Libertad, un asunto mal manejado por tres
Coopsol exporta más del 80% de su producción anual de miel a Europa. Desde La Banda, Santiago del Estero, esta cooperativa integrada por 170 familias productoras de miel ha desarrollado un modelo de negocios generador de rentabilidad para sus asociados y divisas para el país. ¿Cuál es la razón por la que un consumidor en un supermercado de Berlín elige el frasco de miel de Coopsol y no el que está en el estante de al lado?
1. Los panales de abeja están a 5 kilómetros de distancia de campos de cultivo extensivo (o sea, lejos del efecto de los agroquímicos).
2. La miel es unifloral, proviene del árbol de Atamisqui (la mayoría de las mieles que se comercializan son multiflorales).
3. La cooperativa tiene certificación Comercio Justo (se pagan precios equitativos a los productores, se prohíbe el trabajo infantil, se cuida el medioambiente… entre otras muchos principios).
Cuando un consumidor estira su brazo en una góndola de una ciudad alemana y agarra un frasco de miel de Coopsol, está eligiendo Comercio justo, cuidado del medio ambiente y un producto único y escaso.
A primera vista pareciera que Coopsol exporta miel, pero, mirando en profundidad, exporta diferenciales.
Edesur es una empresa privada de distribución de energía eléctrica que tiene a su cargo, por 95 años, la red eléctrica de la mitad sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipios del sur y sudoeste del área metropolitana. ¿Cuál es la razón por la que un consumidor de Villa Crespo, en la Ciudad de Buenos Aires, elige la energía distribuida por Edesur en lugar de la de su competencia? Respuesta: No puede elegir, a ese usuario el proveedor le viene dado. A primera, segunda y tercera vista, Edesur existe por su contrato de concesión.
Según la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés del mes de marzo pasado, entre 20 sectores, actores u organizaciones sociales de nuestro país, las pymes ocupan el segundo lugar en imagen positiva, solo precedida por la de los Científicos. Entre los 20 actores sobre los que se hace la encuesta no figuran las empresas de servicios públicos pero no es muy difícil proyectar calificación. Para importantes sectores de la economía (industria pesada, telecomunicaciones, servicios públicos, transportes, energía, entre otros) la exclusividad, el ser oferentes únicos o formar parte de un reducido y exclusivo grupo de proveedores, sigue siendo una condición sin la cual esas empresas no podrían existir.
Ocurre, por lo general, que las empresas que operan en dichos sectores difícilmente serían viables económicamente bajo una condición de libre competencia debido a la inversión de capital fijo que es necesario ¨hundir¨ para comenzar a operar. Seguramente no sería viable económicamente hacer un segundo tendido eléctrico en una zona donde ya existe uno.
Los negocios concentrados en pocas empresas también pueden tener su origen en barreras de entrada que esas mismas empresas supieron construir sin necesidad de un contrato de concesión. El ejemplo más notorio es el de la plataforma de comercio electrónico Mercado Libre. Si bien cualquiera podría abrir una plataforma que compitiera con MELI, su tamaño, participación de mercado y el grado de cautividad que ostentan sus clientes, desaniman cualquier intento de un potencial competidor.
Todas estas empresas basan su rentabilidad y crecimiento en el concepto de apalancamiento operativo: una vez hecha la inversión inicial y absorbido el costo de estructura, cada peso adicional de ventas genera un margen de contribución significativo. Esa estrategia impone el desarrollo de una importante “masa muscular”, tienen que ser “robustas” para alcanzar escala competitiva y “pesadas” para garantizar una posición dominante. De esa manera evitan que otras empresas puedan disputarles mercado. En este ámbito nacen, se desarrollan y crecen los sectores concentrados de la economía.
Que la miel de Coopsol sea unifloral, tenga el sello Comercio justo o se produzca en panales ubicados a cinco kilómetros de campos con agroquímicos son diferenciales que le permiten ser rentable hoy, pero más antes que después serán imitados por decenas de competidores. Las barreras de protección a su modelo de negocios que puede edificar Coopsol son nulas o casi nulas. Tarde o temprano deberá reinventarlo.
La palabra libertad suena bien. ¿Quién podría desconocer que la libre competencia lleva a quienes compiten a pensar en mejorar sistemáticamente sus ofertas y que eso, claro está, beneficia a los consumidores? Lo paradójico es que el juego de la libre competencia se juega en el terreno de las micro, pequeñas, medianas y la mayoría de las grandes empresas. Sin embargo las ¨grandes, robustas y pesadas¨ aquellas que conforman un infranqueable grupo de exclusividad, o en un extremo, son absolutamente exclusivas, juegan en otra liga. La liga en la que la oferta es la que impone las condiciones y a la demanda no le queda más remedio que comprar.
No es extraño entonces que las más de 600 mil pymes, como Coopsol, de nuestro país, ostenten el segundo puesto en la opinión pública en nuestra sociedad.
Detrás y delante de Coopsol y de la mayoría de las PyMEs de nuestro país hay mujeres y hombres que reinvierten cada recurso que generan en sus empresas, que sin acceso al crédito, afrontan las mismas cargas y obligaciones que las ¨robustas y pesadas¨, que cuando compran crean riqueza, cuando venden crean riqueza y cuando contratan crean riqueza. Mujeres y hombres reales que hacen nuestra real economía.
MS
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