de la elección presidencial del domingo 19 de junio, Colombia entra al circuito de países que tienen mujeres afro como vicepresidentas, como ocurre en EEUU, donde el cargo lo ejerce Kamala Harris, y Costa Rica cuya segunda vicepresidenta, es Mary Munive.
AGB
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