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ELECCIONES 2024 MÉXICO Y EEUU Análisis

Una misma frontera, el mismo año electoral, dos políticas migratorias enfrentadas

Una sección construida del Muro fronterizo entre México y EEUU que el ex presidente y candidato presidencial republicano Donald Trump planeó e inició, cerca de Eagle Pass, en el estado estadounidense de Texas.

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En México una de las dos mujeres que son las candidatas de las dos coaliciones políticas con posibilidades de imponerse en las elecciones del domingo 2 de junio será la primera presidenta de la historia nacional mexicana. La oficialista Claudia Sheinbaum es la gran favorita de las encuestas de intención de voto, que la colocan a un tranquila distancia por encima de la opositora Xóchitl Gálvez. Todo parece indicar que la heredera de las políticas sociales del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será también su sucesora al frente del gobierno de México por los próximos cuatro años- En buena medida en virtud de la intervención redistributiva del Estado de recursos entre los sectores más pobres y la institución de una pensión universal para las personas mayores, con aportes o sin aportes previos en su haber.

En EEUU, sólo habrá una mujer en el Poder Ejecutivo en el próximo período presidencial, la actual vicepresidenta Kamala Harris, si la fórmula que comparte con Joe Biden como titular gana las elecciones y un segundo mandato el martes 5 de noviembre. Para ello, la campaña electoral demócrata ha colocado en su corazón las caravanas migrantes que penetran la Frontera que comparte con México y la relación con las autoridades mexicanas. Porque Donald Trump, el ex presidente republlicano que quería blindar con un Muro el límite entre México y EEUU, aventaja en intención de voto al demórcrata que aspira a permanecer por cuatro años más en la Casa Blanca. A pesar del haber sido encontrado culpable el jueves en un juicio penal neoyorquino por fraude fiscal y electoral, el candidato presidencial republicano sigue siendo favorito en los sondeos.

El flujo migratorio México-EEUU, en campaña electoral

La campaña proselitista del  presidente demócrata Joe Biden en busca de próxima reelección el 5 de noviembre lanzó un spot televisivo para recordar a los votantes latinos la política de separación familiar en la frontera.  El anuncio llamado Ripped Apart (Despedazados) recupera declaraciones del  ex presidente Donald Trump (2016-2020), que salió perdedor de la Casa Blanca y vuelve a competir con Biden en noviembre por el Partido Republicano (GOP) , respecto a las medidas migratorias anunciadas ya hace seis años con voces grabadas de menores de edad que fueron separados de sus familiares.

La política de separación fue implementada desde mediados  de 2017,  con la separación de los niños de sus padres como parte de un “programa piloto” realizado en El Paso, en el estado de Texas,  y a lo largo de otras partes de la frontera. Bajo ese plan,  los adultos que cruzaron la frontera sin permiso, un delito menor para quien delinque por primera vez, fueron detenidos y acusados penalmente. No se hicieron excepciones para los padres que llegaron con niños pequeños. Los niños fueron quitados, y los padres no pudieron ni rastrearlos  o reunirse con ellos sus hijos porque el gobierno no pudo crear un sistema para facilitar la reunificación. Si antes de la administración Trump, las familias migrantes permanecían reunidas y con libertad condicional en espera del permiso de entrada a EEUU, a finales de 2017, las familias quedaron separadas lo largo de la frontera entre EEUU y México, incluso aquellas que arribaron por  puertos de entrada oficiales.

El 7 de mayo de 2018, el Departamento de Justicia de EEUU (DOJ) anunció formalmente la implementación de la  política de “tolerancia cero”. Todos los migrantes que cruzaran la frontera sin permiso, aun  los que iban en busca de silo, serían remitidos al DOJ para el enjuiciamiento. Los solicitantes de asilo indocumentados fueron encarcelados, y cualquier niño acompañante  menor de 18 años fue entregado al Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU (HHS), que los envió a millas de sus padres y los dispersó entre 100 oficinas de reasentamiento de refugiados y otros lugares de atención en todo el país. Cientos de estos niños, incluidos bebés y niños pequeños, tenían menos de 5 años.

Familias mexicanas y latinoamericanas destrozadas

El torrente de la cobertura de noticias sobre la dramática situación de las familias migrantes separadas movió la opinión pública contra Trump. El ex presidente fue obligado a detener su estrategia por orden judicial en junio de 2018 debido a que  la justicia de San DiegoCalifornia, prohibió la separación de los niños de sus padres en la frontera y ordenó que todas las familias que ya habían sido separadas fueran  reunidas en un plazo máximo de 30 días.

En refuerzo del mensaje trasmitido por el spot Destrozados,  Julie Chávez Rodríguez encargada de la campaña del candidato demócrata dice en un comunicado; “Si Trump es reelegido, el caos y la crueldad que vimos en su primer término es el piso de lo que vendrá después: irá aún más lejos para atacar y demonizar a los inmigrantes, mientras no hará nada para abordar los problemas reales que afectan a nuestro sistema de inmigración que se encuentra roto”.

La alocución de Chávez de manera implícita sostiene a Biden el antagonista ejemplar que debe ser elegido.  Sin embargo, la probabilidad de éxito  de poner en primer plano el tema de la migración como centro de la campaña demócrata a primera vista presenta sus flancos para sus partidarios debido a las medidas tomadas por Biden al respecto. En esta materia, una encuesta reciente de Whashington Post y ABC, centrada en el manejo de la migración por parte de Biden, el actual presidente  obtuvo su índice de aprobación más bajo: sólo el 30% de los estadounidenses expresaron aprobación sobre su manejo de la frontera.

Un doble desafío de proselitismo político que presenta dos estrategias a primera vista contradictorias: la campaña contra la política migratoria de Trump, evidente en el spot divulgado, y toma de medidas de política migratoria ajenas al progresismo de las primeras de la gestión Biden, precisamente para mantener el caudal de votos demócrata y aun seducir al republicano.

Balance de la gestión migratoria, promesas cumplidas e incumplidas

El presidente Biden asumió el cargo con las promesas de “restablecer el asilo y gestionar la frontera de forma ‘humana’”, escribe Priscilla Álvarez de CNN, reportera de la Casa Blanca, “Pero su Gobierno se ha enfrentado a las duras realidades y desafíos de la frontera entre Estados Unidos y México en medio de una migración récord a través del hemisferio occidental, lo que la convierte en una vulnerabilidad política aprovechada por los republicanos”.  Y esta ‘vulnerabilidad política’ aumenta justamente su calidad de vulnerable al tener lugar central en la campaña demócrata.

Finalizando su mandato se estima que unos tres millones de migrantes que han sido encontrados en la frontera sur desde que asumió el cargo en enero de 2021 permanecen en EEUU, según cifras de la administración Biden. Pero la afluencia masiva de solicitantes de asilo en la frontera entre EEUU  y México ha afectado significativamente los recursos de migración estadounidenses. Recientemente, la Casa Blanca cambió su retórica hacia las ciudades santuario”, instándolas a cumplir con las autoridades encargadas de aplicar la ley con respecto a los migrantes que han cometido un delito. Y Biden ha adoptado un proyecto de ley fronterizo- ahora estancado- que habría endurecido significativamente las leyes de asilo e incluido una serie de otros temas de la agenda conservadora. “Durante demasiado tiempo, todos supimos que se había roto la frontera”, dijo Biden en enero en apoyo al proyecto de ley. “Ya es hora de arreglarla”.

La forja del presidente que busca la relección

En muchos aspectos, el cambio de Biden se alinea estrechamente con una posición anterior sobre la migración que mantuvo lo largo de su carrera  política. Durante décadas como senador estadounidense y en sus anteriores candidaturas presidencialesBiden mantuvo posiciones más centristas. Fue principalmente como reacción a las políticas de la administración Trump que Biden comenzó a adoptar posturas notablemente progresistas en materia de migración durante la campaña presidencial de 2020.

Al asumir el cargo, Biden emitió órdenes ejecutivas que pusieron fin a la construcción del muro fronterizo; sin embargo, en octubre 2023 ordenó reforzar “de inmediato” la construcción del muro fronterizo con México en una de las áreas donde más cruces de migrantes se registraron. La medida supone el primer gran uso del poder ejecutivo del Gobierno, que tuvo que levantar 26 leyes federales en la zona de Texas afectada, revocó la llamada prohibición musulmana, que prohibía viajar desde varios países de mayoría musulmana; ordenó a las agencias policiales que redujeran el grupo de migrantes indocumentados vulnerables al arresto, la detención y la expulsión; y elevó el límite máximo de reasentamiento de refugiados a 125.000 personas. La administración Biden también anuló el programa llamado “Permanecer en México”, que exigía que los solicitantes de asilo esperaran en México mientras sus casos eran revisados por los tribunales de inmigración estadounidenses, y puso fin al Título 42 instituido por Trump, la orden de salud pública que permitía la rápida expulsión de migrantes sin escuchar sus solicitudes de asilo, en la primavera de 2023.

Después de dar por terminado el Título 42, el gobierno volvió a su sección del código estadounidense de décadas de antigüedad, conocida como Título 8. Luego, la administración Biden implementó reglas nuevas y más estrictas que prohíben las solicitudes de asilo para los migrantes que pasaron por otro país en su camino para buscar asilo en los EE.UU. Si bien quedaron  exentos quienes reserven su cita online.

Sin embargo, de las 5.550 familias desgarradas en la gestión de Trump no todas se han reunificado  y todavía se encuentran  separadas a través de la detención y la deportación bajo la actual administración del presidente demócrata Biden, quien al asumir se había comprometido a terminar con las separaciones familiares y al inicio de su administración comenzó a reunir a algunas familias.

Las autoridades fronterizas detuvieron 1,3 millones de migrantes desde octubre a marzo. Aún más, Biden ha explorado una orden ejecutiva para limitar los cruces en la frontera sur. Si bien Biden extendió una rama de olivo a Trump, en su pedido  al expresidente que se uniera a sus esfuerzos para persuadir al Congreso de reconsiderar un acuerdo fronterizo bipartidistaTrump efectivamente echó por tierra toda posibilidad de aprobación conjunta. Aun así se espera que el jueves 9 de mayouna normativa del gobierno endurezca el actual sistema de migración.  La medida  propuesta permitiría a los funcionarios de migración rechazar rápidamente en cuestión de días a algunos migrantes para que no soliciten asilo en una etapa más temprana del proceso,  que actualmente puede llevar años,  si se determina que no son elegibles. Según trascendió, no se espera que la regulación, que aún necesitaría pasar por un periodo de evaluación pública, arroje una red más amplia de personas a las que se les restringiría la posibilidad de solicitar asilo.

El mensaje centrado en el repudio de la política migratoria de Trump ¿es un imán electoral eficaz?

Una encuesta publicada el jueves 25 de abril en el portal Axios realizada por The Harris Poll informa que la mitad de los estadounidenses (un 51%) apoya la deportación de migrantes. Los datos tienen un margen de error de 1,5 porcentuales  con un nivel de confianza del 95 por ciento.

La encuesta de 1.859 adultos estadounidenses que se identifican como republicanos fue realizada entre el 29 de marzo al 14 de abril de 2024. Según el sondeo, 68% de los republicanos apoyarían la medida de deportación masiva; en tanto  en menor medida los demócratas (42%) e independientes (46%). De acuerdo a un rango étnico56% de blancos a favor, seguido por 45% de latinos y 40 de los afroamericanos.

Las divergencias aumentan de acuerdo a la franja etaria. Los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) dan un fuerte respaldo de 60% a la deportación masiva; seguidos por la Generación X (1965-1981) con 53% a favor. La generación de los más jóvenes muestran menos apoyo: un 48% de los millennials (nacidos a  principios de los ’80 hasta finales de los ’90); y la Generación Z (nacidos a finales de los 90’ o inicios de los 2000) sólo – y no es menor- un 35 por ciento.

A la vez, la misma encuesta revela que una de las razones importantes de preocupación para el 58% de los  republicanos encuestados respecto a este tema está asentada que proviene de entornos étnicos que no les gusta; en tanto un 43%  la apoya circunscripta a las ciudades o estados de “santuario”.

Los guarismos señalan que los jóvenes republicanos son notablemente más moderados respecto a la migración que las personas de mayor edad de ese partido, y consecuentemente menos entusiastas respecto tanto a las narrativas políticas del Partido Republicano sobre el tema o del Partido demócrata para seducir su voto.

Solo el 33% de los republicanos de la Generación Z “fuertemente” acordaron que la migración ilegal es injusta para los inmigrantes que vienen legalmente, frente al 70% en las generaciones mayores.

Solo el 28% de la Generación Z asintió firmemente que el carácter de los migrantes es peor hoy que hace 50 años y el 63% dijo que la migración ilegal es un problema para las comunidades estadounidenses, en comparación con el 39% de los demócratas de la Generación Z. Y, el 61% de los republicanos de la Generación Z creen que la migración ilegal está vinculada a los picos de delitos, en comparación con el 45% de los demócratas de la Generación Z.

En tanto la encuesta muestra que los republicanos más jóvenes pueden no ser comprados por completo, entre las preocupaciones del electorado latino está la economía y el aumento en el costo de vida, un tema que Biden aborda con distinto tipo de programas que buscan generar alivios y oportunidades. Sin embargo, gran parte del mensaje de campaña de reelección del presidente se ha centrado en “salvar la democracia”, algo que parece lejano para la mayoría del electorado latino.

De acuerdo a The Hill , otro problema que Biden debe considerar es el crecimiento de Robert F. Kennedy Jr. Si el candidato que rompió con los demócratas aparece en las boletas electorales en estados cambiantes y decisivos como Nevada y Arizona puede convertirse en un factor que debilite a Biden en donde se define la elección. Equis Research, un grupo demócrata, reveló una investigación a principios de este mes que mostraba que Kennedy ganaba el apoyo de 1 de cada 5 votantes latinos.

AGB

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