El rey de España decidirá por primera vez entre dos candidatos para la investidura
Nueve rondas de consultas en nueve años de reinado. La proclamación de Felipe VI coincidió exactamente en el tiempo con la irrupción de Podemos en el tablero político y, por tanto, con el comienzo del fin del bipartidismo. La inestabilidad parlamentaria que se ha instalado desde entonces en el sistema español ha dado mayor protagonismo político que nunca a la figura del monarca, pero a partir de este lunes su papel dejará de ser una mera formalidad: será la primera vez que dos candidatos le pidan someterse a la investidura y la decisión quedará en sus manos.
Las conversaciones para la nueva investidura comenzaron este lunes a las 10.30 en el Palacio de la Zarzuela. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, trasladó el pasado viernes al rey una lista con siete formaciones políticas. Felipe VI se verá durante el día con Unión del Pueblo Navarro, con Coalición Canaria, con el Partido Nacionalista Vasco y con Sumar. Este martes lo hace con Vox, PSOE y PP. El rey no hablará ni con el Bloque Nacionalista Galego (BNG) ni con las fuerzas independentistas. Junts, Esquerra Republicana y EH Bildu han declinado participar en esta ronda.
La aritmética parlamentaria salida de las urnas arroja un escenario difícil para articular una mayoría de investidura, aunque no imposible, como demostró la negociación que tejió el PSOE con Junts y ERC para garantizarse la presidencia del Congreso. Pero si Pedro Sánchez quiere volver a ser presidente, coinciden todas las fuentes, las conversaciones que ya están en marcha serán todavía más difíciles: algunas líneas rojas ya están sobre la mesa en la que se verán los socialistas con los independentistas catalanes.
La disyuntiva de Felipe VI parte de una paradoja. Feijóo tiene hoy por hoy más apoyos asegurados que Pedro Sánchez. Cuenta con sus 137 diputados, los 33 de Vox y en principio el de CC y UPN: 172. Del otro lado, Sánchez cuenta con 152 síes fijos (los suyos y los de Sumar). Podría alcanzar los 164 si confirma los de EH Bildu, PNV y el del BNG. La única forma de alcanzar una mayoría absoluta o de superar los ‘noes’ en segunda vuelta es convencer a Esquerra Republicana y a Junts. Según fuentes del Gobierno, Sánchez comunicará al rey este martes que está en disposición de que le encargue la investidura y de buscar los apoyos necesarios para sacarla adelante al considerar que es “el único candidato posible”.
El problema es que a pesar de que el líder del PP tenga más apoyos atados para el martes, cuando hable con el rey, sus 172 apoyos son también su techo: no tiene capacidad de negociar con otras fuerzas políticas tras el portazo del PNV y la ruptura total de puentes con Junts. Sánchez, por su parte, demostró la semana pasada con la negociación de la Mesa del Congreso que tiene capacidad de negociar y alcanzar acuerdos no solo con ERC, más cercana, sino con la formación de Carles Puigdemont.
Ahí está el dilema al que se enfrentará Felipe VI, una decisión inédita en democracia. Hasta ahora, no se había dado una situación en la que dos candidatos acuden a la ronda de consultas con la intención de presentarse a la investidura. En tiempos de bipartidismo, los números nunca ofrecieron esta posibilidad. Solo hubo un precedente en el que esta situación se podría haber dado: después de las elecciones de 2015, tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez tenían opciones para pactar una investidura, pero el expresidente salvó entonces al rey del entuerto y decidió dejar a Sánchez que lo intentara. Fracasó y la repetición electoral dejó el camino libre a Rajoy para esta vez sí someterse a una investidura que consiguió en un segundo intento gracias a la abstención del Partido Socialista.
El PP insiste en que es Feijóo quien debe presentarse a la investidura y no es ni mucho menos descartable que el rey lo designe como candidato. En el partido defienden que Feijóo fue el ganador de las pasadas elecciones y aseguran que trasladará al rey que esos 172 apoyos lo sitúan en mejor posición que su rival para intentar vencer en esa votación. “Tiene las mismas oportunidades hoy que ayer, con una horquilla de respaldo de 171 o 172 escaños”, aseguró el viernes el presidente del Senado y aún dirigente del PP, Pedro Rollán, en una entrevista en Antena 3. Los barones del partido también están a favor de que se presente.
Feijóo tiene muy difícil arañar algún apoyo más a su cuenta, pero la votación del pasado jueves en el Congreso lo deja todavía más tocado. Cuca Gamarra, la candidata que propuso para presidir la Cámara Baja, obtuvo únicamente 139 apoyos, esto es, los de su propio partido más UPN y CC. Vox decidió a última hora votar a un candidato propio tras constatar que los populares no les dejarían un sitio en la Mesa del Congreso. Si bien el gesto de la extrema derecha parece más una muestra de enfado que una ruptura de las relaciones y en el PP están convencidos de que sí tendrán su apoyo en una eventual investidura, Santiago Abascal dejó el jueves en el aire su refrendo a una candidatura del líder conservador.
Aunque Feijóo fracasase en el intento, su paso adelante provocará que se active el reloj de las negociaciones entre el PSOE y los independentistas catalanes. La Constitución establece dos meses de margen entre la primera votación de investidura y la convocatoria de nuevas elecciones si ningún candidato consigue lograr los apoyos suficientes. Tras la ronda de esta semana, el rey anunciará su decisión y estará en manos de la presidenta del Congreso poner fecha a esa primera sesión, que dará comienzo a la cuenta atrás.
En esa decisión hay dos claves interesantes. La primera es la Diada, el 11 de septiembre. Una fecha esencial para las fuerzas independentistas catalanas. Es probable que si Sánchez sale designado como candidato en esta primera ronda esos partidos se nieguen a celebrar una votación de investidura en esos días. La otra clave es más prosaica: si la primera sesión se celebrase a mediados de septiembre y el proceso culminase en una repetición electoral, la próxima campaña electoral podría celebrarse en pleno periodo navideño.
Los socialistas, sin embargo, trabajan ahora mismo en un estado de optimismo tras la votación del jueves. “Sin prisa pero sin pausa”, es la consigna que lanzan en las filas del partido sobre las negociaciones que se pondrán en marcha a partir de ahora con el principal desafío de acercar a Esquerra Republicana y a Junts al ‘sí’. La decisión que tomó Junts la semana pasada ha sido recibida como una buena señal: están dispuestos a negociar. Es una diferencia esencial después de una legislatura en la que los de Carles Puigdemont decidieron no entrar en el bloque de partidos que sostuvieron al Gobierno en el Parlamento.
Durante la semana pasada, al calor de las negociaciones para la presidencia, esos partidos catalanes pusieron sobre la mesa la “desjudicialización” del conflicto, que incluso entró de forma ambigua dentro de los papeles que firmó ERC con el PSOE para sellar el acuerdo. Pero el viernes, los republicanos concretaron esa exigencia de cara a la investidura. “Se ha hablado de ley de amnistía, obviamente (...) No solo que (el PSOE) la deje tramitar, que eso es vital, que hasta ahora no ha pasado, sino que además vaya adelante”, dijo en una entrevista en RAC1 la diputada de ERC Teresa Jordà. Esa ley, aseguran, esa una “línea roja”.
Es por eso que desde Sumar también han apostado por el reconocimiento de un “conflicto político” en Catalunya que precisa de una “desjudicialización”. Así lo afirmó en público Yolanda Díaz el pasado jueves en unas declaraciones tras la votación de la Mesa del Congreso en las que afirmó que la ley de amnistía era una herramienta que tenía el visto bueno de juristas de “prestigio”, aunque sin entrar a valorar si esa es una vía que su fuerza política defiende como forma de facilitar la negociación con las fuerzas independentistas. La ley de amnistía no es solo una fórmula que facilite la vuelta de los líderes del procés que hoy están fuera de España sino que permitiría que muchos cuadros involucrados en el referéndum del 1-O pendientes de juicio pudieran evitar la cárcel.
Las primeras incógnitas se empezarán a resolver este lunes por la mañana con el inicio de la ronda de negociaciones de Felipe VI y una decisión que por lo pronto activará la cuenta atrás para una repetición electoral, que ser convertiría en la tercera en menos de una década. Todo apunta a que esta vez se podría evitar pero los puntos de partida de los actores son tan alejados que el diálogo volverá a poner a prueba la capacidad negociadora de los socialistas y también del independentismo catalán, hoy tan debilitado en las urnas como decisivo para la gobernabilidad del país.
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